Devocional para el 02 de octubre

Compartir devocional

Versículo base: «Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó, aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo» (Efesios 2:4-5, NBLA)

La obra más impactante de Dios

Si tuviéramos que buscar un pasaje que describa la impactante obra de Dios en la salvación, creo que Efesios 2 sería uno de los principales candidatos. Hay una claridad en el contraste entre la vida antes de Cristo y el resultado de la obra salvífica que no deja lugar a dudas: solo un Dios grande en misericordia y amor podría propiciar algo así. Espero que la lectura de este pasaje despierte en ti el asombro por la obra de Su gracia.

Entendiendo el pasaje

Pablo está escribiendo esta carta a la iglesia en Éfeso, una ciudad costera de Asia Menor, centro comercial y religioso del mundo antiguo. Éfeso era conocida por el gran templo de Artemisa, una de las siete maravillas del mundo antiguo, y la ciudad estaba saturada de idolatría y prácticas paganas. La iglesia en Éfeso estaba compuesta mayormente por gentiles, personas que habían crecido completamente alejadas del Dios de Israel, sin esperanza y sin promesas.

Ahora bien, en el capítulo 1, ha estado describiendo las riquezas espirituales que tenemos en Cristo: la elección, la adopción, la redención, el sello del Espíritu Santo. Son bendiciones tan altas que fácilmente podríamos olvidar de dónde venimos. Y es precisamente por eso que Pablo, guiado por el Espíritu, hace este giro dramático en el capítulo 2. Es como si dijera: “Esperen, antes de seguir celebrando todo lo que son ahora en Cristo, necesitan recordar lo que eran”.

Pablo describe a estos creyentes gentiles en su estado anterior con palabras crudas y directas: estaban muertos en delitos y pecados. No dice que estaban enfermos o debilitados, dice que estaban muertos. Andaban según la corriente de este mundo, según el príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia. Eran esclavos de sus pasiones carnales, haciendo la voluntad de la carne y de la mente, y por naturaleza eran hijos de ira.

Esta descripción no era para hacerlos sentir mal, sino para magnificar la gracia y también mostrar que la condición del ser humano sin Cristo es de muerte total, esclavitud absoluta y alejamiento completo de Dios. Pero justo cuando el diagnóstico parece terminal, justo cuando la descripción alcanza su punto más oscuro, aparecen dos palabras en nuestro castellano que cambian todo “Pero Dios”.

Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó, nos dio vida. Él nos alcanzó cuando estábamos muertos. Nos rescató cuando no podíamos hacer nada por nosotros mismos. Y lo hizo no porque éramos dignos, sino por Su inmensa misericordia y Su amor inagotable.

Tres verdades bíblicas

1. La vida lejos de Cristo es muerte y esclavitud

Escucha esto con atención: nadie que esté lejos de Cristo puede decir que es libre. Y la razón es simple: todos somos esclavos de algo. Servimos a lo que nos domina, y eso puede ser el deseo de agradar a Dios o el deseo por el pecado. Pero esta última es una forma de esclavitud de la que nadie puede liberarse por sí mismo.

Pablo dice que antes andábamos según la corriente de este mundo y hacíamos la voluntad de la carne. Eso es esclavitud. Es lamentable ver cómo personas dicen que pueden tener control sobre sus pecados, que algún día los dejarán, que pueden parar cuando quieran. Pero la verdad es que son controlados por sus deseos y también por el maligno. Jesús fue claro cuando dijo: “todo el que comete pecado es esclavo del pecado”.

Si estás lejos de Cristo hoy, no te engañes pensando que eres libre porque puedes hacer lo que quieras. Hacer lo que quieres cuando lo que quieres es pecado es precisamente la evidencia de que eres esclavo. La verdadera libertad viene cuando Cristo nos libera, cuando podemos decir no al pecado porque ahora servimos a un nuevo amo, uno que nos ama y nos ha dado vida.

