Devocional para el 21 de mayo

Versículo base: «Sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación.» (2 Pedro 3:3-4)

La esperanza inquebrantable frente a la burla

El evangelio siempre ha tenido enemigos, desde los que persiguen a los cristianos para matarlos, hasta los burladores que pretenden ridiculizar el mensaje de Cristo como una historia fantasiosa. Son estos últimos los que con mucha frecuencia usan la idea de la venida de Cristo como una promesa no cumplida. Dicen cosas como: “los cristianos siempre dicen que vendrá su Señor por segunda vez y pasan los años y siguen esperando”, pero la esperanza del creyente va más allá de una cuestión de cálculos, descansa en el hecho de que quien lo prometió es fiel. Esas burlas no son nuevas; Pedro las anticipó hace casi dos mil años.

Entendiendo el pasaje

La segunda carta de Pedro tiene un tono de urgencia pastoral. A diferencia de su primera epístola, que se enfoca más en el consuelo durante la persecución, en esta se enfrenta directamente a falsos maestros que socavaban las enseñanzas apostólicas. Pedro, consciente de su inminente partida (1:14), escribe para fortalecer la fe de los creyentes contra aquellos que tergiversaban la verdad y se burlaban de la esperanza cristiana, especialmente de la promesa del regreso de Cristo.

Lo que los creyentes llamamos “los últimos días” no es un período específico con una fecha de caducidad, sino el tiempo comprendido entre la ascensión y la segunda venida de Cristo. Cuando un creyente dice que estamos en los últimos días, no se refiere exclusivamente a los años que transcurren durante su vida, sino a ese periodo intermedio que pudo ser de un par de años o de miles, algo que solo está en la potestad del Señor determinar. Pedro identifica a estos burladores como personas que siguen sus propios deseos pecaminosos y que, al no ver un cumplimiento inmediato, concluyen erróneamente que nunca ocurrirá. Su argumento básico es: “han pasado generaciones y todo sigue igual, así que nada cambiará”.

Tres verdades bíblicas

  1. La paciencia de Dios tiene un propósito redentor “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (v.9). Cada día que pasa no es evidencia de una promesa olvidada, sino de una misericordia extendida. Los “últimos tiempos” tienen un propósito: completar el número de los santos. Si hoy eres uno de los que aún no se arrepiente, entonces aprecia este tiempo de gracia. No lo desperdicies pensando que siempre habrá un mañana para volverse a Dios. Lo que parece una demora es en realidad una oportunidad. Cada amanecer es una nueva invitación a la reconciliación con tu Creador.
  2. La fidelidad de Dios garantiza el cumplimiento de su palabra La venida de Cristo no es una cuestión de matemáticas sino de fe en la fidelidad de Dios. Nuestra esperanza no descansa en que los números o las señales se alineen perfectamente, sino en que Dios no fallará su promesa. Como Pedro recuerda en el versículo 8, para Dios un día es como mil años y mil años como un día. Él opera fuera de nuestros marcos temporales limitados. El Señor es fiel; todo lo que se dijo de Él en el Antiguo Testamento sobre su primera venida se cumplió con precisión – desde nacer en Belén hasta ser traspasado en la cruz. Podemos estar seguros de que las promesas restantes también se cumplirán con la misma exactitud. Tu vida puede descansar segura no en la posibilidad, sino en la certeza del regreso de Cristo.
  3. Nuestra respuesta ante la burla debe ser oración y firmeza Debemos orar por aquellos que se burlan para que el Señor les dé entendimiento. Nadie dijo que no seríamos expuestos a la persecución y al escarnio, pero como advierte Jesús, “¡ay de aquellos por quienes vienen estos tropiezos!” (Lucas 17:1). Nuestra respuesta no debe ser devolver burla por burla o argumento por argumento, sino mantenernos firmes en la verdad mientras intercedemos por ellos. Quizás nosotros mismos estuvimos en su posición alguna vez, cuestionando y burlándonos de lo que no entendíamos, hasta que el Señor nos alcanzó con su gracia. Los burladores de hoy podrían ser los hermanos de mañana. La compasión, no la confrontación agresiva, debe marcar nuestra actitud hacia quienes cuestionan nuestra esperanza.

Reflexión y oración

La promesa del regreso de Cristo no es un detalle periférico de nuestra fe, sino un ancla central de nuestra esperanza. Pedro nos advierte que no debemos permitir que las burlas erosionen nuestra confianza. En lugar de eso, entendemos que el aparente retraso es una expresión de la misericordia divina, dando oportunidad al arrepentimiento. Mientras tanto, somos llamados a vivir “en santa y piadosa manera de vivir” (v.11), recordando que la eternidad pone en perspectiva nuestras esperas temporales.

Padre celestial, confesamos que a veces también nos hemos preguntado “¿hasta cuándo?” cuando enfrentamos burlas o cuando el sufrimiento continúa día tras día. Perdónanos cuando nuestra impaciencia ha reflejado falta de confianza en tus promesas. Te agradecemos porque tu aparente demora es en realidad misericordia extendida hacia un mundo que aún necesita escuchar las buenas nuevas. Danos paciencia y perseverancia mientras esperamos. Ayúdanos a recordar que cada día que pasa no es evidencia de tu olvido, sino de tu compasión. Pon en nuestros corazones una carga de oración por aquellos que se burlan, sabiendo que nosotros mismos fuimos alguna vez ciegos a tu verdad. Mantennos firmes en la esperanza del regreso glorioso de nuestro Salvador. Amén.

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*Lecturas del plan para hoy:

Números 30, Salmos 74, Isaías 22, 2 Pedro 3

*Este devocional está basado en el plan de lecturas de Robert Murray M'Cheyne

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Jacobis Aldana, pastor Iglesia Bíblica Soberana Gracia

Sobre el autor de este devocional diario

Este devocional es escrito y narrado por el pastor Jacobis Aldana. Es licenciado en Artes Teológicas del Miami International Seminary (Mints) y cursa una Maestría en Divinidades en Midwestern Baptist Theological Seminary; ha servido en el ministerio pastoral desde 2011, está casado con Keila Lara y es padre de Santiago y Jacobo.