Versículo base: «Pues para mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia» (Filipenses 1:21, NBLA)
Cuando la Cárcel no Puede Apagar el Gozo
Hoy comenzamos una nueva serie de cuatro días recorriendo la carta a los Filipenses, una de las cartas más personales y cálidas que Pablo escribió. Quiero ponerte en la escena: Pablo está encadenado en Roma, esperando un juicio que podría terminar en su ejecución. Sin embargo, cuando toma la pluma para escribirles a sus queridos hermanos en Filipo, sus palabras no destilan amargura y desesperación. Al contrario, esta carta rebosa de gozo y es conocida así justamente, la epístola del gozo. Menciona el gozo o el regocijo más de dieciséis veces. ¿Cómo es posible estar preso y escribir con tanto gozo? Esa es precisamente la pregunta que esta carta responde.
Entendiendo el pasaje
Filipenses es una carta única. Pablo la escribe aproximadamente diez años después de fundar la iglesia en Filipo durante su segundo viaje misionero, cuando él, Silas y Timoteo llegaron a esa ciudad romana en Macedonia. Recordarás que allí Pablo fue azotado y encarcelado por liberar a una muchacha de un espíritu de adivinación. Pero incluso en esa prisión filipense, a medianoche, Pablo y Silas cantaban himnos. Esa iglesia nació en medio del sufrimiento, y ahora, años después, Pablo les escribe desde otra prisión.
La carta tiene un hilo conductor claro: el gozo cristiano en medio del sufrimiento se sostiene cuando Cristo es el centro absoluto de nuestra vida. Los filipenses habían oído que Pablo estaba preso y estaban preocupados por él. Le habían enviado una ofrenda generosa a través de Epafrodito, y ahora Pablo responde con esta carta de agradecimiento. Pero hace más que agradecer; les enseña, les advierte y les pone ejemplos. La carta se estructura alrededor de un tema central: la imitación. Pablo les va a mostrar ejemplos vivientes de cómo seguir a Cristo: él mismo, luego Cristo en el himno del capítulo dos, después Timoteo y Epafrodito, y finalmente los exhorta a que ellos mismos se conviertan en ejemplo para otros.
El capítulo uno establece el tono de toda la carta. Pablo comienza saludándolos con afecto, agradeciéndoles su compañerismo en el evangelio y orando por ellos. Luego aborda su situación: está preso, sí, pero esas cadenas han servido para que el evangelio avance. Los guardias pretorianos han escuchado de Cristo, y los hermanos en Roma se han animado a predicar con más valentía. Pablo está consciente de que algunos predican a Cristo por envidia y contienda, buscando añadir aflicción a sus prisiones, pero a él no le importa. Lo que le importa es que Cristo sea predicado. Como pueden ver: Pablo no está enfocado en su comodidad ni en su reputación, está enfocado en Cristo y eso e solo ue hace que todo lo que vea le sea un motivo de ánimo,
Luego viene la confesión más profunda del capítulo, el versículo veintiuno: «Para mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia». Pablo está en un dilema. Por un lado, desea partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor. Por otro lado, sabe que quedarse en la carne es más necesario para los filipenses. Aquí está el primer ejemplo que Pablo les pone: miren cómo vivo, miren dónde está mi gozo. No está en mis circunstancias, está en Cristo. Y miren cómo incluso la muerte no me asusta, porque morir es estar con él. Pablo cierra el capítulo exhortándolos a que, pase lo que pase con él, ellos vivan de una manera digna del evangelio, firmes en un mismo espíritu, sin dejarse intimidar por los adversarios. Les recuerda que a ellos también se les ha concedido no solo creer en Cristo, sino también padecer por él.
Tres verdades bíblicas
Tu gozo no lo definen las circunstancias ideales
Escúchame bien: Pablo no está escribiendo desde una cafetería cómoda con un café en la mano. Está encadenado, probablemente a un guardia romano, esperando un juicio que podría acabar con su vida. Y aun así, su carta destila gozo. ¿Por qué? Porque su gozo no dependía de que las cosas fueran bien. Dependía de que Cristo fuera su vida. Ahora bien, tú y yo tendemos a posponer nuestro gozo. Decimos: «Seré feliz cuando consiga ese trabajo, cuando me case, cuando se resuelva este problema de salud, cuando mis hijos se porten mejor». Pero Pablo nos enseña algo radicalmente diferente: el gozo cristiano no es un premio que recibes cuando todo sale bien. Es el resultado de una vida anclada en Cristo, sin importar lo que esté pasando a tu alrededor. Hoy, no se que sea lo que estés atravesando, pero si has confiado en Cristo, puedes tener gozo. No porque ignores el dolor, sino porque Cristo es más grande que tus circunstancias.
Aún en tu sufrimiento puedes ser ejemplo de fe y perseverancia
Pablo no desperdicia su prisión, por le contrario, la usa. Dice que sus cadenas se han hecho notorias en todo el pretorio por causa de Cristo. Los soldados que lo custodian están escuchando el evangelio. Los hermanos se están animando. Tu sufrimiento tampoco tiene que ser un callejón sin salida. Dios puede usarlo para su gloria y para bendición de otros. Tal vez estás pasando por una enfermedad prolongada, o por un duelo profundo, o por una injusticia en el trabajo. La pregunta no es si vas a sufrir, porque eso ya está decidido en este mundo caído. ¿cómo vas a sufrir? ¿Vas a amargarte y encerrarte en tu dolor, o vas a permitir que otros vean en ti una fe genuina que persevera? Pablo está poniendo el ejemplo. Está diciendo: miren, así es como un cristiano enfrenta las cadenas. Con gozo. Con confianza en Dios. Con un enfoque en que Cristo sea conocido. Tú también puedes ser ese ejemplo para alguien que te está observando.
Aún en lo más extremo del sufrimiento, en la muerte misma, puedes tener esperanza
Aquí está el secreto del Apóstol, para él, morir es ganancia y eso no es ser dramático ni suicida. Está siendo profundamente bíblico. Para el cristiano, la muerte no es el fin, es el comienzo de algo infinitamente mejor: estar con Cristo. Pablo dice que desea partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor. Esto lo libera del miedo. Si lo peor que puede pasarte es morir y estar con Jesús, entonces nada en esta tierra puede realmente destruirte. Esta perspectiva te da una valentía impresionante. Te permite arriesgar, servir, dar, amar sin reservas, porque sabes que lo mejor está por venir. Si enfrentas una enfermedad o has perdido a un ser querido que conocía a Cristo, si tienes miedo a la muerte, escucha esto: morir es ganancia. No es el final. Es cruzar el umbral hacia la presencia inmediata del Señor. Y esa esperanza cambia absolutamente todo.
Reflexión y oración
Cristo es suficiente en la prisión. Cristo es suficiente en la enfermedad. Cristo es suficiente cuando todo se derrumba. Vivir es Cristo. Morir es ganancia. Esa es la ecuación que sostiene el gozo cristiano.
Padre, gracias porque en Cristo tenemos vida verdadera, vida que no depende de que todo salga bien. Ayúdanos hoy a vivir como Pablo vivió: con Cristo como nuestro centro, con gozo que no se apaga cuando vienen las dificultades. Danos la perspectiva eterna que necesitamos para enfrentar este día. Que nuestras vidas sean ejemplo para otros de lo que significa confiar en ti. Y cuando llegue nuestra hora final, recuérdanos que morir es estar contigo, y eso es muchísimo mejor que cualquier cosa aquí. En el nombre de Jesús, amén.