Versículo base: “Porque Dios no es injusto como para olvidarse de la obra de ustedes y del amor que han mostrado hacia Su nombre, habiendo servido, y sirviendo aún, a los santos.” (Hebreos 6:10, NBLA)
El Dios que recuerda tu servicio
¿Alguna vez has trabajado duro en algo y nadie pareció notarlo? Quizás pasaste horas preparando una comida especial, o te quedaste hasta tarde terminando un proyecto, o invertiste tiempo en ayudar a alguien, y todo pasó desapercibido. Puede ser desalentador. Las palabras de Hebreos 6:10 son un oportuno aliento, nos hace ver que hay Alguien que siempre nota y recuerda cada acto de servicio hecho en Su nombre.
Entendiendo el pasaje
El capítulo 6 de Hebreos contiene una de las advertencias más serias de todo el Nuevo Testamento sobre el peligro de apartarse de la fe. El autor ha estado exhortando a sus lectores a abandonar la inmadurez espiritual y avanzar hacia la perfección. Después de una severa advertencia sobre la imposibilidad de renovar para arrepentimiento a quienes rechazan a Cristo después de haberlo conocido plenamente, el autor cambia sorprendentemente de tono en el versículo 9: “Pero en cuanto a ustedes, amados, aunque hablamos así, estamos persuadidos de cosas mejores…”
Este cambio de tono es crucial para entender nuestro versículo. El autor está ofreciendo aliento a creyentes que enfrentan dificultades y tentaciones para abandonar la fe. Les recuerda que Dios ha visto su fidelidad, su servicio práctico a otros creyentes (“los santos”) y su amor demostrado hacia el nombre de Dios. La base de este aliento no es un sentimentalismo vacío sino el carácter de Dios mismo: “Dios no es injusto”. Sería contrario a la naturaleza justa de Dios olvidar o ignorar la fidelidad de Sus hijos.
Tres verdades bíblicas
- Dios mantiene un registro perfecto de tu fidelidad Cuando servimos a otros creyentes, estamos sirviendo indirectamente a Dios mismo. Jesús dijo: “En cuanto lo hicieron a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicieron” (Mateo 25:40). Dios registra fielmente cada acto de servicio, cada muestra de amor, cada sacrificio hecho por otros. Incluso los actos que nadie más ve están plenamente a la vista de Dios. La próxima vez que te sientas tentado a pensar que tu servicio no importa o ha pasado desapercibido, recuerda que el Juez del universo lleva un registro perfecto de tu fidelidad.
- El amor práctico demuestra la autenticidad de la fe El autor de Hebreos conecta “la obra” y “el amor” mostrado hacia el nombre de Dios. La fe genuina siempre se manifiesta en amor práctico hacia los demás. No es suficiente decir que amamos a Dios; debemos demostrarlo sirviendo a Su pueblo. Los destinatarios de Hebreos habían demostrado la autenticidad de su fe a través de acciones tangibles de amor. Esto es lo que Santiago llama “fe con obras” y lo que Pablo describe como “fe que obra por el amor”. Examina tu propia vida: ¿Hay evidencia práctica de tu amor hacia Dios en la forma en que sirves a los demás?
- La justicia de Dios garantiza la recompensa de los fieles El carácter justo de Dios es el fundamento de nuestra esperanza. Si Dios fuera caprichoso o injusto, no podríamos confiar en Sus promesas. Pero precisamente porque Dios es justo, podemos estar seguros de que nuestro servicio fiel será reconocido y recompensado. Pablo afirma esto en 2 Corintios 5:10: “Porque todos nosotros debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que le corresponda, según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.” La justicia de Dios es una fuente de consuelo, no de temor, para aquellos que fielmente sirven a Su pueblo.
Reflexión y oración
El servicio cristiano puede ser agotador, especialmente cuando enfrentamos ingratitud o falta de reconocimiento. Pero Dios nos anima recordándonos que Él ve, recuerda y valora cada acto de servicio hecho en Su nombre. Su justicia garantiza que ningún sacrificio pasará desapercibido. Esto nos da la fuerza para continuar sirviendo fielmente, incluso cuando el camino es difícil.
Padre celestial, gracias porque ves y recuerdas cada acto de servicio que hago en tu nombre. Cuando me siento cansado o desanimado, cuando parece que nadie nota mi esfuerzo, recuérdame que tú mantienes un registro perfecto de mi fidelidad. Ayúdame a servir sin buscar reconocimiento humano, encontrando satisfacción en agradar solo a ti. Gracias porque tu justicia garantiza que ningún acto de amor quedará sin recompensa. Dame fuerzas para seguir sirviendo fielmente a tu pueblo, demostrando mi amor por ti a través de mi amor por los demás. En el nombre de Jesús, amén.