Creo que todos estamos de acuerdo en que tener conversaciones difíciles es uno de los desafíos más significativos que encontramos en las relaciones, especialmente si estas involucran una confrontación que pone a prueba la credibilidad de una o de otra parte y la razón por la que esto es así, es porque en la medida que nos aproximamos a estos “encuentros difíciles” más aumentan en nuestra mente las imágenes de los posibles escenarios: ¿y si me rechazan? ¿Y si no acepta lo que le digo? ¿Y si la situación se sale de control?
Estoy seguro de que también estaremos de acuerdo con que, en la mayoría de las ocasiones, la manera en que estas cosas se resuelven suele ser mejor de lo que imaginamos, ¡y que alivio cuando es así! Sin embargo, ¿qué hacer cuando el escenario empeora y la situación se sale completamente de nuestro alcance y control? ¿Qué pasa cuando el encuentro no sale según lo planeado?
La historia que hasta ahora hemos estado siguiendo en el libro de éxodo nos ha llevado por varias etapas: el pueblo de Dios llegando a Egipto como una pequeña familia, luego lo vemos crecer hasta hacerse numeroso.
Lo que como consecuencia hace que Faraón lo someta a esclavitud. Vemos que Dios llama a un libertador escogido desde la niñez y preparado en el desierto para sacar al pueblo de dicha esclavitud y llevarlo a la tierra prometida, pero tal libertador estaba lleno de dudas y tiene que ser convencido por Dios luego de múltiples señales. Finalmente, el momento ha llegado y la confrontación entre el libertador, Moisés, que funciona con el portavoz de Dios, y Faraón, el rey tirano que esclavizado al pueblo va a tener lugar.
Este es el inicio de una nueva sección en el libro que va hasta Éxodo 7:7 en la que vemos como el aparente fracaso de Moisés para convencer a Faraón, da lugar a la intervención de Dios por medio de señales milagrosas que revelan su poder por encima de los dioses de Egipto.
La porción que consideraremos nos muestra que, aunque los planes de Dios en ocasiones parecen fracasar, estos nunca serán arruinados y él usará esos aparentes fracasos para fortalecer la fe y la confianza de los que creen en Él.
El texto sigue una estructura sencilla: primero vemos a Moisés reunirse con los ancianos, según lo que Dios le había dicho y teniendo el favor de ellos. Luego vemos el encuentro con Faraón y su endurecimiento tal como Dios lo había anticipado y al final venía de nuevo a Moisés reunido con los ancianos, pero esta vez frustrado por ver qué los planes no habían salido según lo acordado, aunque Dios seguía estando en control.
Y es esta distribución la que tomaremos para dividir nuestro sermón en la mañana de hoy:
- Los planes de Moisés saliendo según lo acordado (Éx 4:29-31)
- Los planes de Faraón saliendo según su maldad (Éx 5:1-21)
- Los planes de Dios saliendo según su soberanía (Éx 5:22-23)