Devocional para el 22 de junio

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Versículo base: «En mi corazón he atesorado Tu palabra, para no pecar contra Ti. Bendito Tú, oh Señor; enséñame Tus estatutos» (Salmo 119:11-12, NBLA)

Un cántico a la Palabra de Dios

La Biblia está llena de pasajes asombrosos, algunos lo son por su profundidad teológica, por su carácter esperanzador o por el dramatismo de la historia que cuentan, pero este salmo es especial. Es asombroso por su belleza, por su contenido y por el tema: un poema que elogia la Palabra de Dios. Pude haber escogido cualquier pasaje para la reflexión devocional de hoy y habría sido tan rico como este, y yo espero que si eres alguien que está buscando motivación para la lectura diaria de las Escrituras, el Señor use este texto para traer aliento y estímulo.

Entendiendo el pasaje

El Salmo 119 es una obra maestra literaria sin precedentes en las Escrituras. Con sus 176 versículos, es el capítulo más largo de la Biblia, pero lo que realmente lo hace extraordinario es su estructura. Es un acróstico hebreo donde cada estrofa de ocho versículos comienza con una letra consecutiva del alfabeto hebreo, desde Alef hasta Tav. Esta no es solo una demostración de habilidad poética; es una declaración teológica de que la Palabra de Dios es completa, de la A a la Z, abarcando toda la realidad humana.

Los versículos que leemos hoy pertenecen a la segunda estrofa, la sección «Bet», donde el salmista establece principios fundamentales sobre cómo debe relacionarse el creyente con las Escrituras. El verbo «atesorar» en hebreo es «safan», que significa esconder algo valioso para protegerlo. No es simplemente memorizar versículos, sino guardar la Palabra como un tesoro que influye en cada decisión. Ahora bien, este salmo no es solo literatura; es el clamor de alguien que ha descubierto que la vida plena solo se encuentra cuando cada aspecto de nuestra existencia está alineado con la revelación divina.

Tres verdades bíblicas

  1. La Palabra de Dios es el insumo para una vida santa Algunas personas que batallan con el pecado se esfuerzan en abandonar hábitos y crear nuevos, y eso está bien, pero el problema del pecado es esencialmente ausencia de un deseo por Dios. Rápidamente buscamos cómo llenar ese espacio y lo hacemos de manera ilícita. La Palabra de Dios nos lleva al conocimiento del Señor y eso tiene un efecto directo en nuestra lucha con el pecado. No es magia; es que cuando tu corazón está lleno de la verdad de Dios, hay menos espacio para las mentiras del mundo. Si estás batallando con pecado en tu vida, comienza a cultivar la disciplina de la lectura diaria de las Escrituras y pide al Señor que te ayude a atesorarla en tu corazón.
  2. El Señor nos ayuda a entender su propia revelación La Biblia no es un libro de mensajes encriptados, pero sus verdades solo pueden ser asimiladas con la ayuda del Espíritu Santo. Nuestra oración debe ser que el Señor nos ayude a entender su Palabra. No leer por leer. Eso puede ser de muchas formas: una de ellas es nuestra lectura personal, pero también por medio de los dones que ha dado a la iglesia para que su verdad sea enseñada con claridad. Cuando abras tu Biblia cada mañana, comienza pidiendo al Espíritu que ilumine tu entendimiento. Y pidamos también por los que nos enseñan la Biblia para que puedan hacerlo con claridad y fidelidad.
  3. Toda nuestra vida debe ser guiada por la Palabra de Dios A menudo las personas buscan guía para su vida de distintas fuentes: sueños, nuevas revelaciones o experiencias pasadas, pero nuestra fuente más fiable de dirección para la vida y la piedad es la Biblia. En Cristo, tenemos la revelación completa y suficiente de Dios. Debemos ser enérgicos en rechazar todo aquello que se venda como novedoso o definitivo si no se alinea con la Palabra de Dios. Esto no significa que Dios no pueda hablarnos de otras maneras, sino que todo debe ser filtrado y confirmado por las Escrituras. Tu trabajo, tus relaciones, tus decisiones financieras, todo debe pasar por el filtro de lo que Dios ya ha revelado en su Palabra.

Reflexión y oración

La Palabra de Dios no es solo información; es el medio por el cual el Espíritu Santo forma a Cristo en nosotros. Cuando la atesoramos en el corazón, se convierte en la brújula que nos mantiene en el camino de la santidad. El salmista no solo conocía las Escrituras; las había interiorizado hasta el punto de que influían en cada pensamiento y acción.

Señor, te doy gracias porque no nos has dejado a ciegas en este mundo. Has provisto tu Palabra como lámpara a nuestros pies y luz en nuestro sendero. Ayúdame a atesorar tu verdad en mi corazón, no solo para acumular conocimiento, sino para que sea el fundamento de una vida que te honre. Enséñame tus estatutos, abre mi entendimiento para que pueda ver las maravillas de tu ley. Que tu Palabra more en abundancia en mi corazón y sea el filtro por el cual vivo cada día. En el nombre de Jesús, amén.

*Lecturas del plan para hoy:

Lecturas del plan para hoy: Deuteronomio 27:1-28:19, Salmos 119:1-24, Isaías 54, Mateo 2

*Este devocional está basado en el plan de lecturas de Robert Murray M'Cheyne

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Jacobis Aldana, pastor Iglesia Bíblica Soberana Gracia

Sobre el autor de este devocional diario

Este devocional es escrito y narrado por el pastor Jacobis Aldana. Es licenciado en Artes Teológicas del Miami International Seminary (Mints) y cursa una Maestría en Divinidades en Midwestern Baptist Theological Seminary; ha servido en el ministerio pastoral desde 2011, está casado con Keila Lara y es padre de Santiago y Jacobo.