Esto creemos
¿Por qué tener una confesión de fe?
Las confesiones de fe existen con el propósito de establecer lineamientos doctrinales y salvaguardar la integridad de la verdad y la sana doctrina. Son documentos de mucho valor que se han usado aún desde el tiempo mismo de los Apóstoles, cuando por medio de declaraciones de fe abreviadas se protegia la integridad de la enseñanza acerca de Cristo (1 Tim 3:16). Posteriormente, y ante las amenazas de las herejías del siglo II y que buscaban negar la deidad de Cristo, su doble naturaleza y la Trinidad misma, surgieron credos y declaraciones universales de fe que fueron vinculantes para toda la iglesia. También en el periodo de la reforma protestante, la iglesia consideró de vital importancia elaborar documentos sólidos que condensaran el consenso de la ortodoxia acerca de las doctrinas fundamentales, con el fin de promover la unidad, la enseñanza bíblica y proteger la sana doctrina.
Estas palabras de Charles Spurgeon resume muy bien este sentir:
“Este pequeño tomo [hablando de la confesión de fe de Londres de 1689] no se presenta como una regla autoritativa ni como un código de fe, sino como una ayuda en casos de controversia, una confirmación en la fe y un medio para edificación en justicia. En él los miembros más jóvenes de nuestra iglesia tendrán un conjunto resumido de enseñanzas divinas, y por medio de pruebas bíblicas, estarán preparados para dar razón de la esperanza que hay en ellos. No te avergüences de tu fe; recuerda que es el antiguo evangelio de los mártires, confesores, reformadores y santos. Sobre todo, es la verdad de Dios, contra la que las puertas del infierno no pueden prevalecer. Haz que tu vida adorne tu fe, haz que tu ejemplo adorne tus creencias. Sobre todo, vive en Cristo Jesús, y permanece en él, no creyendo ninguna enseñanza que no haya sido manifiestamente aprobada por él y sea propia del Espíritu Santo. Aférrate a la Palabra de Dios que aquí es explicada para ti.”—Charles Haddon Spurgeon (1834-1892)
Nuestra iglesia, en particular, reconoce la importancia de toda esta tradición y reconoce el valor de los documentos confesionales considerados históricos; sin embargo, con el ánimo de incluir en nuestra confesión de fe, temas de importancia contemporánea, al mismo tiempo que preservar la solidez bíblica por medio del uso de un lenguaje claro y comprensible; adoptamos la siguiente confesión de fe:
Creemos que la Santa Biblia fue escrita por hombres divinamente inspirados, y que es tesoro perfecto de instrucción celestial; que tiene a Dios por autor, por objeto la salvación, y por contenido la verdad sin mezcla alguna de error, que revela los principios según los cuales Dios nos juzgará; siendo por lo mismo, y habiendo de serlo hasta la consumación de los siglos, centro verdadero de la unión cristiana, y norma suprema a la cual debe sujetarse todo juicio que se forme de la conducta, las creencias y las opiniones humanas.
Creemos que hay un solo Dios viviente y verdadero, infinito, Espíritu inteligente, cuyo nombre es Jehová, Hacedor y Arbitro Supremo del cielo y de la tierra, indeciblemente glorioso en santidad; merecedor de toda la honra confianza y amor posibles; que en la unidad de la divinidad existen tres personas, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo iguales estos en perfección divina desempeñan oficios distintos, per que armonizan en la grande obra de la redención.
