Devocional para el 2 de julio

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Versículo base: «Entonces habló a los israelitas: “Cuando sus hijos pregunten a sus padres el día de mañana: ‘¿Qué significan estas piedras?’, ustedes se lo explicarán a sus hijos y les dirán: ‘Israel cruzó este Jordán en tierra seca’.”»(Josué 4:21-22, NBLA)

Los monumentos que Dios levanta

A veces le hablo a mis hijos de las cosas tecnológicas que en mis días eran tecnología avanzada y que ellos ni siquiera pueden reconocer: un teléfono fijo, un televisor con antena y una cámara fotográfica de rollos. Si tuviste una de estas alguna vez, sabrás que eso de mirar fotos en negativo era un verdadero espectáculo. Hoy tomar fotos es la cosa más común del mundo, pero hubo un tiempo en el que capturar recuerdos en imágenes era algo verdaderamente épico. La historia siempre ha tenido un propósito y es hacernos recordar. Dios se ha preocupado por dejarnos recordatorios innumerables cuya meta es que no olvidemos sus palabras y es justo de eso de lo que se trata el devocional de hoy, por cierto hoy es el día número 183 de estos devocionales, lo que indica que hemos llegado a la mitad del año. Un buen momento para fijar un recordatorio.

Entendiendo el pasaje

Este momento histórico es emocionante. Después de cuarenta años en el desierto, Israel finalmente está entrando a la tierra prometida. Josué ha reemplazado a Moisés como líder y está dirigiendo al pueblo en su primera gran conquista. El río Jordán, que estaba en época de crecida y era imposible de cruzar, se detiene milagrosamente cuando los pies de los sacerdotes que llevaban el arca del pacto tocan el agua.

Ahora bien, el milagro ya ocurrió. Todo el pueblo ha cruzado en tierra seca. Era el momento perfecto para seguir adelante, para enfocarse en la siguiente batalla. Pero Dios tenía otros planes. Le ordena a Josué que tome doce hombres, uno de cada tribu, y que saquen doce piedras del lecho del río, precisamente del lugar donde los sacerdotes habían estado parados con el arca. Estas piedras debían ser llevadas al campamento y levantadas como un memorial.

Dios sabe que los seres humanos somos olvidadizos. Él conoce nuestra tendencia a minimizar sus obras con el paso del tiempo. Por eso estableció este monumento como una herramienta de enseñanza para las generaciones futuras. Cuando los niños preguntaran por esas piedras, los padres tendrían la oportunidad perfecta de contar la historia del poder y la fidelidad de Dios.

Tres verdades bíblicas

  1. Dios es el Dios de la historia El Señor se ha preocupado siempre por hacer su nombre perdurable. Por eso nos ha dado un libro escrito, para que nosotros nos ocupemos de tener a la mano las verdades acerca de quién es él y lo que ha hecho por nosotros. Dios no actúa en secreto, ni sus obras son eventos privados que solo benefician a unos pocos. Cada milagro, cada intervención divina, cada acto de misericordia tiene un propósito mayor: revelar su carácter y su poder a todas las generaciones. Las piedras del Jordán no eran solo para Israel, eran una declaración al mundo de que el Dios de Israel es el único Dios verdadero que controla la naturaleza y cumple sus promesas.
  2. Somos olvidadizos y necesitamos recordatorios Nuestras mentes olvidan rápido y por muy espectacular que sea un evento, siempre tendemos a querer reemplazarlo por la expectativa de uno nuevo. Es por eso que a lo largo de la Biblia el Señor se ha encargado de dejarnos recordatorios. La cena del Señor es quizás el más significativo, pero también el poder reunirnos cada mañana alrededor del evento de la resurrección del Salvador. No necesitas un monumento de piedras para recordar lo que Dios ha hecho en tu vida. Cada vez que abres la Biblia, cada vez que oras, cada vez que participas de la comunión, estás visitando tu propio memorial. La pregunta es: ¿estás siendo intencional en recordar, o dejas que la rutina opaque lo que Dios ha obrado en tu vida?
  3. Es nuestro deber enseñar a la siguiente generación El monumento no tenía sentido si se quedaba en silencio. Su propósito se cumplía cuando provocaba preguntas y generaba conversaciones. Dios diseñó este sistema para que la fe se pasara de padres a hijos, de una generación a la siguiente. Tienes la responsabilidad de contar a tus hijos, a tus nietos, a los jóvenes que te rodean, lo que Dios ha hecho en tu vida. Y no estoy halando de impresionarlos con historias de la biblia reconvertidas a historias heroicas, me refiero a mostrarles que el mismo Dios que obró en el pasado sigue obrando hoy. Si no tienes hijos propios, tienes la oportunidad de ser un padre o madre espiritual para otros. La iglesia necesita adultos que estén dispuestos a invertir en las nuevas generaciones, a responder sus preguntas y a señalarles constantemente hacia Cristo.

Reflexión y oración

Dios nos ha dejado como prerrogativa que recordemos Su nombre y sus obras. Debemos reconocer nuestra tendencia a ser olvidadizos al mismo tiempo que abrazamos las formas establecidas por Dios de este lado de la eternidad como un regalo para tenerlo presente todos los días de nuestra vida. Un día no necesitaremos de recordatorios, un día le veremos cara a cara, tal como Él, pero mientras ese día llega debemos permanecer con nuestros ojos puestos en todo loq ue nos apunta a su grandeza y majestad.

Padre, gracias por ser el Dios de la historia, por actuar en nuestras vidas de maneras tangibles y memorables. Perdónanos por las veces que olvidamos tus obras y tomamos por sentado tu fidelidad. Ayúdanos a ser intencionales en recordar lo que has hecho y en compartir esos testimonios con otros, especialmente con las nuevas generaciones. Que nuestras vidas sean monumentos vivientes de tu gracia y poder. En el nombre de Jesús, amén.

*Lecturas del plan para hoy:

Josué 4, Salmos 129-131, Isaías 64, Mateo 12

*Este devocional está basado en el plan de lecturas de Robert Murray M'Cheyne

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Jacobis Aldana, pastor Iglesia Bíblica Soberana Gracia

Sobre el autor de este devocional diario

Este devocional es escrito y narrado por el pastor Jacobis Aldana. Es licenciado en Artes Teológicas del Miami International Seminary (Mints) y cursa una Maestría en Divinidades en Midwestern Baptist Theological Seminary; ha servido en el ministerio pastoral desde 2011, está casado con Keila Lara y es padre de Santiago y Jacobo.