Devocional para el 26 de agosto

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Versículo base: «Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado ahora… al único y sabio Dios, sea la gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén.» (Romanos 16:25,27, NBLA)

El evangelio tiene nombres y apellidos

A primera vista, Romanos 16 puede parecer un apéndice, una simple lista de saludos personales sin la densidad teológica de los capítulos anteriores. Pero en realidad, es la conclusión perfecta. Es la prueba viviente y la personalización de todo lo que Pablo ha argumentado. Si los capítulos 1-11 son la doctrina de la unidad y los capítulos 12-15 son la exhortación a la unidad, el capítulo 16 es la demostración de la unidad.

El capítulo 16 es el evangelio con nombres y apellidos. Es la teología hecha carne. Después de hablar de la unidad entre judíos y gentiles, hombres y mujeres, fuertes y débiles, Pablo ahora los nombra. Él les muestra a la iglesia de Roma: «¡Miren a su alrededor! La doctrina que les he explicado ya está viva entre ustedes».

Entendiendo el pasaje

Pablo, que nunca ha estado en Roma, conoce a una cantidad impresionante de personas allí. Esto muestra la increíble red de conexión y comunión que existía en la iglesia primitiva. El evangelio no solo salva individuos, crea una familia transnacional. El capítulo se mueve en tres secciones claras que demuestran esta realidad.

Primero, la familia del evangelio. Esta lista es la prueba de que el evangelio derriba muros. Hay nombres judíos como Priscila, Aquila, Andrónico y Junias. Hay nombres latinos y griegos como Urbano, Amplias, Trifena y Trifosa. Hay hombres y mujeres, probablemente personas de distintas clases sociales. ¡Esta es la unidad de la que Pablo ha estado hablando! Fíjate en el honor que Pablo da a las mujeres: Febe es llamada «diácono» y «protectora» de muchos, incluido Pablo. Priscila es nombrada antes que su esposo y es «colaboradora» de Pablo. Esto era revolucionario y demuestra cómo el evangelio dignifica y comisiona a todos por igual. Segundo, después de celebrar esta hermosa unidad, Pablo da una advertencia severa: el mayor peligro para esta familia es la división. Pablo advierte contra aquellos que causan divisiones «en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido». La unidad se protege aferrándose a la sana doctrina. Tercero, Pablo cierra con una doxología espectacular que resume toda la carta, hablando del «misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos»: que los gentiles son coherederos con los judíos en Cristo.

Tres verdades bíblicas

  1. La teología correcta siempre produce una comunidad real La doctrina del evangelio no es para debates abstractos, es para formar una familia visible, multiforme y amorosa. La prueba de que has entendido Romanos no es solo lo que crees, sino a quién amas y con quién sirves en tu iglesia local. Tu iglesia debe ser un lugar con «nombres y apellidos» donde las barreras del mundo se derrumban. te parecerá increíble, pero muchas personas usan la palabra “hermano” para camuflar su desinterés en aprender los nombres de las personas con las que adoran cada domingo y luego pasa tanto tiempo que ya les da vergüenza preguntar; eso es una tragedia. Mira a tu alrededor en tu congregación: ¿ves la diversidad que el evangelio produce? ¿Tienes relaciones genuinas con hermanos diferentes a ti en trasfondo, edad o clase social? Es más ¿Cuántos nombres de las personas de tu iglesia conoces? Decía Dale Carnegie: “El nombre es la voz mas dulce que una persona puede escuchar en su vida” y yo añado, llamar a las personas por sus nombres es el primer paso para amarlos genuinamente y por simple que parezca es en sí mismo un acto de amor. No me hables de cuanta doctrina sabes si eso no se traduce en una comunión real y verdadera, esa es la prueba de que el evangelio ha tenido el efecto esperado, que te ves como parte de una familia.
  2. La unidad del evangelio es un tesoro que debe ser guardado La unidad no se produce automáticamente, requiere vigilancia doctrinal. Las divisiones a menudo vienen de personas que priorizan sus propias agendas sobre la verdad del evangelio y el bienestar de la iglesia. Proteger la unidad significa aferrarse a la enseñanza apostólica. No seas ingenuo: hay personas que «no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres». El contraste es claro: el evangelio produce servicio sacrificial, mientras que los falsos maestros se sirven a sí mismos. Tu responsabilidad es guardar celosamente la unidad que Cristo compró con su sangre.
  3. Tu vida y tu iglesia son parte del plan eterno de Dios al único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén. ¡No hay mejor manera de terminar una carta como estas que con estas palabras! La lucha por la unidad en tu iglesia local, los saludos, el servicio, la protección contra el error… nada de eso es trivial. Es tu participación en el plan de Dios, oculto por siglos y ahora revelado, de formar un pueblo de todas las naciones para su gloria. Desde la declaración de la ira de Dios en el capítulo 1 hasta los saludos personales del 16, todo el libro de Romanos trata sobre el poder del evangelio para crear un nuevo pueblo unificado para la gloria de Dios. Tu nombre está en esa lista junto a Febe, Priscila, Aquila y todos los demás. El Señor nos ha unido a su familia y un día estaremos reunidos sin ninguna barrera de lenguaje o de raza o de etnia; todos dando Gloria a la sabiduría infinita de nuestro buen Dios que es bendito por los siglos.

Reflexión y oración

El evangelio no es compendio de teología abstracta. Tiene rostros, tiene nombres, tiene historias. La iglesia no es una institución, es una familia formada por el poder de Dios y tu participación en esta comunidad es tu participación en el misterio eterno revelado en Cristo.

Señor, gracias por incluirme en esta familia que atraviesa culturas, generaciones y clases sociales. Ayúdame a valorar la unidad que has creado y a protegerla celosamente. Dame ojos para ver a mis hermanos como tú los ves, y un corazón que se goza en la diversidad que tu evangelio produce. Que mi vida sea una demostración viviente de tu poder unificador, para tu gloria eterna. Amén.

*Lecturas del plan para hoy:

1 Samuel 18, Romanos 16, Lamentaciones 3, Salmos 34

*Este devocional está basado en el plan de lecturas de Robert Murray M'Cheyne

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Jacobis Aldana, pastor Iglesia Bíblica Soberana Gracia

Sobre el autor de este devocional diario

Este devocional es escrito y narrado por el pastor Jacobis Aldana. Es licenciado en Artes Teológicas del Miami International Seminary (Mints) y cursa una Maestría en Divinidades en Midwestern Baptist Theological Seminary; ha servido en el ministerio pastoral desde 2011, está casado con Keila Lara y es padre de Santiago y Jacobo.