Creemos que el hombre fue creado en santidad, sujeto a la ley de su Hacedor; pero que por la transgresión voluntaria, cayó de aquel estado santo y feliz; por cuya causa todo el género humano es ahora pecador, no por fuerza sino por su voluntad; hallándose por naturaleza enteramente desprovisto de la santidad que requiere la ley de Dios, positivamente inclinado a lo malo, y por lo mismo bajo justa condenación a ruina eterna, sin defensa ni disculpa que lo valga
Creemos que la salvación de los pecadores es puramente por gracia; en virtud de la obra intercesoria del Hijo de Dios; quien cumpliendo la voluntad del Padre, se hizo hombre, exento empero de pecado; honró la ley divina con su obediencia personal; y con su muerte, dio plena satisfacción por nuestro pecados; resucitando después de entre los muertos, y desde entonces entronizóse en los cielos; que reune en su persona admirabilísima las simpatías más tiernas y las prefecciones divinas, teniendo así por todos motivos las cualidades que requiere un Salvador idóneo, compasivo, y omipotente
Creemos que la justificación es el gran bien evangélico que asegura Cristo a los que en él tengan fe; que esta justificación incluye el perdón del pecado, y el don de la vida eterna de acuerdo con los principios de la justicia; que la imparte exclusivamente mediante la fe en su sangre, y no
por consideración de ningunas obras de justicia que hagamos; imputándonos Dios gratuitamente su justicia perfecta por virtud de esa fe; que nos introduce
a un estado altamente bienaventurado de paz y favor con Dios, y hace nuestros ahora y para siempre todos los demás bienes que hubiéramos menester
Creemos que el evangelio a todos franquea los beneficios de la salvación; que es deber de todos aceptarlos inmediatamente con fe cordial, arrepentida y obediente; y que el único obstáculo para la salvación del peor pecador de la tierra es la depravación innata y voluntaria de este, y su rechazo del evangelio; repulsa que agrava su condenación
Creemos que para ser salvo el pecador debe regenerarse o nacer de nuevo; que la regeneración consiste en dar a la mente una disposición de santidad; que se efectúa por el poder del Espíritu Santo en conexión con la verdad divina en forma que excede a la comprensión humana, a fin de asegurar nuestra obediencia voluntaria al evangelio; y que la evidencia adecuada se manifiesta en los frutos santos de arrepentimiento, fe, y novedad de vida
Creemos que el arrepentimiento y la fe son deberes sagrados y gracias inseparables labradas en el alma por el Espíritu regenerador de Dios; por cuanto convencidos profundamente de nuestra culpa, de nuestro peligro e impotencia, y a la vez del camino de salvación en Cristo, nos volvemos hacia Dios sinceramente contritos, confesándonos con él e impetrando misericordia; cordialmente reconociendo, a la vez, al Señor Jesucristo por profeta, sacerdote y rey nuestro en quien exclusivamente confiamos como Salvador único y omnipotente
Creemos que la elección es el propósito eterno de Dios según el cual graciosamente regenera, santifica y salva a los pecadores; que siendo consecuente este propósito con el albedrío humano abarca todos los medios junto con el fin; que sirve de manifestación gloriosísima de la soberana bondad divina, infinitamente gratuito, sabio, santo e inmutable; que absolutamente excluye la jactancia, y promueve humildad, amor, oración, alabanza, confianza en Dios y una imitación activa de su misericordia; que estimula al uso de los medios en el nivel más elevado; que puede conocerse viendo los efectos en todos los que efectivamente reciben a Cristo; que es el fundamento de la seguridad cristiana; y que cerciorarnos de esto en cuanto personalmente nos concierne exige y merece suma diligencia de nuestra parte
Creemos que la santificación es un proceso
mediante el cual de acuerdo con la voluntad de Dios se nos hace partícipes de su santidad; que es obra progresiva; que principia con la regeneración; que la desarolla en el corazón del creyente por la presencia y poder del Espíritu
Santo, Sellador y Consolador en el uso continuo de los medios señalados, sobre todo la Palabra de Dios,y también el examen personal, la abnegación, la vigilancia y la oració
Creemos que sólo los que creen verdaderamente permanecerán hasta el fin; que su lealtad perseverante a Cristo es la mejor señal que los distingue de los que hacen profesión superficial; que una providencia especial vigila por su bien; y que son custodiados por el poder de Dios para la salvación mediante la fe.
Creemos que la ley de Dios es la norma eterna e invariable de su gobierno; que es santa, justa, y buena; que la única causa de incapacidad que las Escrituras atribuyen al hombre caído para no cumplirlas es su amor de pecado; que libertarnos de él y restituirnos mediante un Intercesor a la obediencia de la santa ley, es uno de los grandes fines del evangelio y también uno de los medios de gracia para el establecimiento de la iglesia visible.
