Es emocionante ver cada día la manera en que cientos de personas son alcanzadas por medio de las redes sociales y otras herramientas de difusión en Internet; sin embargo, también veo con preocupación la debilidad que hay tocante al tema de la iglesia y la necesidad de ser pastoreados.
Muchas de las personas que se exponen a buena predicación, buenas conferencias y hasta buena música, parecen estar muy cómodos con tales cosas y creen que es todo lo que necesitan para su crecimiento espiritual. Pero la Escritura deja claro (Heb 10:25) que hay cosas que ocurren en la iglesia que no pasan frente a la pantalla de una computadora, y que hay responsabilidades de los creyentes que son indispensables, entre ellas, obedecer a vuestros pastores, sujetaos a vuestros pastores y someterse a la autoridad pastoral.
¿Por qué debemos obedecer a los pastores?
Este tema puede ser visto como controversial. Hablar de sujeción y obediencia a los pastores podría parecer una petición tiránica en un contexto donde se ha visto abuso de poder por parte de algunos líderes religiosos. Sin embargo, el hecho de que existan malas prácticas no anula el principio bíblico. Líderes abusivos no deben llevarnos a despreciar el mandato expreso en Hebreos 13:17:
«Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.»
Todo cristiano genuino debe entender que ha sido redimido, no como un individuo aislado, sino como parte de una familia espiritual. El Señor se entregó a sí mismo por la Iglesia (Ef 5:23), por tanto, los que han sido alcanzados por la gracia deben ser incorporados a ese cuerpo, donde Cristo es la cabeza y donde también hay mayordomos y administradores de los misterios de Dios (1 Cor 4:1), quienes darán cuentas a Dios por su servicio.
La importancia de sujetarse a los pastores
El sometimiento y la obediencia a los pastores no son opcionales para el creyente. Toda persona que ha sido salva debe avanzar en su vida espiritual, y el sometimiento a los pastores es parte de ello. El apóstol Pablo, después de haber expuesto en los primeros capítulos de la carta a los Efesios la salvación por gracia, nos enseña en Efesios 5:21 que debemos someternos unos a otros en el temor del Señor.
Este sometimiento pastoral es una expresión de nuestra vida en el evangelio. Así como Cristo obedeció plenamente la voluntad del Padre, el creyente debe reflejar esa obediencia, no solo en su relación con Dios, sino también en su relación con las autoridades establecidas por Él. Este sometimiento incluye a nuestros pastores, que velan por nuestras almas.
Debemos obedecer a nuestros pastores, así como lo hacemos con otras autoridades legítimas: como hijos a los padres (Ef 6:1), como ciudadanos a las autoridades civiles (Rom 13:1), y como esposas a sus esposos (Ef 5:22). La Iglesia se sujeta a Cristo (Ef 5:24) y, del mismo modo, los creyentes están llamados a sujetarse al liderazgo pastoral.
Textos bíblicos sobre la obediencia y sujeción al pastor
El sometimiento a los pastores está claramente enseñado en varios pasajes de las Escrituras. Algunos de los más importantes son Hebreos 13:17, 1 Pedro 5:2-4, y Mateo 10:40, los cuales enseñan que la obediencia y sujeción a los pastores son aspectos fundamentales de la vida cristiana.
La palabra «obedeced» en Hebreos 13:17 (πείθεσθε / Peiteste) es un mandato en el que se insta al creyente a obedecer voluntariamente. No se trata de una obediencia ciega, sino de una confianza en la enseñanza del pastor, siempre que esta se ajuste a la Palabra de Dios. La obediencia pastoral no coloca al pastor por encima de las Escrituras, sino que sigue la guía bíblica y evalúa el liderazgo de acuerdo a los principios bíblicos.
¿Qué no es la sujeción al pastor?
Es importante aclarar lo que no es la sujeción pastoral. Algunos creyentes malinterpretan este principio, considerando a sus pastores como infalibles o colocando su liderazgo en un pedestal que no les corresponde. Otros, en cambio, prefieren pasar por alto cualquier error doctrinal que puedan observar, pensando que no deben cuestionar nunca a sus líderes.
Esto no es obediencia ni sujeción bíblica, sino un sometimiento mal aplicado. Los pastores, como seres humanos, son falibles, y su liderazgo debe ser evaluado a la luz de las Escrituras. 1 Pedro 5:2-3 nos recuerda que los pastores no deben ejercer señorío ni autoritarismo sobre el rebaño, sino que deben ser ejemplos a seguir.
El deber de los pastores y la obediencia de los creyentes
Dios ha delegado a los pastores la tarea de guiar a la Iglesia, pero deben hacerlo de acuerdo con Su voluntad y bajo el control del Espíritu Santo. Los pastores no son los dueños del rebaño, sino administradores que un día darán cuentas por su labor (1 Ped 5:4). Por lo tanto, los creyentes están llamados a sujetarse a sus pastores como un acto de obediencia a Dios, no como una imposición arbitraria.
La obediencia pastoral no debe ser vista como una carga, sino como una bendición. Al obedecer a los pastores, contribuimos a la edificación del cuerpo de Cristo y facilitamos el trabajo de quienes han sido puestos para velar por nuestras almas.