Versículo base: «Por tanto, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es el culto racional de ustedes» (Romanos 12:1, NBLA)
De la teoría a la práctica
Si Romanos fuera una carretera, diríamos que hemos atravesado la zona montañosa y de muchas curvas y hemos descendido al terreno llano. Aquí en este capítulo 12 la carta se parte en dos. El «por tanto» de Pablo es un eslabón gigante que une las dos partes de su mensaje: la realidad teológica de que somos justificados por la fe solamente y la manera en que eso se ve en las distintas áreas de la vida.
Durante once capítulos Pablo ha desarrollado la doctrina más sólida del Nuevo Testamento. Ha demostrado que judíos y gentiles están igualmente bajo el juicio de Dios, igualmente necesitados de justificación, igualmente salvados por gracia, igualmente adoptados en la familia de Dios. Ahora él quiere que sus lectores sepan que toda buena teología debe tener el efecto de conducirnos a una vida que evidencie la obra de Dios en nosotros.
Este capítulo es especialmente importante para los hermanos de Roma porque aborda directamente las tensiones que los estaban dividiendo. Pablo les va a mostrar cómo el evangelio produce humildad, servicio mutuo, amor genuino entre hermanos, y amor incluso hacia los enemigos.
Entendiendo el pasaje
Pablo comienza con «por tanto», conectando todo lo que sigue con las «misericordias de Dios» que acaba de describir en los capítulos anteriores. La mente debe ser afectada por la verdad que se ha desarrollado en los capítulos 1-11. El evangelio moldea nuestra manera de vivir y contrarresta la filosofía mundana egoísta y autosuficiente.
El «culto racional» que Pablo menciona no se refiere a ceremonias religiosas sino a una vida completamente entregada a Dios. La renovación de la mente es el resultado del evangelio en nuestra manera de vivir y es fundamental porque cambia nuestra perspectiva sobre todo: sobre nosotros mismos, sobre otros, sobre las circunstancias, sobre el propósito de la vida.
Pablo desarrolla cuatro áreas específicas donde este efecto de una mente renovada se manifiesta:
Humildad: «Que nadie tenga más alto concepto de sí que el que debe tener». El evangelio nos enseña que somos salvados por gracia, no por mérito, lo cual elimina toda base para la arrogancia.
Servicio: Cada uno tiene dones diferentes para servir al cuerpo de Cristo. No hay lugar para la competencia o el menosprecio; todos somos necesarios y valiosos.
Amor genuino entre hermanos: «El amor sea sin hipocresía». Aborreciendo lo malo, adhiriéndose a lo bueno, siendo afectuosos unos con otros con amor fraternal, prefiriendo honrar al otro antes que a uno mismo.
Amor incluso a los enemigos: «Bendigan a los que los persiguen; bendigan y no maldigan». Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. No seas vencido por el mal, sino vence con el bien el mal.
Tres verdades bíblicas
- El evangelio nos salva pero también cambia nuestra manera de pensar El evangelio no es solo un boleto al cielo; es una cosmovisión completa. Son lentes nuevos con los que vemos el mundo. El sistema de este mundo es egoísta, arrogante, incentiva el pleito y la contienda, el sentirse superior al otro. Pero el evangelio nace de la humildad porque eso fue lo que caracterizó a quien lo anunció por primera vez. Cuando realmente entiendes que fuiste salvado por gracia y no por obras, cuando comprendes que no eres mejor que nadie más, cuando reconoces que todo lo que tienes es regalo de Dios, tu mente se renueva. Ya no vives para impresionar, competir, o demostrar tu valor. Vives para glorificar a Dios y servir a otros.
- El evangelio cambia nuestras relaciones completamente Pone amor genuino por las personas y amor incluso hacia nuestros enemigos. Una de las características de la generación antes de los días de la venida de Cristo es que será sin amor, o fría. No hay mensaje más poderoso que el de la muerte de Cristo que nos enseña a amarnos unos a otros como él nos amó. Si Cristo murió por ti cuando eras su enemigo, ¿cómo no vas a amar a tu hermano en la fe? Si Dios te perdonó una deuda impagable, ¿cómo no vas a perdonar las ofensas menores de otros? El evangelio elimina la base para la amargura, el resentimiento, la venganza. Te capacita para bendecir a quienes te maldicen y orar por quienes te persiguen.
- La adoración verdadera no se limita a un momento sino que abarca toda la vida Pablo llama a la entrega total «culto racional». La adoración no es solo cantar los domingos; es presentar tu cuerpo como sacrificio vivo cada día. Es usar tus manos para servir, tus pies para ir donde Dios te llama, tu boca para edificar y bendecir, tu mente para pensar en lo que es verdadero y noble. Es trabajar con excelencia porque trabajas para el Señor, tratar a tu familia con amor porque representas a Cristo, ser honesto en los negocios porque tu integridad refleja el carácter de Dios. Toda tu vida se convierte en un acto de adoración cuando la vives como respuesta a las misericordias de Dios.
Reflexión y oración
El evangelio que te salvó es el mismo evangelio que debe gobernar cada área de tu vida. No puedes dividir tu existencia entre lo sagrado y lo secular, entre el domingo y el resto de la semana. Todo es sagrado cuando lo vives como respuesta al amor de Dios. La humildad, el servicio, el amor genuino y el amor a los enemigos no son metas inalcanzables; son el resultado natural de una mente renovada por el evangelio.
Padre, por todas tus misericordias hacia mí, te presento mi vida como sacrificio vivo. Renueva mi mente para que piense como tú piensas, sienta como tú sientes, ame como tú amas. Ayúdame a vivir con humildad, a servir con gozo, a amar sin hipocresía, y a bendecir incluso a mis enemigos. Que toda mi vida sea culto racional, una respuesta continua a tu gracia. En el nombre de Jesús, amén.