Devocional para el 19 de noviembre

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Lectura:

«Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.» (Santiago 1:2-4, NBLA)

La Paradoja del sufrimiento

¿Te has preguntado alguna vez por qué sufres? Es una pregunta que todos nos hacemos cuando la vida se pone difícil. Jacobo, el medio hermano de Jesús y líder de la iglesia en Jerusalén, escribió esta carta a creyentes que enfrentaban tiempos muy difíciles. Hambruna, pobreza extrema y persecución religiosa eran su pan de cada día. Su carta es breve, poderosa y directa. Suena como los proverbios y el Sermón del Monte porque Jacobo literalmente creció con ambos. Lo que nos comparte aquí es sabiduría condensada, aprendida en el dolor y sellada con su propia sangre cuando fue martirizado poco después de escribir estas palabras.

Entendiendo el pasaje

Jacobo escribe a judíos mesiánicos dispersos fuera de Israel, comunidades pequeñas de seguidores de Jesús que vivían bajo una presión constante. El estilo de Jacobo es único en el Nuevo Testamento. Usa frases cortas, metáforas memorables y un lenguaje directo que no da vueltas. Su carta es un resumen de sabiduría pastoral para todas las iglesias, diseñada para cambiar cómo vivimos cuando la vida duele.

La tesis central aparece al inicio del capítulo. Jacobo dice algo que parece imposible: considera tus pruebas como puro gozo. Pero nota que no dice “siente gozo por el dolor”. Dice “considera” tus pruebas como gozo, sabiendo algo: Dios las usa para hacerte completo. Esa palabra “perfecto” que usa Jacobo significa ser íntegro, sin fracturas entre lo que crees y cómo vives. La mayoría de nosotros vivimos fracturados, con grandes inconsistencias en nuestro carácter. Dios está en una misión para restaurarnos, para hacernos completos.

El capítulo fluye con una lógica pastoral natural. Primero dice que las pruebas son inevitables y tienen un propósito en Dios. Luego nos dice que necesitamos sabiduría para verlas correctamente. Esta sabiduría viene de un Dios generoso que la da sin reproche a quien la pida con fe. Pero hay un peligro: dudar del carácter de Dios cuando sufrimos. El hombre que duda es como una ola del mar, inestable en todos sus caminos. Aquí Jacobo nos obliga a elegir entre la ansiedad y la confianza.

Después aborda tanto la pobreza como la riqueza. Si eres pobre, que tu situación te enseñe a confiar solo en Dios. Si eres rico, recuerda que todo se marchita como la hierba bajo el sol. Ambos extremos pueden ser pruebas. En los versículos 12-15, Jacobo hace una esta distinción: Dios no tienta a nadie al mal. Las pruebas vienen de afuera para fortalecernos. Las tentaciones brotan de adentro, de nuestros propios deseos, y buscan destruirnos. El sufrimiento no nos hace pecar, pero puede parecer un pretexto conveniente. La verdad es más dura, pecamos porque el pecado ya está en nuestros corazones.

El capítulo cierra con un llamado y es que Dios nos ha dado un nuevo nacimiento a través de su Palabra para hacernos una nueva clase de humanos. Estos nuevos humanos no solo escuchan la Palabra, la hacen. Jacobo llama a esto la “perfecta ley de la libertad”, el resumen que Jesús hizo de toda la Torá: amar a Dios y amar al prójimo. La verdadera religión se ve en cómo hablamos, cómo servimos a los necesitados y cómo vivimos en completa devoción a Dios.

Tres verdades bíblicas

1. Las pruebas son inevitables y tienen un propósito en Dios. No se trata de si enfrentarás dificultades, sino de cuándo. Jacobo no pregunta “¿qué harás si sufres?” sino “cuando sufras”. Dios usa tus pruebas para producir perseverancia y moldearte hacia la plenitud. No necesitas entender el porqué de cada sufrimiento, pero puedes confiar en que su propósito final es conformarte a Cristo. Como dice Hebreos 12, el Padre que ama a su hijo lo disciplina. Tus pruebas son regalos paradójicos en las manos de un Padre bueno.

2. Necesitas sabiduría para enfrentar tus pruebas correctamente. La sabiduría es la habilidad de ver tus circunstancias difíciles a través de los ojos de Dios. Sin esta perspectiva, las pruebas te aplastarán o te endurecerán. Pero Dios promete dar esta sabiduría generosamente a quien se la pida con fe. La pregunta es: ¿confías en que Dios es bueno a pesar de tu dolor? Tu respuesta a esa pregunta determina si saldrás de tus pruebas más cerca de Dios o más amargado.

3. El sufrimiento revela lo que realmente hay en tu corazón. Cuando las cosas se complican, sale lo que llevas dentro. Jacobo es claro, no culpes a Dios por tus tentaciones. El sufrimiento no te hace pecar sino que revela el pecado que ya estaba ahí. Pero también revela si tu fe es genuina o superficial. La fe verdadera produce obediencia incluso en medio del dolor. Esta es la “ley de la libertad” que Jacobo menciona: amar a Dios y al prójimo como Jesús lo enseñó. Y ese amor se demuestra en acciones concretas hacia los necesitados, especialmente cuando tú mismo estás sufriendo.

Reflexión y oración

Jacobo conocía el sufrimiento de primera mano. Fue asesinado por seguir a su hermano mayor, Jesús. Su carta es el legado de un hombre que aprendió a ver sus pruebas como Dios las ve. Dios está comprometido a hacerte completo, sin fracturas entre lo que crees y cómo vives. Las pruebas son su herramienta para lograrlo. La pregunta es si confiarás en Él en medio del dolor.

Padre, gracias por esta carta que nos recuerda que no estamos solos en nuestro sufrimiento. Reconocemos que nuestras pruebas son reales y dolorosas. Pero también reconocemos que Tú eres bueno y digno de confianza. Danos la sabiduría para ver nuestras circunstancias a través de Tus ojos. Moldéanos en medio de nuestras dificultades. Haznos completos, íntegros, fieles. Que nuestras acciones reflejen lo que decimos creer. En el nombre de Jesús, amén.

*Lecturas del plan para hoy:

1 Crónicas 13-14, Santiago 1, Amós 8, Lucas 3

*Este devocional está basado en el plan de lecturas de Robert Murray M'Cheyne

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Jacobis Aldana, pastor Iglesia Bíblica Soberana Gracia

Sobre el autor de este devocional diario

Este devocional es escrito y narrado por el pastor Jacobis Aldana. Es licenciado en Artes Teológicas del Miami International Seminary (Mints) y cursa una Maestría en Divinidades en Midwestern Baptist Theological Seminary; ha servido en el ministerio pastoral desde 2011, está casado con Keila Lara y es padre de Santiago y Jacobo.