Hechos 1:6-8
La iglesia puede ser definida como la reunión regular de creyentes en Cristo Jesús, los cuales se edifican mutuamente y se estimulan al amor y a las buenas obras, con el propósito de exaltar a Cristo y mostrar a las huestes celestiales la Gloria de Dios. Como vemos, esta definición contempla a la iglesia asociada con el carácter de Dios y más específicamente con la dignidad y Gloria del Señor Jesucristo, así que, cuando pensamos en la iglesia debemos procurar hacerlo en los términos de Dios y preservando siempre la manera en que Dios mismo la ha concebido.
Muchos han intentado sistematizar las enseñanzas al respecto de la iglesia, algunos con muy buenas intenciones han logrado presentar argumentos más que convincentes de lo que debería ser una iglesia en el ideal de Dios; sin embargo, en esta serie nos concentraremos en presentar cómo se ve la iglesia desde la perspectiva de la Biblia misma y más específicamente al observar el desarrollo de la iglesia desde su nacimiento y conformación hasta su consolidación y expansión en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Si queremos ver como debe funcionar la iglesia, no hay mejor lugar a donde mirar que a aquella compuesta por hombres y mujeres que caminaron al lado del Señor.
El libro de los Hechos es uno de los libros más importantes del Nuevo Testamento. Es el segundo volumen de un trabajo amplio desarrollado por Lucas,[1] y su propósito, como bien lo declara el autor, es presentar en orden los acontecimientos acerca de la vida de Jesús y la de los discípulos que continuaron con su obra. El libro pertenece al género narrativo y recopila el desarrollo de la historia de los apóstoles, desde la ascensión del Señor Jesucristo hasta los últimos viajes del apóstol Pablo. Es por eso que al considerar este libro, estamos dando una mirada cercana no solo a la vida de los apóstoles sino a cómo la iglesia fue tomando forma hasta convertirse en el cuerpo universal de creyentes que hoy conocemos.
Es cierto que al observar un libro del género narrativo se debe ser cuidadoso a la hora de convertir relatos en instrucciones universales, este es un principio interpretativo importante; sin embargo, una de las cosas llamativas del libro de los Hechos es que si bien los relatos no son un compendio dogmático, si son una ventana que nos deja ver los principios que estaban motivando cada práctica y la forma en que eran implementados. De la misma manera, el libro de los Hechos presenta en sus capítulos iniciales, lo que pudiéramos llamar una proto-iglesia, los patrones y elementos que se desarrollarían más adelante como las instrucciones precisas de las formas en que la iglesia está estructurada, debe ser dirigida y lo que debe caracterizar su dinámica. Así que en esta serie nos encargaremos de observar los principios que el libro de los Hechos nos provee como distintivos de una iglesia saludable y luego veremos como cada uno de ellos se desarrolla en el transcurso del Nuevo Testamento.
Veremos por tanto; la misión de la iglesia, la predicación, la comunión, la evangelización, la disciplina, el liderazgo y la expansión como distintivos importantes de la primera iglesia y por tanto principios que deben caracterizar una iglesia saludable en la actualidad.
Nos concentraremos hoy en el primer distintivo: La Misión de la Iglesia, y lo haremos en unos versículos bien conocidos Hechos 1:8.
Veremos así nuestro texto a la luz de los siguientes tres encabezados:
- El poder del Espíritu para cumplir la misión
- El carácter de la misión
- El alcance de la misión