Versículo base: «Y vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo, diciendo: “Ven acá, y te mostraré el juicio de la gran ramera que está sentada sobre muchas aguas”» (Apocalipsis 17:1, NBLA)
El juicio de Babilonia la Grande
Después de presenciar el derramamiento de las siete copas de la ira divina, Juan ahora recibe una explicación detallada de uno de los juicios más representativos de esta serie de juicios: lla caída de “Babilonia la Grande.” En la séptima copa vimos cómo “Babilonia la grande vino en memoria delante de Dios, para darle la copa del vino del furor de su ira.” Ahora bien, uno de los ángeles que derramó las copas viene a mostrarle a Juan exactamente qué es esta Babilonia y por qué merece tal juicio.
Este capítulo es importante porque ayuda a entender el colapso de los sistemas mundiales, algo que la audiencia original podía entender perfectamente. Las copas tenían un propósito, y el principal blanco era este sistema corrupto que Juan está a punto de contemplar en toda su maldad.
Entendiendo el pasaje
La visión se abre con la imagen de una gran ramera sentada sobre muchas aguas. En el simbolismo bíblico, una ramera representa infidelidad espiritual, y las aguas simbolizan pueblos, multitudes y naciones. Esta mujer está vestida de púrpura y escarlata, adornada con oro, piedras preciosas y perlas, pero tiene en su mano una copa llena de abominaciones y de las inmundicias de su fornicación.
En su frente está escrito un nombre: “MISTERIO, BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA.” Esta Babilonia no es la ciudad histórica de Mesopotamia, sino un sistema mundial caracterizado por la oposición sistemática a Dios, el materialismo desenfrenado, y la seducción de las naciones para alejarse del la adoración al Dios verdadero.
La mujer está sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, con siete cabezas y diez cuernos. El ángel explica que las siete cabezas son siete montes y también siete reyes, y los diez cuernos son diez reyes que recibirán autoridad junto con la bestia. El propósito de este pasaje es mostrarnos que los sistemas políticos y religiosos corruptos siempre han trabajado juntos para oponerse a Dios, pero su aparente poder es temporal y su juicio es seguro.
Tres verdades bíblicas
Los sistemas mundanos seducen con apariencia de prosperidad La ramera está vestida lujosamente y adornada con riquezas, pero lleva una copa llena de abominaciones. Esto representa cómo los sistemas mundanos te atraen con promesas de éxito, reconocimiento y prosperidad material, pero al final corrompen tu alma. La lección es clara: la apariencia externa puede ser deslumbrante, pero examina lo que realmente contiene esa copa antes de beber de ella.
La alianza entre poder político y religión corrupta es antigua La ramera está sentada sobre la bestia, simbolizando cómo los sistemas religiosos corruptos siempre han usado el poder político para sus fines, y viceversa. Esto no es nuevo; ha existido desde Babel. En tu contexto, mantente alerta cuando veas que se usa la religión para justificar políticas que contradicen la Palabra de Dios, o cuando se usa el poder político para silenciar la verdad bíblica. Tu lealtad debe estar con Cristo, no con sistemas humanos que prometen lo que solo Dios puede dar.
El Cordero vencerá porque es Señor de señores El capítulo termina con esta declaración: “Estos pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes” (v.14). No importa cuán poderosos parezcan los sistemas que se oponen a Dios, su destino está sellado. Aquí está una vez más la verdad que tanto hemos repetido en Apocalipsis, el bien siempre triunfará sobre el mal.
Reflexión y oración
Babilonia la Grande representa todo sistema que busca reemplazar a Dios en el corazón humano. Puede manifestarse en materialismo, poder político corrupto, religión falsa, o cualquier ideología que prometa salvación aparte de Cristo. Veamos este capítulo como una advertencia para no ser seducidos por la copa dorada llena de abominaciones, y como una promesa de que el Cordero prevalecerá sobre todos sus enemigos.
Señor Jesús, protégenos de ser seducidos por los sistemas de este mundo que prometen mucho pero entregan muerte espiritual. Danos discernimiento para reconocer cuando nos ofrecen la copa dorada de Babilonia, y dame fuerza para rechazarla. Ayúdanos a mantener nuestra lealtad solo a ti, recordando que eres Señor de señores y Rey de reyes. Que nuestra esperanza esté puesta en tu reino eterno, no en los sistemas temporales de este mundo. Ven pronto, Señor Jesús. Amén.