Versículo base: «Los doce convocaron a la congregación de los discípulos, y dijeron: “No es conveniente que nosotros descuidemos la palabra de Dios para servir mesas. Por tanto, hermanos, escojan de entre ustedes siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu y de sabiduría, a quienes podamos encargar esta tarea”» (Hechos 6:2-3, NBLA)
El liderazgo como marca de una iglesia bíblica
«Dios es un Dios de orden». Seguro has escuchado eso antes o lo habrás visto en el baño de alguna iglesia como una instrucción divina de que los elementos del baño deben ir en su lugar; sin embargo, hay una idea mucho más importante detrás de esas palabras y tiene que ver con el proceder de Dios y la manera en que él ha arreglado las cosas de modo que funcionen. Desde Génesis 1:1 lo que Dios revela de sí mismo es un patrón en el que unas cosas se subordinan a otras. Esto es lo que algunos han llamado «un patrón de liderazgo». Esta es la sexta marca distintiva de una iglesia conforme a la Biblia.
Entendiendo el pasaje
Todo lo que hemos visto hasta esta hora de esta iglesia es reconfortante. Predican el evangelio, venden todo lo que tienen para servirse mutuamente, hay santidad, evangelizan, la iglesia crece, hay milagros; sin embargo, la realidad es que mientras las iglesias estén conformadas por hombres caídos siempre habrá dificultades. Cuando pienses en que hay muchos problemas en tu iglesia, recuerda que el grupo que lideraron los 12 hombres que más conocían de la fe cristiana en el mundo y que vieron la resurrección de Cristo, también los tuvo.
La iglesia ya no era un pequeño grupo sino una multitud, muchas personas de distintos trasfondos. Una de las diferencias más significativas estaba dada porque muchos de los miembros de esta iglesia eran judíos nativos, de linaje, mientras que otros eran prosélitos, personas de trasfondo griego que también habían reconocido a Cristo como salvador. Entre ellos surgió un conflicto que amenazó la unidad; el pretexto parecía ser que las viudas de los griegos recibían una porción menor de la ayuda destinada que las nativas. Esto no era un tema de mero conformismo. Imagine que este conflicto se hubiese hecho más profundo, sin duda habríamos tenido dos iglesias, seguro una para cristianos judíos ortodoxos y otra para creyentes de trasfondo griego. Los apóstoles estaban en una encrucijada, pero planean una salida sabia: otra forma de liderazgo que complementara su trabajo, personas con capacidad para resolver y atender estos asuntos de orden logístico con madurez.
Tres verdades bíblicas
El liderazgo es reflejo de la naturaleza de Dios. El liderazgo es el reflejo de un aspecto de la naturaleza misma de Dios y este patrón es algo que vemos evidente también en el desarrollo de la primera iglesia. Dios mismo existe en tres personas y estas en una relación de codependencia y subordinación gloriosa. El hijo se somete al Padre y el Espíritu glorifica al Hijo; sin embargo ninguno es menos importante que el otro. Así que el liderazgo es algo necesario, no solo porque sea el patrón establecido por Dios para reflejar su naturaleza, sino por un asunto práctico. Donde no hay liderazgo reina la anarquía, esa es la tendencia del corazón caído del hombre. Si tu iglesia estuviera sin liderazgo se habría convertido en un caos, pero gracias al Señor él ha establecido ancianos y diáconos para cuidar y dirigir su pueblo. También es importante notar que de la misma manera que Dios no es un tirano sino uno que ha liderado con servicio incluso dando su propia vida, se espera del liderazgo de la Iglesia que sea tambien basado en el servicio y no en la tiranía, o el señorío.
Los líderes son escogidos por carácter, no por carisma. Los líderes de la iglesia y los encargados de servir no son escogidos por su simpatía o carisma sino mayormente por su carácter y competencia. Los hombres debían tener una mezcla de carácter moral, madurez espiritual y competencia. El hecho de que una persona sea talentosa o carismática no la hace competente para el servicio, se requiere de una evaluación objetiva de sus cualidades a la luz de los requisitos dados por la palabra de Dios. Si tú crees que tienes un llamado a ser anciano o diácono en la iglesia, necesitas más que tu sensación interna, que la congregación sea capaz de avalar eso y respaldarlo pues finalmente es a ellos a quienes vas a servirles. El llamado de Dios no es algo abstracto o místico, no es un sueño que tienes por la noche y al día siguiente ya eres un pastor o un diácono, requiere tiempo, observación, evaluación y asegurarnos que es alguien que cumple con los requisitos bíblicos-
Un liderazgo bíblico produce crecimiento espiritual. Este patrón de liderazgo es un testimonio de Dios al mundo. Hombres comunes y corrientes, pecadores redimidos, sirviendo con amor y no con egoísmo, cuidando el rebaño y no enseñoreándose de él con autoritarismo. Un liderazgo conforme a la Biblia comunica la gloria de Dios. Este liderazgo no significa que la iglesia que lideren no va a experimentar problemas, lo que significa que al ser un liderazgo competente tendrá la sabiduría y la madurez para encontrar una solución sabia que glorifique a Dios. Por eso leemos al final: «Y crecía la palabra del Señor y el número de los discípulos se multiplicaba». Cada cosa que representaba un problema se convertía en una oportunidad para que el Señor trajera crecimiento y provecho a su iglesia.
Reflexión y oración
Dios estableció el liderazgo como reflejo de su propia naturaleza ordenada y amorosa. Los líderes bíblicos sirven con humildad, cuidan el rebaño sin enseñorearse de él, y buscan la gloria de Dios antes que la propia. Una iglesia con liderazgo íntegro impacta al mundo porque refleja el carácter de Cristo.
Señor, gracias por establecer líderes en tu iglesia que reflejen tu carácter. Te pido que levantes hombres íntegros, llenos del Espíritu y de sabiduría para pastorear y servir tu pueblo. Dame discernimiento para reconocer y respaldar a aquellos que tú has llamado al liderazgo. Si me has llamado a servir, capacítame y moldea mi carácter conforme a tus requisitos. Que los líderes de mi iglesia busquen tu gloria y no la suya, y que a través de su servicio fiel tu palabra siga creciendo y multiplicándose. Amén.