Devocional para el 07 de septiembre

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Versículo base: «Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo» (1 Corintios 12:4-5, NBLA)

Un cuerpo, muchos miembros: el fin de la competencia espiritual

Entramos ahora en lo que algunos llaman «la zona de turbulencia» de 1 Corintios, no porque el texto sea confuso, sino por los debates que genera. Pero Pablo no escribe estos tres capítulos para avivar discusiones sobre si los dones siguen vigentes o no. Su propósito es corregir otro problema de división en Corinto. Esta vez no se dividían por líderes o por comida sacrificada a ídolos, sino por una supuesta superioridad espiritual. Algunos se creían más espirituales por hablar en lenguas extrañas, mientras otros se sentían inferiores por no tener dones espectaculares. El mismo problema de siempre en Corinto: usar los dones de Dios para dividir en lugar de unir. Pablo dedica tres capítulos a establecer que los dones son diversos pero del mismo Espíritu (cap. 12), deben ser motivados por amor (cap. 13) y practicarse con orden para edificación (cap. 14).

Entendiendo el pasaje

El capítulo 12 se estructura en tres secciones claras que desarrollan progresivamente el argumento de Pablo sobre la naturaleza y función de los dones espirituales.

Primera sección: la naturaleza divina de los dones (vv. 1-11). Pablo comienza aclarando el origen de los verdaderos dones espirituales. Los corintios estaban confundidos porque algunas manifestaciones se parecían a los trances paganos de su vida anterior. Pablo les da un criterio simple: si exalta a Cristo, viene del Espíritu; si maldice a Cristo, no viene de Dios. Luego muestra que la Trinidad completa está involucrada: hay diversidad de dones pero el mismo Espíritu, diversidad de ministerios pero el mismo Señor, diversidad de operaciones pero el mismo Dios (vv. 4-6). Los dones no son para presumir sino para el provecho común (v.7). Pablo lista nueve dones diferentes —palabra de sabiduría, palabra de conocimiento, fe, sanidades, milagros, profecía, discernimiento, lenguas, interpretación— y enfatiza que todos vienen del mismo Espíritu que reparte a cada uno como Él quiere (v.11).

Segunda sección: la naturaleza diversa de los dones mediante la analogía del cuerpo (vv. 12-26). Aquí Pablo desarrolla una de las analogías más ricas de toda la Escritura. El cuerpo tiene muchos miembros pero es uno solo. Así Cristo: todos fuimos bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo (v.13). El pie no puede decir «porque no soy mano, no soy del cuerpo» (v.15). El ojo no puede decir a la mano «no te necesito» (v.21). Los miembros que parecen más débiles son los más necesarios (v.22). Dios compuso el cuerpo dando más honor al que le faltaba, para que no haya división (vv. 24-25). Si un miembro padece, todos padecen; si uno recibe honra, todos se gozan (v.26).

Tercera sección: la naturaleza única y ordenada de los dones (vv. 27-31). Pablo cierra aplicando la analogía: «Ustedes son el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular» (v.27). Luego lista los dones en orden de prioridad: primero apóstoles, segundo profetas, tercero maestros, después milagros, sanidades, ayudas, administración, lenguas (v.28). Las preguntas retóricas son devastadoras: «¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Hacen todos milagros? ¿Hablan todos lenguas?» (vv. 29-30). La respuesta obvia es no. Entonces, ¿por qué la obsesión con que todos hablen lenguas?

Tres verdades bíblicas

  1. Los verdaderos dones espirituales siempre exaltan a Cristo, no al que los ejerce El primer criterio que Pablo establece es definitivo: nadie que hable por el Espíritu de Dios dice «Jesús es anatema», y nadie puede decir «Jesús es el Señor» sino por el Espíritu Santo (v.3). Muchas veces vemos expresiones de lo que algunos llaman dones que son más imitación de rituales paganos que glorificación de Cristo. Iglesias enteras donde todos repiten exactamente las mismas «lenguas», evidenciando que es euforia colectiva, no obra del Espíritu. Los verdaderos dones del Espíritu siempre conducen a la gloria de Cristo mediante proclamación clara y entendible. Si un supuesto don te hace sentir superior a otros hermanos o divide la iglesia, no viene de Dios. El Espíritu da dones para provecho común, no para pedestales personales.
  2. Dios diseñó la iglesia como un cuerpo donde cada miembro es indispensable Ningún miembro debe considerarse inferior porque no tiene dones espectaculares. El pie no deja de ser del cuerpo porque no es mano. Tampoco ningún miembro debe menospreciar a otros porque sus dones sean más visibles. Los miembros que parecen más débiles son los más necesarios. Como el estribo en el oído: pequeño, invisible, pero sin él no hay equilibrio. Algunos en Corinto creían que sin lenguas no eran espirituales. Otros que tenían lenguas menospreciaban a los demás. Ambos estaban equivocados. Dios colocó los miembros en el cuerpo como Él quiso, no como nosotros queremos. Tu don puede no ser espectacular, pero si Dios te lo dio, es indispensable para el cuerpo.
  3. Los dones deben generar unidad, no competencia espiritual «Si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él; si un miembro recibe honra, todos los miembros se regocijan con él» (v.26). Los dones no deberían generar divisiones sino todo lo contrario. Cuando ves a un hermano servir con cierta habilidad, eso debe conducirte a agradecer a Dios por ese regalo a Su iglesia, no a envidiarlo o menospreciarlo. Pablo pregunta: cuando estás motivado a servir, ¿qué te impulsa realmente? ¿El amor a los hermanos o que todos vean cuán virtuoso eres? En algunos movimientos, una persona no se considera creyente hasta que habla en lenguas. Este pasaje es claro: no todos tienen que hacerlo, menos como exhibición pública de espiritualidad.

Reflexión y oración

¿Estamos poniendo nuestros dones al servicio de la iglesia o los usamos para gloria personal? Si dices «yo no sé cantar, predicar o tocar un instrumento», ¿son esas las únicas maneras de servir? Quizá lo que escondes es un deseo de figurar, y eso es pecado. No menosprecies tus dones porque es Dios quien te los dio. Por otro lado, si tienes dones visibles, ¿los usas para edificar o para dividir? La iglesia no necesita estrellas espirituales sino miembros que se amen y sirvan mutuamente.

Señor, perdónanos cuando hemos usado tus dones para dividirnos en lugar de unirnos. Perdónanos cuando hemos envidiado los dones de otros o menospreciado los nuestros. Ayúdanos a ver tu iglesia como un cuerpo donde cada miembro es indispensable. Que nuestros dones siempre exalten a Cristo, no a nosotros mismos. Danos humildad para servir y gratitud por cómo equipas a tu iglesia. Que seamos un cuerpo unido, no una competencia de espiritualidad. Por Jesucristo, amén.

*Lecturas del plan para hoy:

2 Samuel 2, 1 Corintios 12, Ezequiel 11, Salmos 50

*Este devocional está basado en el plan de lecturas de Robert Murray M'Cheyne

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Jacobis Aldana, pastor Iglesia Bíblica Soberana Gracia

Sobre el autor de este devocional diario

Este devocional es escrito y narrado por el pastor Jacobis Aldana. Es licenciado en Artes Teológicas del Miami International Seminary (Mints) y cursa una Maestría en Divinidades en Midwestern Baptist Theological Seminary; ha servido en el ministerio pastoral desde 2011, está casado con Keila Lara y es padre de Santiago y Jacobo.