Creemos que una iglesia visible de Cristo es una congregación de fieles bautizados; asociados mediante pacto en la fe y la comunión del evangelio; la cual practica las ordenanzas de Cristo; es gobernada por Sus leyes; y ejerce los dones, derechos y privilegios que a ella otorga la palabra del mismo; y cuyos oficiales bíblicos son el pastor, u obispo, y los diáconos; estando definidos los requisitos, derechos y obligaciones de estos oficiales en las epístolas de Pablo a Timoteo y a Tito
Creemos que el bautismo cristiano es la inmersión en agua, del que tenga fe en Cristo; hecha en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; a fin de proclamar, mediante bello emblema solemne, esta fe en el Salvador crucificado, sepultado y resucitado, y también el efecto de la misma fe, a saber, nuestra muerte al pecado y resurrección a una vida nueva; y que el bautismo es requisito previo a los privilegios de la relación con la iglesia y a la participación en la Santa Cena, en la cual los miembros de la iglesia por el uso sagrado del pan y el vino conmemoran juntos el amor por el que muere Jesucristo; precedido siempre de un examen personal serio del participante
Creemos que el primer día de la semana es el Día del Señor. o sea el Sabath cristiano; que debe ser consagrado a fines religiosos, absteniéndose el cristiano de todo trabajo secular y recreación pecaminosa, valiéndose con devoción de todos los medios de gracia privados, y públicos; y preparándose para el descanso que le queda al pueblo de Dios.
Creemos que el gobierno civil existe por disposición divina para los intereses y buen orden de la sociedad humana; y que debemos orar por los magistrados honrándolos en conciencia, y obedeciéndoles; salvo en
cosas que sean opuestas a la voluntad de nuestro Señor Jesucristo, único dueño de la conciencia, y príncipe de los reyes de la tierra
Creemos que hay una diferencia radical y de esencia entre el justo y el malo; y que sólo por medio de la fe son justificados en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, y santificados por el Espíritu de nuestro Dios y los justos son de Su estimación; todo aquel que sigue impenitente e incrédulo es mal y continúa dentro de la maldición; que tal distinción es tan real entre la vida actual del hombre como después de la muerte.
Creemos que se acerca el fin del mundo; que en el día postrero Cristo descenderá del cielo, y levantará los muertos del sepulcro para que reciban su retribución final; que entonces se verificará una separación solemne; que los impíos serán sentenciados al castigo eterno, y los justos al gozo sin fin; y que este juicio determinará para siempre, sobre los principios de justicia, el estado final de los hombres en el cielo, o en el infierno.
Nuestros distintivos
Predicamos el Evangelio
Creemos que la predicación debe obedecer a una teología bíblica consistente y a una interpretación sana, de manera que el mensaje central en la predicación sea consecuente con el mensaje central de las Escrituras, y este mensaje no es otro que el de Cristo y este crucificado. (1 Co 2:2; Jn 5:39; Lc. 24:27)
Vivimos el Evangelio
Creemos que la Iglesia promueve la gloria de Cristo y el amor fraternal través de la reunión como asamblea en el día del Señor (Heb 10:25), el partimiento del pan (Cena del Señor), la misericordia con los necesitados y la comunión unos con otros. (Hch 2:46-47; Jn 13:35-37)
Cantamos el Evangelio
Creemos que los cantos desempeñan un papel de vital importancia en la Iglesia y que a menudo en la biblia son usados para recordarnos verdades bíblicas que son esenciales de modo que siempre estén presentes en nuestra mente y meditadas en nuestro corazón. (Ef, 5:19; Col 3:16)
Anunciamos el Evangelio
Creemos que la Iglesia debe anunciar y extender el mensaje del evangelio y que esta labor va más allá de lo que sucede en un recinto. Se trata de hacer discípulos, de dar a conocer el mensaje a los perdidos y cumplir con el mandato de la Gran Comisión. (Mt 28:19; Hch 1:8)
Nuestros servicios están distribuidos en la semana de la siguiente manera:
Miércoles: Servicio de oración
Hora: 7:00 pm
En este servicio la iglesia se reúne para orar. Durante dos horas nos dedicamos a la oración corporativa, por las peticiones de los hermanos y por los propósitos generales de la iglesia. También tenemos un tiempo de cantos y adoración, así como una predicación devocional de la Palabra de Dios; generalmente orientada a la vida de oración.
