Devocional para el 21 de marzo

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Versículo base:« Moisés volvió al Señor, y dijo: Ah, este pueblo ha cometido un gran pecado, pues se han hecho dioses de oro. Pero ahora, si perdonas su pecado… y si no, bórrame del libro que has escrito» (Éxodo 32:31-32, RVR1960)

Cuando fabricamos sustitutos de Dios

Es sorprendente cómo la impaciencia puede llevarnos a decisiones tan destructivas. Hace poco leí que en Colombia, por cada tres matrimonios se produce un divorcio. Los motivos revelan una preocupante realidad: muchas parejas abandonan sus compromisos por razones superficiales, por no estar dispuestos a sacrificar comodidades, o simplemente por querer continuar viviendo como solteros. En esencia, están cambiando un pacto sagrado por alternativas que fabrican según sus propias preferencias.

Entendiendo el pasaje

En Éxodo 32 encontramos una situación análoga pero infinitamente más grave. Moisés había subido al monte Sinaí para recibir instrucciones divinas, y su ausencia se prolongó por cuarenta días. El pueblo, impaciente, presionó a Aarón para crear un sustituto visible de Dios. Querían  otro dios; querían seguir el mismo camino hacia la tierra prometida, pero en sus propios términos y con un dios que pudieran ver y controlar.

El texto muestra una ironía devastadora: mientras Dios entregaba a Moisés las instrucciones para construir el tabernáculo donde habitaría entre ellos, el pueblo fabricaba un ídolo tosco que pretendía representarle. La reacción divina fue una mezcla de justo juicio y misericordia mediada. Moisés asumió el papel de intercesor, poniendo su propia vida como garantía al decir: “bórrame del libro que has escrito”. Esta intercesión logró aplazar el juicio, aunque no eliminó completamente las consecuencias del pecado del pueblo.

Tres verdades bíblicas

  1. La idolatría surge de nuestra impaciencia con los tiempos de Dios Cuando Dios parece demorar sus respuestas o su presencia no es evidente según nuestras expectativas, existe una tendencia natural a crear sustitutos. Quizás tu becerro de oro no sea una estatua, sino una carrera, una relación, o incluso buenas obras religiosas que has colocado como mediadores entre tú y Dios. Examina honestamente: ¿qué has puesto en el lugar que solo le corresponde a Dios mientras esperas que Él responda a tu manera y tiempo?
  2. No prosperaremos intentando moldear a Dios a nuestra imagen El pueblo no solo pecó creando un ídolo; intentó redefinir quién era Dios y cómo relacionarse con Él. Cuando Israel declaró “estos son tus dioses, oh Israel, que te sacaron de Egipto”, estaban atribuyendo la obra divina a su propia creación. Esto refleja nuestra tendencia a querer un dios que apruebe nuestras decisiones y se ajuste a nuestras preferencias. La religión personalizada, donde seleccionamos las partes de Dios que nos resultan cómodas y descartamos las demás, siempre termina en fracaso espiritual y desconexión de la verdadera presencia divina.
  3. Cristo es el mediador perfecto que Moisés solo pudo prefigurar Cuando Moisés ofreció su vida a cambio del perdón para Israel, estaba anticipando de manera imperfecta lo que Cristo haría perfectamente. Jesús no solo se ofreció a sí mismo, sino que efectivamente cargó con nuestro castigo. A diferencia de Moisés que subía y bajaba del monte como mediador temporal, Cristo descendió del cielo, cargó nuestros pecados, y ascendió de nuevo para interceder permanentemente por nosotros. La respuesta de Dios a Moisés fue que cada uno debía cargar con su propio pecado, pero en Cristo, encontramos a alguien que voluntariamente cargó con todos ellos.

Reflexión y oración

Este pasaje nos recuerda que nuestra tendencia a fabricar sustitutos de Dios es tan antigua como nuestra propia historia. La impaciencia, el deseo de control y la incomodidad con la invisibilidad divina nos llevan constantemente a crear alternativas manejables. Sin embargo, Dios en su misericordia no nos abandona a nuestros ídolos. A través de mediadores e intercesores, y finalmente a través de Cristo, Dios sigue buscando restaurar la relación con quienes han quebrantado el pacto.

Padre, confieso que soy experto en fabricar ídolos. Cuando no te mueves según mis tiempos o expectativas, rápidamente busco sustitutos que pueda ver y controlar. Perdóname por intentar moldearte a mi imagen en lugar de permitir que tú me transformes a la tuya. Gracias por Jesús, quien no solo intercede por mí como lo hizo Moisés, sino que cargó completamente con mi castigo. Ayúdame a derribar los becerros de oro en mi vida y a esperar pacientemente tus tiempos perfectos. Amén.

*Lecturas del plan para hoy:

Éxodo 32, Juan 11, Proverbios 8, Efesios 1

*Este devocional está basado en el plan de lecturas de Robert Murray M'Cheyne

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Jacobis Aldana, pastor Iglesia Bíblica Soberana Gracia

Sobre el autor de este devocional diario

Este devocional es escrito y narrado por el pastor Jacobis Aldana. Es licenciado en Artes Teológicas del Miami International Seminary (Mints) y cursa una Maestría en Divinidades en Midwestern Baptist Theological Seminary; ha servido en el ministerio pastoral desde 2011, está casado con Keila Lara y es padre de Santiago y Jacobo.