Devocional para el 16 de marzo

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Versículo base: “Jesús les respondió y dijo: En verdad, en verdad les digo: ustedes me buscan, no porque hayan visto señales, sino porque comieron de los panes y se saciaron.” (Juan 6:26, NBLA)

Buscando a Jesús por las razones correctas

El día anterior, Jesús había alimentado milagrosamente a más de cinco mil personas con cinco panes y dos peces. Ahora la multitud lo busca nuevamente, pero Jesús conoce sus verdaderas motivaciones. Están allí por lo que pueden obtener, no por quién es Él realmente. Esta realidad sigue siendo relevante hoy: muchos buscan a Dios principalmente por sus beneficios temporales, no por Él mismo.

Entendiendo el pasaje

Este pasaje ocurre inmediatamente después del milagro de la multiplicación de los panes y peces. La multitud, impresionada por este acto, lo había seguido al otro lado del Mar de Galilea. Jesús percibe que sus motivaciones son superficiales – estaban más interesados en llenar sus estómagos que en comprender el significado espiritual de la señal.

El contexto más amplio es crucial. Juan 6 contiene uno de los grandes discursos del “Yo Soy” de Jesús, donde declara: “Yo soy el pan de vida” (v.35). Mientras la multitud busca pan físico, Jesús intenta dirigir su atención hacia el alimento espiritual que permanece para vida eterna. Establece un contraste entre el maná que los israelitas comieron en el desierto (que no impidió que murieran eventualmente) y Él mismo como el pan verdadero que da vida eterna. Este discurso culmina con palabras que muchos encontraron difíciles de aceptar, provocando que muchos discípulos lo abandonaran (v.66).

Tres verdades bíblicas

  1. Las motivaciones equivocadas distorsionan nuestra relación con Dios Jesús confronta directamente las intenciones superficiales de la multitud. Buscaban a Jesús para satisfacer necesidades físicas temporales, no para encontrar la verdad eterna. Examina tu propio acercamiento a Dios: ¿Lo buscas principalmente cuando necesitas soluciones a problemas, sanidad física o prosperidad material? Estas peticiones tienen su lugar, pero cuando constituyen tu motivación principal para la fe, has reducido a Dios a un proveedor de servicios. La fe auténtica valora a Dios por quién es, no meramente por lo que puede darnos. La relación madura con Dios trasciende el interés propio.
  2. El evangelio verdadero ofrece a Cristo mismo como el gran regalo Jesús se describe como “el pan de vida” – Él mismo es el don, no simplemente lo que puede proporcionar. Este es un corrector importante frente a mensajes religiosos populares que presentan a Dios principalmente como medio para obtener salud, riqueza o felicidad terrenal. Tales enseñanzas invierten la relación correcta entre el Creador y la criatura. Jesús declara: “el que cree en mí nunca tendrá sed” (v.35). La fe genuina encuentra su satisfacción en la persona de Cristo, reconociendo que aunque todos los beneficios terrenales fallaran, tener a Cristo es suficiente. Él mismo es nuestro tesoro principal.
  3. La obra que Dios requiere es creer en Jesús Cuando la multitud pregunta qué obras deben realizar, Jesús responde con sorprendente simplicidad: “Esta es la obra de Dios: que crean en el que Él ha enviado” (v.29). Esto confronta directamente la tendencia humana hacia la autosalvación mediante esfuerzos religiosos. La “obra” fundamental es confiar en Cristo. Esto suena demasiado simple para mentes orientadas al logro, pero reconoce la verdad central: nuestra necesidad más profunda no es instrucción moral sino regeneración espiritual que solo viene a través de la fe. Esta confianza tiene implicaciones prácticas, pero comienza con la rendición a Cristo como la provisión completa de Dios para nuestra necesidad espiritual.

Reflexión y oración

Las palabras de Jesús en este capítulo revelan tanto nuestra tendencia a buscar a Dios por motivos equivocados como su paciente redirección hacia lo que realmente importa. Cuando nuestra relación con Dios se centra principalmente en lo que podemos obtener de Él, perdemos el propósito principal de la fe: conocer a Cristo y ser transformados a su semejanza. El pan físico satisface temporalmente, pero solo Jesús mismo puede satisfacer el hambre profunda del alma humana.

Señor Jesús, perdóname por las veces que te he buscado principalmente por lo que puedes darme, en lugar de buscarte por quién eres. Reconozco mi tendencia a valorar tus dones por encima de tu presencia. Gracias porque te ofreces a ti mismo como el pan de vida que verdaderamente satisface. Ayúdame a encontrar mi mayor deleite en ti, no meramente en tus beneficios. Que mi fe descanse en tu persona y obra, no en expectativas de ganancia terrenal. Muéstrame cómo “trabajar por el alimento que permanece para vida eterna” mientras confío completamente en ti. Amén.

*Lecturas del plan para hoy:

Éxodo 27, Juan 6, Proverbios 3, Gálatas 2

*Este devocional está basado en el plan de lecturas de Robert Murray M'Cheyne

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Jacobis Aldana, pastor Iglesia Bíblica Soberana Gracia

Sobre el autor de este devocional diario

Este devocional es escrito y narrado por el pastor Jacobis Aldana. Es licenciado en Artes Teológicas del Miami International Seminary (Mints) y cursa una Maestría en Divinidades en Midwestern Baptist Theological Seminary; ha servido en el ministerio pastoral desde 2011, está casado con Keila Lara y es padre de Santiago y Jacobo.