Domingo: Servicio de adoración
Hora: 9:00 am
Este es nuestro servicio dominical de celebración. Iniciamos con un espacio de enseñanza y estudio bíblico dirigido a temas doctrinales y de vida cristiana al que denominamos escuela dominical. Seguidamente, nos reunimos como iglesia para adorar al Señor, orar y tener comunión con nuestros hermanos, así como el ser expuestos a la predicación expositiva, generalmente consecutiva, de las Escrituras. Es muy importante para nosotros el poder reunirnos el primer día de la semana como cumplimiento al cuarto mandamiento establecido por el Señor acerca del día de reposo.
Creemos que la adoración es un elemento vital en la vida de la iglesia y que es más que música; sin embargo, consideramos la manera en que los cantos hacen parte del tributo en alabanza que damos a nuestro Dios (Salm 98-100).
Entendemos que algunos hermanos optan por una liturgia en la que no se emplean muchos instrumentos o ninguno en algunos casos, otros entienden que existe libertad para incorporar toda clase de ritmos y sonidos; sin embargo, nosotros creemos, en efecto, que la sobriedad y la solemnidad son importantes al momento de dirigirnos a Dios en alabanza y que eso no necesariamente excluye el uso de instrumentos de sonido moderado. Así qué, tenemos una liturgia «contemporánea» donde gobiernan las canciones centradas en Cristo y bíblicamente consistentes en sus letras. Buscamos que los cantos no sean extravagantes ni llamativos en sobremanera de tal modo que predomine el canto de la congregación que al fin de cuentas es el mejor instrumento a la hora de cantar, esto con el propósito de enseñarnos y exhortarnos unos a otros con las palabras de Cristo (Col 3:16).
Somos conscientes que hay un enorme debate al respecto de esto. Creemos que la biblia en sus escritos originales es sin error alguno, peor entendemos que al momento de traducirse a nuestros idiomas es imposible que contemos con una versión que sea perfecta.
En nuestra iglesia usamos mayormente la Nueva Biblia de las Américas.
Nos encanta poder responder esta pregunta. Sabemos de los muchos abusos que se cometen hoy en nombre de Dios y muchos de estos abusos están asociados al dinero.
Nuestra iglesia cuenta con un comité de finanzas compuesto por tres miembros de la iglesia actualmente; un tesorero y dos veedores. Estos se encargan de contar el dinero que ingresa por concepto de ofrenda y disponerlo de acuerdo a las exigencias del presupuesto. Ellos también deben presentar un informe trimestral de gastos e ingresos a la congregación y al final de año un informe detallado de toda la actividad de cada año así como las propuestas y análisis de presupuesto para el año próximo. El dinero de la iglesia NO es administrado por el pastor ni por algún miembro de su familia y las disposiciones de gastos dependiendo de su magnitud se hacen con el apoyo de toda la congregación.
El comité de finanzas es también el encargado del record de contabilidad y las obligaciones correspondiente a las exigencias del gobierno de Colombia.
Dentro de los gastos que asume la iglesia se encuentran; el pago de las facilidades (arriendo de local), el sostenimiento del pastor, pago de servicios, gastos de papelería, ayuda y misericordia, entre otras disposiciones.
Nosotros creemos por el testimonio de la Palabra de Dios, que solo deben ser bautizados los creyentes (Hec 2:38; Rom 6) por lo que es necesario que el aspirante sea discipulado (usted puede escribirnos en el formulario de abajo si ese es su interés) y enseñado al respecto de nuestros distintivos como iglesia, así como dar testimonio ante la congregación de su fe; después de lo cual será bautizado por inmersión y en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mt 28:19)