Devocional para el 3 de julio

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Versículo base: «Pero el que fue sembrado en tierra buena, este es el que oye la palabra y la entiende, y da fruto y produce, uno a ciento, otro a sesenta, y otro a treinta por uno.» (Mateo 13:23, NBLA)

El maestro sin igual

Cuando hablamos de pedagogía, probablemente vengan a nuestra mente nombres como,  Jan Amos Comenio, Pestalozzi, el , y grandes hombres que han hecho contribuciones a la forma en la que aprendemos. Nuestros sistemas educativos están fundados sobre las bases de aportes de personas que han entendido cómo funciona la mente humana, cómo aprendemos y cómo podemos hablar a nuestros niños de manera eficiente. La verdad es que nadie enseñó como Jesús. Nadie tuvo un método tan efectivo como este. Fue alguien que usó todas las herramientas disponibles para comunicar el mensaje del reino de una manera que no solo informaba sino que confrontaba, de una manera que no solo daba información sino que hablaba al corazón. Y estamos frente a una de las parábolas que refleja esa capacidad del Señor Jesucristo de enseñar, pero sobre todo de traer a nuestra mente tanta claridad a través de imágenes tan sencillas.

Entendiendo el pasaje

Mateo 13 marca un punto de inflexión en el ministerio de Jesús. Por primera vez, él enseña de manera extensa usando parábolas. Este capítulo inaugura una nueva sección en el evangelio donde Jesús revela los misterios del reino de los cielos a través de estas historias cotidianas.

En el contexto Jesús sale de la casa y se sienta junto al mar. Cuando las multitudes se acercan, él estratégicamente se sube a una barca. Este detalle no es casual. Jesús conocía bien la acústica natural; el agua actuaba como un amplificador natural que permitía que su voz llegara claramente a toda la multitud en la orilla. Esto demuestra que él no era ajeno a los aspectos prácticos de la comunicación efectiva.

La parábola del sembrador es la primera y más fundamental de las parábolas del reino. Su estructura es como sigue: primero Jesús cuenta la historia usando imágenes familiares para una audiencia agrícola, luego explica por qué enseña en parábolas, y finalmente interpreta cada elemento de la historia. Esto es significativo porque no todas las parábolas reciben esta explicación detallada del mismo Jesús. El Señor quería asegurarse de que entendieran esta enseñanza fundamental sobre cómo el reino viene a las personas.

La parábola habla de un sembrador que esparce semilla en cuatro tipos de terreno: el camino, el pedregoso, entre espinos y la buena tierra. Jesús mismo explica que la semilla es la palabra del reino, y los terrenos representan diferentes condiciones del corazón humano al recibir esa palabra.

Tres verdades bíblicas

  1. El reino viene a través de un mensaje El Señor equipara la verdad del reino a una palabra que es regada y sembrada. A Dios le ha placido hablar de su reino y mostrar su reino por medio de palabras, y es nuestra responsabilidad oír esas palabras. Sin embargo, tenemos muchas cosas que compiten y que tratan de robar la palabra del reino de nuestros corazones. La obra de Satanás es justamente esa, y hay muchas maneras en las que eso se refleja: a través de distracciones, a través de dudas, pero también a través de hacer que la palabra sea poco relevante en comparación con otras voces que escuchas del mundo e incluso de tus propios pensamientos o ideas. Por lo tanto, si algo tan importante como el mensaje del reino y su fruto en tu corazón depende de oír la palabra de Dios, deberías ser muy diligente en cuanto a escucharla y poner todo lo que esté a tu disposición para recibirla y atesorarla.
  2. La palabra del reino, aun después de recibida, puede ser estorbada Dos de los tipos de terreno donde la palabra cayó fueron problemáticos para que llevara fruto. Uno de ellos hizo que surgieran espinos que ahogaron la semilla, y por otro lado un terreno era poco profundo y la raíz no echó hacia abajo lo suficiente, entonces el sol la afectó. Explicando esa parábola, el Señor dijo que los espinos son el amor al dinero y los afanes de este mundo, y por otro lado el sol vienen siendo las pruebas y las dificultades. Qué interesante que aquellas cosas que han sido diseñadas para nuestro disfrute, como las cosas materiales, terminen convirtiéndose en un estorbo, y aquellas que fueron diseñadas para nuestra santidad y crecimiento, como las pruebas, terminen convirtiéndose en un problema. Todo depende precisamente del tipo de terreno donde cae la semilla. Pide a Dios que si el sol de la prueba calienta, él permita que tus raíces sean lo suficientemente profundas para que el fruto de su palabra no se marchite. Pero también pídele que por medio de su Espíritu pode la planta, que elimine el afán y la ansiedad, y te permita confiar en él para que su semilla pueda dar fruto.
  3. La palabra del reino que cae en buena tierra da fruto Es evidente que la obra del Señor no es silenciosa. Siempre que el Señor obra en la vida de alguien, hay evidencia de eso, y eso es lo que ilustra este punto. La buena tierra no se caracteriza solo por recibir la semilla, sino por producir una cosecha abundante: treinta, sesenta y hasta ciento por uno. Esta es una productividad extraordinaria que solo se explica por la naturaleza sobrenatural de la palabra de Dios. Cuando tu corazón es tierra buena, la palabra no solo echa raíces profundas y resiste las pruebas, sino que produce fruto visible en tu carácter, tus relaciones y tu servicio a Dios. El fruto del reino no es algo que puedas fingir o manufacturar; es el resultado natural de que la palabra de Dios encuentre un corazón preparado y receptivo.

Reflexión y oración

El tipo de terreno que sea tu corazón determinará el fruto que produzca la palabra de Dios en tu vida. La pregunta no es si Dios está sembrando, sino qué tipo de tierra está encontrando en ti.

Señor, examina mi corazón y muéstrame qué tipo de terreno soy para tu palabra. Quita de mí todo lo que pueda robar, ahogar o marchitar tu verdad en mi vida. Haz que mis raíces sean profundas, que los afanes no me distraigan y que las pruebas me fortalezcan en lugar de desanimarme. Que tu palabra produzca fruto abundante en mi vida para tu gloria. En el nombre de Jesús, amén.

*Lecturas del plan para hoy:

Josué 5, Salmos 132-134, Isaías 65, Mateo 13

*Este devocional está basado en el plan de lecturas de Robert Murray M'Cheyne

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Jacobis Aldana, pastor Iglesia Bíblica Soberana Gracia

Sobre el autor de este devocional diario

Este devocional es escrito y narrado por el pastor Jacobis Aldana. Es licenciado en Artes Teológicas del Miami International Seminary (Mints) y cursa una Maestría en Divinidades en Midwestern Baptist Theological Seminary; ha servido en el ministerio pastoral desde 2011, está casado con Keila Lara y es padre de Santiago y Jacobo.