Devocional para el 21 de octubre

Compartir devocional

«Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes.» (Daniel 6:10, NBLA)

Cuando orar te cuesta todo

Ayer vimos cómo Dios gobierna y pesa los corazones. Belsasar fue pesado en la balanza y hallado falto. Ahora, bajo un nuevo rey, Daniel enfrenta otra prueba. Sus enemigos no podían encontrar nada malo en su vida. Entonces dijeron: «No hallaremos contra este Daniel ocasión alguna, si no la hallamos en relación con la ley de su Dios». Lograron que el rey firmara un edicto. Cualquiera que orara a otro dios sería arrojado al foso de los leones. Cuando Daniel supo del edicto, entró en su casa, abrió las ventanas hacia Jerusalén, y oró como siempre lo había hecho.

Entendiendo el pasaje

Este es el último relato de la primera parte del libro de Daniel. A lo largo de estos capítulos hemos visto una constante. Dios gobierna sobre dioses y naciones paganas, y ese Dios que gobierna también libra a los suyos del peligro. Al final, los fieles triunfan. A pesar de que el templo y la ciudad donde moraba la presencia de Dios habían sido destruidos, su gobierno seguía estando en los cielos. Este es un Dios fiel que no ha fallado a su pacto y que sigue preservando a los suyos incluso cuando todo lo demás parece perdido.

Veamos la respuesta de Daniel ante la persecución. Primero, él era consciente de lo que le esperaba y decidió asumir el riesgo. Segundo, no buscó una cueva donde orar en secreto. Abrió las ventanas. Tercero, oraba hacia Jerusalén, hacia el templo destruido, aferrándose a una promesa que Salomón había hecho. Cualquiera que orara mirando hacia ese lugar, Dios oiría desde los cielos. El templo estaba en ruinas, pero Dios seguía en su trono. Cuarto: «como lo solía hacer antes». Daniel no estaba improvisando espiritualidad en la crisis porque su vida de oración no dependía de las circunstancias.

Tres verdades bíblicas

  1. Es mejor agradar a Dios que a los hombres

Cuando los gobiernos te llevan al rincón donde tienes que escoger entre obedecerles o a Dios, la respuesta del creyente debe ser la de Daniel. Seguir guardando tu devoción al Dios del cielo. Vivimos en días peligrosos. Debemos saber qué batallas pelear, pero también estar convencidos de que nada está por encima de la voluntad de Dios. El mal no necesita motivos para levantarse contra el bien. Para ser enemigos de este mundo de mentiras basta vivir conforme a la verdad. Cuando vives íntegramente, tu vida representa una amenaza moral para quienes viven en oscuridad. Debes esperar persecución. La pregunta es: ¿a quién vas a agradar?

  1. En lugar de victimización, ora

La tentación cuando somos acusados injustamente es entregarnos a la zozobra. Pero Daniel nos muestra un camino mejor. Él no había perdido el hábito de orar y sabía que allí estaba su descanso. Daniel estaba aferrado a una promesa. Su oración no era ritualista, salía del alma de un hombre quebrantado. A veces las circunstancias difíciles nos alejan de la oración, pero el Señor está esperando que clamemos a Él. Siempre somos tentados a hacer justicia por nuestra cuenta, pero el Señor es quien pelea por nosotros.

  1. Al final, los fieles triunfan y Dios es glorificado

Esa noche, Daniel fue arrojado al foso. Al amanecer el rey corrió y clamó: «Daniel, siervo del Dios viviente, ¿te ha podido librar de los leones?» La respuesta fue sí. Dios envió su ángel y cerró la boca de los leones. Hay un paralelismo poderoso con Cristo. Jesús fue también injustamente acusado, juzgado, sentenciado. Pero la tumba, con el sello del emperador, se hizo a un lado. La tumba de Jesús, como el foso de Daniel, estaba vacía. La victoria del Salvador vino a ser la muerte de sus enemigos. Despojó a los principados triunfando en la cruz. El capítulo termina con un decreto: «Él es el Dios viviente y permanece por todos los siglos». Al final, los fieles triunfan y Dios es proclamado por la eternidad.

Reflexión y oración

Dios gobierna sobre todo. Él pesa los corazones, pero también libra a los fieles. Cuando orar te cuesta todo, ora de todas formas. Al final, los que le honran triunfarán.

Dios del cielo, gracias porque tu trono permanece aunque todo se derrumbe. Gracias porque libras a los fieles. Danos la valentía de Daniel para seguir orando cuando todo nos diga que nos detengamos. Ayúdanos a vivir de tal manera que prefiramos agradarte a ti. Guárdanos en la prueba y que tu nombre sea glorificado en nosotros. Amén.

*Lecturas del plan para hoy:

2 Reyes 2, 2 Tesalonicenses 2, Daniel 6, Salmos 112-113

*Este devocional está basado en el plan de lecturas de Robert Murray M'Cheyne

¿Dónde quieres recibir los devocionales?

Jacobis Aldana, pastor Iglesia Bíblica Soberana Gracia

Sobre el autor de este devocional diario

Este devocional es escrito y narrado por el pastor Jacobis Aldana. Es licenciado en Artes Teológicas del Miami International Seminary (Mints) y cursa una Maestría en Divinidades en Midwestern Baptist Theological Seminary; ha servido en el ministerio pastoral desde 2011, está casado con Keila Lara y es padre de Santiago y Jacobo.