Versículo base: “Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, de cierto lo menospreciarían.” (Cantares 8:7, NBLA)
El amor que ninguna agua puede apagar
¿Alguna vez has intentado encender una fogata en un día lluvioso? Por más que protejas la llama, las gotas persistentes amenazan con extinguirla. Se requiere un cuidado constante para mantenerla viva. Esta imagen nos ayuda a entender la profundidad del versículo de hoy: un amor tan poderoso que ni siquiera las fuerzas más implacables de la naturaleza pueden sofocarlo.
Entendiendo el pasaje
Cantares, también conocido como el Cantar de los Cantares, es un libro único en las Escrituras que celebra el amor romántico y la intimidad física dentro del pacto matrimonial. El libro se desarrolla en tres etapas claramente distinguibles: el cortejo inicial lleno de anhelo y descubrimiento, la celebración gozosa de la boda, y finalmente la vida matrimonial con sus complejidades y desafíos. Nuestro versículo aparece en esta última etapa, después de que la pareja ha enfrentado periodos de ausencia, malentendidos y reconciliación.
Esta declaración representa la culminación de su historia de amor. La Sulamita proclama que su amor es inextinguible – ninguna inundación podría apagarlo, ninguna riqueza podría comprarlo. Esta no es una afirmación sobre emociones pasajeras o atracción superficial, sino sobre un compromiso inquebrantable que ha sido probado y fortalecido a través de las dificultades. Este tipo de amor refleja el carácter del amor divino: permanente, incondicional y sacrificial. No es casualidad que los profetas y apóstoles utilizaran frecuentemente la metáfora matrimonial para describir la relación entre Dios y su pueblo, y entre Cristo y su iglesia.
Tres verdades bíblicas
- El amor verdadero trasciende las emociones El amor que describe este pasaje va mucho más allá de los sentimientos cambiantes. No es un amor condicionado por las circunstancias. Cuando atraviesas temporadas difíciles con tu cónyuge, cuando la emoción inicial se desvanece, cuando surgen conflictos inevitables, es este amor compromiso el que sostiene la relación. Reevalúa hoy cómo estás amando: ¿estás basando tus acciones en emociones pasajeras o en una decisión firme de amar incluso cuando no sientes deseos de hacerlo? El amor que permanece es aquel que elige amar incluso en la adversidad.
- La intimidad física pertenece exclusivamente al pacto matrimonial Cantares celebra sin vergüenza la belleza de la intimidad sexual, pero siempre dentro del contexto del matrimonio. Este libro deja claro que Dios diseñó la sexualidad como un regalo precioso para ser disfrutado en el marco protector del compromiso matrimonial. Cada acto de intimidad fuera de este pacto distorsiona gravemente el propósito divino y daña la imagen de la relación entre Cristo y su iglesia. Uno de los ataques mas frontales de este mundo al diseño de Dios es por medio de la sexualidad bíblicamente concebida, mantén firme la convicción de que la intimidad física encuentra su máxima expresión y significado solo dentro del matrimonio, como Dios lo diseñó.
- El matrimonio refleja la relación entre Cristo y su Iglesia Pablo afirma en Efesios 5:32 que el matrimonio es un “misterio profundo” que señala hacia Cristo y la Iglesia. Las etapas de Cantares – cortejo, boda y vida matrimonial – reflejan de manera asombrosa nuestra relación con Cristo. Él nos corteja con su amor paciente, celebra su unión con nosotros, y permanece fiel incluso cuando nosotros no lo somos. La declaración de que “las muchas aguas no podrán apagar el amor” encuentra su cumplimiento perfecto en Cristo, cuyo amor por su iglesia ni siquiera la muerte pudo extinguir. Cuando cultivas un matrimonio que refleja este amor sacrificial, estás proclamando el evangelio de manera visible.
Reflexión y oración
Cantares nos invita a valorar el amor matrimonial como un reflejo tangible del amor de Dios. Nos recuerda que el amor verdadero no es primordialmente un sentimiento sino un compromiso que persevera a través de cada desafío, que encuentra su expresión más plena dentro del pacto matrimonial, y que tiene el poder de mostrar al mundo un atisbo del amor inquebrantable de Cristo por su Iglesia. Este amor no puede ser ahogado por las aguas de la tribulación ni comprado con todas las riquezas del mundo.
Padre celestial, te agradezco por el regalo del amor matrimonial que refleja tu amor perfecto. Quiero orar por los matrimonios hoy, pero también por los solteros, para que ambos puedan comprender la belleza de este sagrado vínculo. Permítenos poder celebrar el amor y disfrutar de lo que tu nos has dado como regalo, sabiendo que es una de las maneras en las que reflejamos la relación tuya con tu pueblo. Que al amarnos podamos ver la belleza de tu amor y desear el día en que estemos contigo para siempre. Amén.
