Devocional para el 7 de febrero

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Versículo base: “Y aconteció después de estas cosas que el copero y el panadero del rey de Egipto delinquieron contra su señor.” (Génesis 40:1)

La esperanza a veces llega envuelta en los momentos más inesperados. José, el soñador vendido, el mayordomo íntegro encarcelado injustamente, no sabía que Dios estaba tejiendo un plan más grande que su dolor.

En nuestros devocionales anteriores, vimos cómo José pasó de ser el hijo favorito, odiado por sus hermanos, a esclavo en Egipto. Luego, en casa de Potifar, mostró una integridad extraordinaria que lo llevó a la cárcel. Pero Dios nunca abandona a los suyos.

La prisión no era el final de José, sino el lugar donde Dios comenzaría a preparar su más grande obra. Dos prisioneros especiales – el copero y el panadero del faraón – llegan junto a él. No por casualidad, sino por providencia divina.

Notemos algo crucial: incluso en la prisión, José no se hunde en la autocompasión. Su carácter sigue intacto. Cuando ve a sus compañeros de prisión afligidos, no los ignora. Pregunta. Se interesa. Su primera pregunta no es sobre su propia injusticia, sino sobre el estado de ellos: “¿Por qué tienen hoy mal semblante?”

Es un detalle pequeño pero revelador. José podría estar amargado, podría estar hundido. Pero mantiene su capacidad de empatía, su disposición a servir. Aun en la prisión, sigue siendo quien Dios lo ha llamado a ser.

Los sueños de estos prisioneros no son casuales. Son la puerta que Dios está abriendo para José. Cada detalle, cada momento, está siendo orquestado por una mano divina que ve más allá de lo inmediato.

Tres verdades bíblicas:

  1. Dios está trabajando aun cuando no lo vemos. La prisión no era una interrupción del plan de Dios, era parte del plan. José no era un prisionero olvidado, era un hijo siendo preparado para un propósito mayor. Eso es la disciplina del Señor en la vida de sus hijos, momentos de soledad o dolor que Dios usa para formar su carácter en nosotros.
  2. El carácter se forma en las pruebas, no se destruye. José no permitió que la injusticia lo amargara. Seguía siendo compasivo, servicial, atento a los demás. Su identidad no dependía de sus circunstancias, sino de su relación con Dios. Muchas veces queremos vengar nuestro dolor en las relaciones con otros. Todos conocemos a alguien que decidió nunca más tener amigos porque un día le traicionaron. Eso es tirano, es castigar a alguien que no ha cometido injusticia en lugar de otro que tal vez ni siquiera es consciente de lo que ocasionó. Que haber sufrido antes no te prive de relacionarte, amar y servir a otros ahora.
  3. Cada detalle tiene un propósito en el plan divino. Uno pensaría en todo esto como una serie de eventos fortuitos: hombres llevados a la misma celda que José, que tienen un sueño, que José puede interpretar, en fin… Así trabaja el Señor, a través de las cosas que consideramos triviales. Él está reinando en cada acción y momento de nuestras vidas y eso debe traer mucha paz a nuestros corazones.

Señor, enséñanos a ver más allá de nuestras circunstancias. Que nuestra confianza no dependa de lo que vemos, sino de quien somos en Ti.

Lecturas del plan para hoy:

Génesis 40, Marcos 10, Job 6, Romanos 10.

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Jacobis Aldana, pastor Iglesia Bíblica Soberana Gracia

Sobre el autor de este devocional diario

Este devocional es escrito y narrado por el pastor Jacobis Aldana. Es licenciado en Artes Teológicas del Miami International Seminary (Mints) y cursa una Maestría en Divinidades en Midwestern Baptist Theological Seminary; ha servido en el ministerio pastoral desde 2011, está casado con Keila Lara y es padre de Santiago y Jacobo.