2. Un muerto no puede darse vida a sí mismo

El estado del hombre delante de Dios no es el de un moribundo que necesita reanimación, sino el de un muerto. Déjame que eso penetre. Pablo no dice que estábamos enfermos o débiles espiritualmente. Dice que estábamos muertos. Y un muerto no puede hacer nada.

La misma esperanza que tienes de ir al cementerio y pedirle a los huesos que se rearmen y se levanten es la misma esperanza que tiene un muerto espiritual de darse vida a sí mismo. Su inclinación es hacia el mal, su corazón está corrompido, su voluntad está esclavizada. Necesita de algo externo que le dé el aliento de vida, y eso solo puede venir de la misericordia de Dios.

Por eso el evangelio es tan radical. Por eso la salvación es por gracia mediante la fe. Porque si fuera por obras, si dependiera de nosotros, estaríamos perdidos. No podemos salvarnos a nosotros mismos de la misma manera que Lázaro no pudo salir de la tumba hasta que Jesús lo llamó. Dios tiene que hacerlo todo. Y eso debería llenarnos de humildad y gratitud.

Si eres creyente hoy, nunca olvides que no fue tu inteligencia, tu bondad o tu esfuerzo lo que te salvó. Fue Dios. Él te dio vida cuando estabas muerto. Eso es pura gracia.

3. El Señor nos rescata del pecado para hacerse Señor nuestro

Aquí hay algo crucial que no podemos pasar por alto. Dios no nos rescata del pecado para que hagamos lo que queramos. No nos libera de la esclavitud para dejarnos a la deriva. Él nos rescata para hacerse Señor de nuestras vidas. Nos da vida juntamente con Cristo, nos resucita con Él, nos sienta con Él en los lugares celestiales.

Esto significa que la salvación no es solo un boleto al cielo, es un cambio de señorío. Antes servíamos al pecado, ahora servimos a Cristo. Antes éramos esclavos de nuestras pasiones, ahora somos siervos de la justicia. Y esto no es una carga, es libertad. Porque servir a Cristo es servir al único que nos ama perfectamente, al único que murió por nosotros, al único que nos conoce completamente y aun así nos acepta.

Si Cristo te ha dado vida, entonces tu vida ya no es tuya. Le perteneces a Él. Y esa es la mejor noticia que podrías recibir hoy, porque Él es el mejor amo que podrías tener. Él te guía con sabiduría, te sostiene con poder y te ama con un amor eterno.

Reflexión y oración

Estábamos muertos, pero Dios nos dio vida. Éramos esclavos, pero Cristo nos liberó. No merecíamos nada, pero Él nos amó con amor eterno. Esta es la obra más impactante de Dios: rescatar a los que no podían rescatarse a sí mismos.

Padre, gracias por tu misericordia. Gracias porque cuando estaba muerto en mis pecados, Tú me diste vida. Gracias por tu amor inmerecido, por tu gracia abundante. Perdóname por las veces que olvido de dónde me sacaste, por las veces que actúo como si me hubiera salvado a mí mismo. Ayúdame a vivir cada día asombrado por tu gracia, reconociendo que mi vida te pertenece. Que pueda servirte con gozo sabiendo que Tú eres el mejor Señor. En el nombre de Jesús, amén.

*Lecturas del plan para hoy:

1 Reyes 4-5, Efesios 2, Ezequiel 35, Salmo 85

*Este devocional está basado en el plan de lecturas de Robert Murray M'Cheyne

¿Dónde quieres recibir los devocionales?

Jacobis Aldana, pastor Iglesia Bíblica Soberana Gracia

Sobre el autor de este devocional diario

Este devocional es escrito y narrado por el pastor Jacobis Aldana. Es licenciado en Artes Teológicas del Miami International Seminary (Mints) y cursa una Maestría en Divinidades en Midwestern Baptist Theological Seminary; ha servido en el ministerio pastoral desde 2011, está casado con Keila Lara y es padre de Santiago y Jacobo.