Devocional para el 10 de junio

Versículo base: «Entonces apareció una gran señal en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza» (Apocalipsis 12:1, NBLA)

El conflicto detrás del conflicto

Llegamos hoy a uno de los momentos más importantes de nuestra serie en Apocalipsis. Hemos caminado juntos desde la revelación de Cristo glorificado a las iglesias, pasando por la majestuosa visión del trono celestial, hasta los juicios de sellos y trompetas que nos mostraron las consecuencias del pecado en la tierra. Ahora bien, el capítulo 12 marca el gran pivote de todo el libro. Aquí se parte en dos, los capítulos 12-14 funcionan como un interludio antes de que aparezca el juicio final y tienen el propósito de mostrarnos el origen cósmico del conflicto terrenal y la ferre persecución que los creyentes experimentan en el mundo. Si hasta aquí vimos el qué y el cómo del conflicto terrenal, a partir de este momento Juan nos muestra el porqué.

Hemos visto en detalle cómo se ve la gran persecución a la iglesia y como Dios la guarda y la sostiene mientras cumple su llamado de continuar predicando el evangelio, pero Juan ahora corre el telón para revelarnos las causas de dicha persecución. Es como observar el humo y finalmente ver el fuego que lo produce. Este capítulo nos levanta el velo para mostrarnos que detrás de cada conflicto terrenal hay una guerra cósmica que comenzó mucho antes de que nosotros naciéramos.

Entendiendo el pasaje

Juan nos presenta ahora a los verdaderos protagonistas de este drama cósmico. La visión comienza con una «gran señal», una revelación simbólica cargada de significado del Antiguo Testamento que debemos interpretar cuidadosamente.

La mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies y coronada con doce estrellas, ha generado diversas interpretaciones. Algunos ven aquí a María, la madre de Jesús, pero esto es problemático: la mujer da a luz con dolor y luego huye al desierto por 1,260 días, algo que no corresponde a la experiencia histórica de María. Otros sugieren que es la Iglesia, pero la Iglesia no dio a luz a Cristo; más bien Cristo dio origen a la Iglesia. La interpretación más consistente es que representa al pueblo del pacto de Dios a través de las edades, comenzando con Israel.

Los símbolos apuntan directamente al sueño de José en Génesis 37, donde el sol representaba a Jacob, la luna a su esposa, y las doce estrellas a las doce tribus. La mujer simboliza al pueblo de Israel, del cual nació el Mesías según la carne, como dice Pablo en Romanos 9:5.

El dragón es identificado sin ambigüedad como «la serpiente antigua que se llama diablo y Satanás» (v.9).

El niño varón es Cristo, quien «va a regir a todas las naciones con vara de hierro» y fue «arrebatado hasta Dios y hasta su trono» (v.5), referencias claras a su ascensión y reino mesiánico. Este lenguaje apocalíptico nos revela la realidad espiritual detrás de los eventos históricos: el nacimiento, muerte, resurrección y ascensión de Cristo como el centro del conflicto cósmico.

Tres verdades bíblicas

  1. Tu conflicto tiene un origen cósmico: Cuando enfrentamos oposición por causa de la fe, debemos traer esto a memoria, que no estás luchando contra carne y sangre. La hostilidad que experimentas en el trabajo por defender principios bíblicos, las burlas por tu integridad, o la presión cultural para comprometer tus convicciones, tienen su origen en este conflicto cósmico. Satanás sabe que no puede tocar a Cristo, entonces dirige su furia contra la descendencia de la mujer: tú. Entender esto te libera de tomar los ataques de manera personal y te ayuda a responder con sabiduría y compasión hacia quienes son usados como instrumentos del enemigo.
  2. Debes resistir al diablo en la fe: Pablo nos dice en Efesios 6 que nuestra lucha no es contra carne y sangre, sino contra principados y potestades espirituales. Este capítulo de Apocalipsis confirma que vivimos en medio de una guerra espiritual real. Satanás ha sido expulsado del cielo, pero aún tiene acceso a la tierra y busca devorar a la descendencia de la mujer. Ahora bien, no debes vivir aterrorizado, sino alerta. Santiago dice que si resistes al diablo, él huirá de ti. Tu resistencia debe ser en la fe, confiando en la sangre de Cristo que ya lo venció. Cuando sientes tentación a la amargura, al chisme, a la desesperanza o a la desobediencia, recuerda que hay un enemigo real detrás de esos pensamientos, pero también recuerda que «mayor es el que está en ti que el que está en el mundo».
  3. El resultado de la batalla ya está decidido El versículo 11 nos dice que los santos «lo han vencido por medio de la sangre del Cordero». Esto es glorioso. La obra de Cristo en la cruz no solo aseguró tu salvación, sino que selló la derrota definitiva de Satanás. Aunque el dragón fue expulsado del cielo, aún ronda la tierra «sabiendo que tiene poco tiempo» (v.12). Esto explica la intensidad de la oposición que enfrentamos, pero también nos da esperanza inquebrantable: su tiempo está contado. Puedes enfrentar cualquier dificultad sabiendo que ya estás del lado ganador. Cristo ya venció en la cruz y su victoria es nuestra victoria.

Reflexión y oración

Formamos parte de una historia más grande que nuestras circunstancias inmediatas. Los conflictos que enfrentamos son batallas de una guerra que Cristo ya ganó, asi que veamos cada dificultad como una oportunidad de demostrar que pertenecemos al Rey victorioso.

Padre celestial, gracias porque nos has revelado la realidad detrás de nuestras luchas diarias. Ayúdanos a no desanimarnos cuando enfrentemos oposición, recordando que tú ya has vencido. Fortalece nuestro testimonio para que otros vean tu victoria a través de nuestras vidas. Que vivamos con la confianza de saber que estamos del lado ganador de esta guerra cósmica. En el nombre de Jesús, amén.

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*Lecturas del plan para hoy:

Deuteronomio 15, Salmos 102, Isaías 42, Apocalipsis 12

*Este devocional está basado en el plan de lecturas de Robert Murray M'Cheyne

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Jacobis Aldana, pastor Iglesia Bíblica Soberana Gracia

Sobre el autor de este devocional diario

Este devocional es escrito y narrado por el pastor Jacobis Aldana. Es licenciado en Artes Teológicas del Miami International Seminary (Mints) y cursa una Maestría en Divinidades en Midwestern Baptist Theological Seminary; ha servido en el ministerio pastoral desde 2011, está casado con Keila Lara y es padre de Santiago y Jacobo.