Devocional para el 12 de septiembre

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Versículo base: «El día en que temo, yo en Ti confío. En Dios, cuya palabra alabo, en Dios he confiado; no temeré. ¿Qué puede hacerme el simple mortal?» (Salmo 56:3-4, NBLA)

Cuando el miedo toca a tu puerta

Hace unos días leí que el 77% de los adultos experimenta síntomas físicos causados por el estrés y la ansiedad. Los algoritmos de las redes sociales están diseñados específicamente para mantenernos en estado de alerta constante: noticias alarmantes, videos de desastres, amenazas económicas. Todo calibrado para generar engagement a través del miedo. Te despiertas a las 3 AM con el corazón acelerado. La cuenta bancaria, el diagnóstico médico pendiente, esa conversación difícil con tu jefe mañana. El miedo es real y tiene tu dirección.

Ahora bien, hay algo reconfortante en saber que David, el hombre conforme al corazón de Dios, escribió estas palabras mientras estaba literalmente atrapado en territorio enemigo.

Entendiendo el pasaje

David escribe este salmo en Gat, la ciudad de Goliat. Está rodeado de filisteos que lo reconocieron y lo capturaron (1 Samuel 21). Para salvarse, tuvo que fingir locura, dejando que la saliva corriera por su barba y arañando las puertas como un demente. Este es el contexto del salmo: David está en el peor escenario posible, fingiendo demencia para sobrevivir.

David reconoce momentos específicos de terror. Es honesto: hay días donde el miedo lo invade.Pero el salmista tambien muestra su confianza en el Señor y como se inclina hacia Él. David repite este verbo dos veces en el pasaje, enfatizando que la confianza es una decisión que toma conscientemente, mientras el miedo todavía está presente. La pregunta retórica del final – “¿Qué puede hacerme el simple mortal?” – viene después de confiar, es el resultado de anclar su fe en Dios y su palabra. Este patrón se repite en toda la Escritura: Gedeón temblando antes de la batalla, Pedro hundiendo en el agua, los discípulos aterrorizados en la tormenta. La fe bíblica reconoce el miedo y decide confiar de todas formas.

Tres verdades bíblicas

  1. El miedo es una realidad que Dios reconoce David dice “el día en que temo”, asumiendo que habrá esos días. Dios diseñó tu cuerpo con respuestas de alerta por una razón. Sentir ansiedad ante el despido laboral o el resultado de una biopsia te hace humano, no débil espiritualmente. El problema surge cuando permites que el miedo tome las decisiones por ti. Cuando dejas que gobierne tus acciones, tus relaciones, tu futuro. Reconoce tu miedo ante Dios, ponle nombre, y luego decide qué hacer con él.
  2. La confianza es una decisión que tomas, no una emoción que esperas “Yo en Ti confío” – David elige confiar mientras todavía siente miedo. En tu oficina, cuando te llaman a una reunión inesperada, tienes segundos para decidir: ¿dejarás que el pánico escriba historias catastróficas en tu mente o anclarás tus pensamientos en las promesas de Dios? La confianza se ejercita. Cada vez que eliges creer que Dios está en control mientras tu mundo parece desmoronarse, fortaleces ese músculo espiritual.
  3. Cristo conoce tu miedo desde adentro En Getsemaní, Jesús experimentó tal angustia que sudó gotas de sangre – una condición médica real llamada hematidrosis que ocurre bajo estrés extremo. Él sintió el peso aplastante de cargar con el pecado del mundo. Tu Salvador conoce el sabor del terror. Por eso puede ser un sumo sacerdote compasivo. Tu miedo te califica para recibir su compasión. Él ya caminó por el valle de sombra de muerte y salió victorioso del otro lado.

Reflexión y oración

El miedo tocará a tu puerta – eso es inevitable en este mundo caído. Pero tiene que pedir permiso para entrar a vivir contigo. Dios te da el poder de decidir quién gobierna tu corazón. Su presencia en la tormenta vale más que su ausencia en la calma.

Padre, reconozco que hay días donde el miedo me paraliza. Hoy mismo tengo temores específicos que rondan mi mente. Decido confiar en ti, en tu palabra, en tus promesas. Ayúdame a ejercitar esta confianza especialmente cuando las circunstancias griten lo contrario. Gracias porque Jesús conoce mi temor desde adentro y me ofrece su compasión perfecta. Dame la valentía de David para enfrentar mis gigantes confiando en tu poder. Amén.

*Lecturas del plan para hoy:

2 Samuel 7, 2 Corintios 1, Ezequiel 15, Salmos 56-57

*Este devocional está basado en el plan de lecturas de Robert Murray M'Cheyne

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Jacobis Aldana, pastor Iglesia Bíblica Soberana Gracia

Sobre el autor de este devocional diario

Este devocional es escrito y narrado por el pastor Jacobis Aldana. Es licenciado en Artes Teológicas del Miami International Seminary (Mints) y cursa una Maestría en Divinidades en Midwestern Baptist Theological Seminary; ha servido en el ministerio pastoral desde 2011, está casado con Keila Lara y es padre de Santiago y Jacobo.