Devocional para el 14 de junio

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Versículo base: «Y oí una gran voz que desde el templo decía a los siete ángeles: “Id y derramad sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios”» (Apocalipsis 16:1, NBLA)

La ira consumada

Después del preludio solemne del capítulo 15, ahora presenciamos el derramamiento de las siete copas de la ira de Dios. Ya no estamos en el terreno de los juicios parciales que caracterizaron a los sellos y las trompetas. Aquí no se habla de “un tercio” afectado, sino de juicios totales y finales. La voz que sale del templo es la misma voz de Dios que ordenó la creación, y ahora ordena la consumación del juicio.

Este capítulo representa el clímax de toda la secuencia de juicios en Apocalipsis. Después de haber conocido a los actores del drama cósmico en el gran interludio, ahora vemos cómo termina la historia. Las copas son más que eventos futuros que debemos descifrar, es la demostración final de que Dios no tolerará indefinidamente la rebelión contra su carácter santo.

Entendiendo el pasaje

Las siete copas se derraman en rápida sucesión, cada una dirigida específicamente al reino de la bestia y sus seguidores. Las primeras cuatro copas atacan los elementos básicos de la vida: la tierra, el mar, los ríos, y el sol. Estas plagas evocan las plagas de Egipto, mostrando que Dios sigue siendo el mismo que liberó a su pueblo de la esclavitud.

La quinta copa se derrama sobre el trono de la bestia, sumiendo su reino en tinieblas y dolor. La sexta copa seca el río Éufrates, preparando el camino para la batalla final del Armagedón. Los espíritus inmundos que salen como ranas de la boca del dragón, la bestia y el falso profeta son la contraparte demoníaca de la trinidad divina, reuniendo a los reyes de la tierra para la batalla contra Dios.

La séptima copa, derramada en el aire, provoca la voz desde el trono que declara: “Hecho está.” Es la consumación final. Babilonia la grande recibe la copa del vino del furor de la ira de Dios, las islas huyen, los montes desaparecen, y granizo del peso de un talento cae sobre los hombres. Ahora bien, lo más impactante es que incluso ante estos juicios evidentes, los hombres blasfeman contra Dios y no se arrepienten.

Tres verdades bíblicas

  1. El juicio de Dios es justo y merecido A lo largo del capítulo, los ángeles declaran la justicia de estos juicios. “Justo eres tú, el que eres y que eras, oh Santo, porque has juzgado estas cosas” (v.5). La paciencia no es indiferencia, su misericordia no es debilidad. El día viene cuando toda injusticia será puesta al descubierto y juzgada con perfecta equidad. Este mundo parece cada vez más loco, pero los hijos de Dios podemos tener paz.
  2. El corazón humano puede endurecerse incluso ante la evidencia de Dios Lo más aterrador del capítulo no son las plagas, sino la respuesta humana a ellas. A pesar de los juicios evidentes, los hombres “blasfemaron contra Dios” y “no se arrepintieron para darle gloria” (v.9, 11, 21). Esto nos enseña que el problema fundamental del ser humano no es la falta de evidencia sobre Dios, sino la dureza del corazón. No asumas que si presentas más argumentos o evidencias, las personas automáticamente se arrepentirán. El corazón humano necesita la obra regeneradora del Espíritu Santo, no solo más información.
  3. Cristo viene como ladrón para los que no velan En medio del juicio, Cristo inserta una bendición: “Bienaventurado el que vela y guarda sus ropas” (v.15). Esta es una referencia a su segunda venida. Para los que están listos, su venida será gloriosa liberación. Para los que no están preparados, será como ladrón en la noche. Si has puesto tu fe en él, estos juicios no son tu destino; son la vindicación de tu fe y la respuesta a tus oraciones pidiendo justicia.

Reflexión y oración

Las copas de la ira reflejan que Dios es tanto amor como justicia, tanto misericordioso como santo. Su paciencia tiene límites, su tolerancia al mal tiene un final. Veamos en estos juicios no causa para terror, sino razón para adoración: nuestro Dios es justo y hará que toda injusticia sea puesta en orden.

Dios todopoderoso, reconocemos que tus juicios son justos y verdaderos. Gracias porque en Cristo hemos escapado de la ira que viene y hemos sido trasladados al reino de tu Hijo amado. Ayúdanos a no endurecer nuestros corazones como los que blasfeman incluso ante tu juicio evidente. Manténnos velando y guardando nuestras ropas, listos para tu venida. Danos corazones que se quebranten por los que están bajo tu ira, y úsanos para llevarles el evangelio antes de que sea demasiado tarde. En el nombre de Jesús, amén.

*Lecturas del plan para hoy:

Deuteronomio 19, Salmos 106, Isaías 46, Apocalipsis 16

*Este devocional está basado en el plan de lecturas de Robert Murray M'Cheyne

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Jacobis Aldana, pastor Iglesia Bíblica Soberana Gracia

Sobre el autor de este devocional diario

Este devocional es escrito y narrado por el pastor Jacobis Aldana. Es licenciado en Artes Teológicas del Miami International Seminary (Mints) y cursa una Maestría en Divinidades en Midwestern Baptist Theological Seminary; ha servido en el ministerio pastoral desde 2011, está casado con Keila Lara y es padre de Santiago y Jacobo.