Versículo base: «Y se me dijo: Levántate y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él. Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos pisotearán la ciudad santa cuarenta y dos meses.» (Apocalipsis 11:1–2)
El testimonio que el mundo no puede apagar
Apocalipsis 11 reclama una lectura cuidadosa por la carga de símbolos que tiene y porque es desafiante a nivel interpretativo. Estamos en la segunda parte del interludio que comenzó en el capítulo 10, y ahora vemos cómo se vive esa misión que Juan recibió al comerse el librito: una misión que sabe dulce al principio, pero que deja un peso en el alma. Aquí, la iglesia se convierte en testigo de la Palabra de Dios, con todo lo que eso implica.
Entendiendo el pasaje
El pasaje comienza con una orden a Juan para medir el templo, el altar y a los adoradores. Tenemos varios caminos para interpretar esta referencia al templo. Por un lado, podría referirse al templo que existía en los tiempos del Señor, pero eso implicaría asumir una fecha para la escritura de Apocalipsis antes del año 70 D.C., lo cual es poco probable. Por otro lado, puede referirse a la construcción de un templo futuro, pero esto sería confuso para la audiencia original toda vez que no se ha hecho todavía ninguna mención a dicha reconstrucción. Nos queda el camino de verlo como una referencia al pueblo de Dios.
Siguiendo la teología del Nuevo Testamento, la iglesia es presentada como un templo en varios textos. Pablo dice: «¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?» (1 Corintios 3:16). También escribe: «¿O no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que está en ustedes?» (1 Corintios 6:19). Pedro añade que somos «como piedras vivas, siendo edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo» (1 Pedro 2:5). Pablo desarrolla esta imagen en Efesios 2:20-22, describiendo cómo somos «edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular, en quien todo el edificio, bien ajustado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor».
Para los primeros lectores del siglo I, cuyo templo físico había sido destruido por Roma, esta visión proclamaba que Dios no había abandonado a su pueblo. Al contrario, seguía habitando en medio de su iglesia. La medición simboliza cuidado y protección divina. Dios delimita lo que le pertenece. Sin embargo, se le dice a Juan que no mida el patio exterior, porque ha sido entregado a los gentiles para que lo pisen. La iglesia, como templo de Dios, está protegida espiritualmente, pero su parte visible será afligida.
Luego aparecen los dos testigos, que representan el testimonio profético de la iglesia. Dos es el número mínimo requerido para un testimonio válido según la ley. Son descritos como olivos y candelabros, ungidos por el Espíritu y luz en la oscuridad. Su poder recuerda al de Moisés y Elías, mostrando que su mensaje está respaldado por toda la Palabra de Dios. Pero cuando cumplen su misión, la bestia los mata. El mundo celebra, creyendo que ha silenciado la voz de Dios. Pero sigue el patrón de Cristo: rechazo, muerte y glorificación.
Tres verdades bíblicas
- Dios protege la identidad espiritual de su pueblo, aunque su experiencia terrenal sea difícil La orden de medir el templo interior pero no el patio exterior revela una distinción importante. Lo que realmente importa —la relación con Dios, la identidad como su pueblo— está bajo su cuidado directo. Pero la experiencia visible, lo que el mundo puede tocar y pisotear, enfrentará oposición. Esto explica por qué puedes experimentar sufrimiento y dificultades sin que eso signifique que Dios te ha abandonado. Tu verdadera identidad está segura en él.
- El testimonio cristiano requiere la validación de la Palabra completa, no experiencias aisladas Los dos testigos tienen el poder de Moisés (la Ley) y Elías (los Profetas), representando toda la revelación de Dios. Su testimonio no se basa en opiniones personales o experiencias subjetivas, sino en la autoridad de la Escritura completa. Tu testimonio como cristiano debe estar fundamentado en toda la Palabra de Dios, no en fragmentos selectos que te resulten cómodos. Solo así tendrás la autoridad espiritual que estos testigos demuestran.
- La aparente derrota del pueblo de Dios es temporal y precede a su vindicación Los testigos son asesinados y el mundo celebra por tres días y medio, enviándose regalos como si fuera una festividad. Pero Dios los resucita y los lleva al cielo mientras sus enemigos observan. Este patrón refleja la experiencia de Cristo y se repite en la historia de la iglesia. Cuando veas que la maldad parece triunfar y que los valores cristianos son ridiculizados, recuerda que esta celebración del mundo es prematura. La vindicación de Dios llegará, y su justicia será evidente.
Reflexión y oración
Este mundo celebra el silencio de los profetas De Dios como una victoria. Para ellos, entorpecer el mensaje De la Iglesia es un logro, pero este capítulo afirma que la voz de la iglesia no será apagada. Puede ser perseguida, puede parecer derrotada, pero su misión y su destino están en las manos de Aquel que reina.
Señor, gracias porque mi identidad verdadera está segura en ti, aunque mi experiencia terrenal sea difícil. Ayúdame a basar mi testimonio en toda tu Palabra, no en mis preferencias. Dame paciencia para esperar tu vindicación cuando el mundo parezca celebrar la derrota de tus valores. Que mi vida proclame tu reino con la autoridad que viene de tu Espíritu. Amén.