Versículo base: «Habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo»(Romanos 5:1, NBLA)
Los privilegios de estar en paz con Dios
Hemos llegado a un momento crucial en el argumento de Pablo. Durante cuatro capítulos ha establecido magistralmente el «cómo» de la justificación: todos están bajo el juicio de Dios, la justificación es por fe, no por obras, y esto se ejemplifica perfectamente en Abraham. Pero ahora Pablo cambia de velocidad. Pasa de explicar cómo funciona la justificación a describir qué significa vivir justificado.
La justificación no es solo una doctrina compleja para teólogos; es la declaración de que siendo pecadores somos presentados como justos ante el tribunal de Dios al confiar en Cristo. Y esa declaración tiene beneficios inmediatos y tangibles que cambian toda nuestra experiencia de vida.
Ahora, no perdamos de vista el hecho de que Pablo está escribiendo a una iglesia que está experimentando divisiones porque unos se creen superiores a otros y nada hay que proclame más igualdad que nuestra condición ante la justicia y de acuerdo con esta separación, como todos somos justificados por medio de la fe y no por mérito alguno, entonces todos los que creen, en consecuencia todos somos iguales ante Dios.
Entendiendo el pasaje
Pablo introduce una sección completamente nueva con «habiendo sido justificados», usando un participio perfecto que indica una acción completada en el pasado con resultados permanentes en el presente. No dice «cuando seamos justificados» o «si somos justificados», sino que asume que es una realidad establecida para todos los creyentes. El capítulo desarrolla un contraste fundamental entre Adán y Cristo que es clave para entender toda la teología cristiana.
El alcance de la maldad en Adán es universal: por un solo hombre entró el pecado al mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres porque todos pecaron. Pablo no está hablando solo de malos ejemplos o influencias negativas. Está describiendo una contaminación real y una culpabilidad heredada que afecta a toda la raza humana desde su nacimiento. Adán no era simplemente el primer pecador; era nuestro representante federal, y cuando él cayó, todos caímos con él.
Pero el alcance de la justicia en Cristo es aún mayor. Así como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, así también por la justicia de uno vino la justificación de vida a todos los que creen. Cristo no vino simplemente a reparar el daño que Adán hizo; vino a llevarnos a un estado superior al que Adán tenía antes de la caída. Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia. La obra de Cristo no es solo restauración, sino elevación.
Tres verdades bíblicas
- La justificación es un hecho pasado con efectos en el presente Si has creído en Cristo, Dios ya te ha justificado. No es algo que reclamarás al final de tus días cuando presentes todas tus obras delante de Dios. La obra ya está hecha. En la cruz, el Señor cargó sobre Cristo el peso de la ira del Padre que te correspondía a ti, y en ese momento quedaste completamente justificado ante Dios. Es una declaratoria de justicia para todos los que creen. Muchas personas viven como si todavía estuvieran en el banquillo de los acusados, esperando el veredicto final. Pero el veredicto ya fue emitido: «No hay condenación para los que están en Cristo Jesús». Puedes vivir hoy con la certeza de que tu posición ante Dios está sellada para siempre.
- Tenemos paz con Dios La palabra «paz» aquí no se refiere aquí a un sentimiento de tranquilidad, sino a un estado objetivo de no-hostilidad entre Dios y nosotros. La guerra ha terminado. El tratado de paz ha sido firmado con la sangre de Cristo. Ya no hay enemistad, no hay conflicto pendiente, no hay cuentas por saldar. Esto significa que puedes acercarte a Dios en oración sin temor, puedes adorar sin ansiedad de que te rechace, puedes confesar tus pecados sabiendo que ya has sido perdonado. La paz con Dios es la base de toda paz interior. Cuando sabes que el Creador del universo no está enojado contigo, puedes enfrentar cualquier otra situación con una tranquilidad sobrenatural.
- Tenemos acceso permanente a la gracia de Dios El texto dice que tenemos «acceso» a esta gracia en la cual estamos firmes. La palabra implica entrada libre y permanente, como tener las llaves de la casa. No necesitas hacer cita previa con Dios, no necesitas cumplir requisitos especiales para acercarte a Él. Su gracia no es un recurso limitado que debes usar con moderación por temor a agotarlo. Es un océano infinito al cual tienes acceso las 24 horas del día. Cuando fallas, cuando luchas, cuando necesitas sabiduría, cuando enfrentas tentación, puedes correr inmediatamente a esta gracia. No hay período de espera, no hay penitencia que cumplir. La gracia está disponible ahora mismo, en toda su plenitud, para cualquier necesidad que tengas.
Reflexión y oración
Entender la firme declaración de que heos sido justiciados cambia todo. Ya no vivimos con ansiedad por el futuro y con culpa por el pasado, ahora experimentamos libertad y la plenitud del gozo completo en Él. Estás en paz con Dios, tienes acceso libre a su gracia, y puedes estar firme en esta esperanza sin temor de que se tambalee.
Padre, me maravilla saber que la guerra entre nosotros ha terminado para siempre. No tengo que ganarme tu favor cada día, no tengo que temer que me rechaces, no tengo que dudar de mi posición en tu familia. Gracias porque en Cristo tengo paz contigo y acceso permanente a tu gracia. Ayúdame a vivir desde esta realidad gloriosa, no hacia ella. En el nombre de Jesús, amén.