Devocional para el 19 de junio

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Versículo base: «Y oí una gran voz del cielo que decía: “He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios”» (Apocalipsis 21:3, NBLA)

El jardín restaurado

Ayer fuimos testigos de la erradicación final y absoluta de todo mal: Satanás, la muerte y el Hades son lanzados al lago de fuego. Con el juicio terminado y el lienzo de la historia limpio, Juan nos muestra que el fin de la era del pecado es el verdadero principio de la era de la gloria. Y lo que vemos aquí es la culminación de un plan que Dios trazó desde la primera página de la Biblia.

Apocalipsis 21 no es una fantasía lejana, es el destino final para el cual fuimos creados en el primer Edén y redimidos en la cruz. Es la respuesta a cada anhelo de nuestro corazón por un hogar, por paz, por justicia y por una comunión perfecta con nuestro Creador. Estamos contemplando el Nuevo Edén, el jardín restaurado en toda su gloria.

Entendiendo el pasaje

La visión comienza con “un cielo nuevo y una tierra nueva”, cumpliendo la promesa profética de Isaías 65:17. Este es el Nuevo Edén: una creación totalmente renovada, purificada por fuego y restaurada a una gloria aún mayor que la original. La “santa ciudad” que desciende del cielo es el regalo que Dios nos trae, no nosotros, “preparada como una esposa ataviada para su marido”, conectando con las bodas del Cordero.

Pero el corazón de esta visión está en el versículo 3: “He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres.” Esta declaración es el resumen de toda la Biblia: el pueblo de Dios en el lugar de Dios bajo la presencia y el gobierno de Dios. Para entender la magnificencia de esto, debemos seguir el viaje la pista de lo que significa la presencia de Dios a través de la historia.

En el Edén, Dios caminaba con Adán y Eva. La comunión era directa, sin velos. En el desierto, después del pecado, Dios ordenó construir el Tabernáculo, una especie de “Edén portátil” para morar en medio de su pueblo, pero Su presencia estaba velada y el acceso era restringido. En Cristo, “el Verbo se hizo carne, y habitó (literalmente, hizo tabernáculo) entre nosotros”, y pudimos ver Su gloria de manera personal. Pero la serpiente y el pecado aún estaban presentes. Ahora, en la Nueva Jerusalén, llegamos a la consumación: ya no hay velos, ni restricciones. La presencia de Dios es completa, directa y llena toda la creación.

Tres verdades bíblicas

  1. Tus lágrimas no son eternas, pero la consolación de Dios sí “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor.” Qué promesa tan maravillosa. Todo el dolor que experimentamos aquí, la tristeza, la soledad, el mal, todo un día no será más.Él mismo nos consolará. El dolor que cargas hoy es temporal, pero Su consolación es eterna. Las consecuencias de la maldición de Génesis 3 serán eliminadas para siempre.
  2. No necesitas templos porque tienes acceso directo a Dios “No vi en ella templo, porque el Señor Dios Todopoderoso y el Cordero son el templo de ella.” En esta vida, a veces sentimos que Dios está distante, que hay que hacer muchos esfuerzos para acercarnos a él. Pero un día le veremos cara a cara, nuestra comunión con Él será directa. Ya no habrá barreras, distancias o intermediarios.
  3. Tu ciudadanía está en esta ciudad, no en este mundo Las puertas de la ciudad nunca se cierran, símbolo de paz y seguridad perfectas, pero nada impuro entrará jamás. Al igual que el Edén y el Tabernáculo en el desierto, la santidad es la atmósfera de nuestro hogar eterno. Cristo nos ha dado ciudadanía en esta ciudad donde la presencia de Dios es la fuente de todo: luz, gozo, vida y paz. Esto debe afectar cómo vives hoy: como un ciudadano del cielo que está temporalmente de paso en la tierra.

Reflexión y oración

El plan de Dios desde Génesis hasta Apocalipsis revela Su fidelidad inquebrantable. No abandonó Su propósito original para la humanidad cuando pecamos en el Edén. A través del Tabernáculo, la Encarnación, y finalmente la Nueva Jerusalén, Dios ha estado cumpliendo Su plan de morar con nosotros. Veamos que cada anhelo profundo de nuestro corazón encuentra su respuesta en esta visión gloriosa.

Padre eterno, te adoramos por tu fidelidad inquebrantable a través de toda la historia. Gracias por no abandonar tu plan original cuando pecamos, sino por redimirnosm para asegurarnos un lugar en este Nuevo Edén. Ayúdanos a vivir hoy como ciudadanos del cielo, anhelando más tu presencia que las comodidades de este mundo. Consuela nuestros corazones recordándonos que nuestras lágrimas no son eternas, pero tu amor sí. Que esta esperanza nos dé fortaleza para perseverar hasta que te veamos cara a cara. En el nombre de Jesús, amén.

*Lecturas del plan para hoy:

Deuteronomio 24, Salmos 114-115, Isaías 51, Apocalipsis 21

*Este devocional está basado en el plan de lecturas de Robert Murray M'Cheyne

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Jacobis Aldana, pastor Iglesia Bíblica Soberana Gracia

Sobre el autor de este devocional diario

Este devocional es escrito y narrado por el pastor Jacobis Aldana. Es licenciado en Artes Teológicas del Miami International Seminary (Mints) y cursa una Maestría en Divinidades en Midwestern Baptist Theological Seminary; ha servido en el ministerio pastoral desde 2011, está casado con Keila Lara y es padre de Santiago y Jacobo.