Versículo base: «Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo» (Mateo 4:1, NBLA)
El enfrentamiento decisivo
¿Quién pudiera creerlo? Un día, el Hijo de Dios estuvo cara a cara con el diablo y tenemos registros de esa conversación´ón. No sé a ti, pero a mí este relato me parece increíble. Es una de las conversaciones más impresionantes que podemos encontrar en toda la Biblia y en la historia de la literatura. Jesús, puesto voluntariamente bajo las limitaciones de su humanidad, está aquí de frente a quien podía dañarle, pero lo resiste con una sola cosa: la Palabra de Dios. Hay tanto en este texto que yo espero que este devocional sea solo el estímulo para que te detengas a ver lo que el Señor puede enseñarnos sobre la tentación, la verdadera guerra espiritual, pero también sobre su aplastante victoria sobre el mal.
Entendiendo el pasaje
Para entender mejor la perspectiva de Cristo que Mateo presenta en su evangelio se debe tener claro que su audiencia era principalmente judía. Mateo escribe con un profundo conocimiento de las Escrituras hebreas y construye de manera deliberada paralelos que su audiencia reconocería sin mayores inconvenientes. El relato de la tentación que hoy consideramos no es una anécdota aislada sino que que es el cumplimiento de un patrón bíblico que comienza en el Edén y se desarrolla a través de toda la historia de Israel.
El paralelo más evidente es entre Jesús y el pueblo de Israel en el desierto. Israel pasó cuarenta años siendo probado en el desierto después de salir de Egipto, mientras que Jesús pasa cuarenta días siendo tentado después de su bautismo. Pero donde Israel falló repetidamente, cediendo a la murmuración, la idolatría y la rebelión, Jesús triunfa completamente. Este desierto se convierte en el lugar donde se demuestra que él es verdaderamente el Hijo obediente que Israel nunca pudo ser. Ahora bien, este patrón se extiende hacia adelante en el ministerio de Jesús: así como Israel recibió la ley en el monte Sinaí después de su experiencia en el desierto, Jesús proclamará la nueva ley en el Sermón del Monte después de su victoria sobre la tentación. Mateo está mostrando que Jesús no solo cumple la ley, sino que inaugura una nueva era donde la obediencia perfecta es posible a través de él.
Tres verdades bíblicas
- La tentación no es pecado en sí, pero debemos resistirla con la Palabra de Dios Hay una frase que se atribuye a Martín Lutero, aunque podría ser también un proverbio anónimo, pero que es muy pertinente: «No podemos evitar que los pájaros vuelen sobre nuestras cabezas, pero sí podemos evitar que hagan nido en nuestro cabello». Jesús no pecó al ser tentado. A veces vienen pensamientos a nuestra mente que nos atormentan y nos abruman; no debemos ceder. La tentación abre la puerta al pecado, pero podemos decidir no entrar. Cuando el diablo toca a tu puerta con una tentación, que sea la Palabra de Dios quien le responda. Por eso es importante meditar en ella permanentemente. No basta con conocer versículos; necesitas que la verdad de Dios esté tan arraigada en tu corazón que fluya naturalmente cuando la necesites.
- Satanás aprovechó la debilidad y también se aprovecha de la nuestra El Señor estaba débil físicamente después de cuarenta días y cuarenta noches sin comer. Era parte de la preparación espiritual para su ministerio terrenal, pero allí llegó el tentador. Nadie está exento de ser tentado y por eso debemos permanecer vigilantes. Nuestros momentos de debilidad física o emocional son la oportunidad perfecta para que el diablo ponga frente a nosotros tentaciones peligrosas. Cuando estás agotado, cuando has pasado por una crisis, cuando estás solo o frustrado, ahí es cuando más vulnerable eres. Busquemos siempre dependencia del Señor y en humildad reconozcamos que vamos a necesitar la ayuda de otros, del socorro permanente de personas que puedan caminar con nosotros.
- El primer Adán fue vencido en un huerto, pero el postrer Adán venció en el desierto Cristo fue tentado en todo pero sin pecado. Él venció al diablo allí y le daría la estocada final en la cruz. Fue precisamente esta misma táctica la que Satanás usó en el Edén, pero con Jesús no funcionó. Esta victoria de Cristo, además de ser la derrota de Satanás, es también la capacidad para poder entender nuestras debilidades y socorrernos, siendo un sacerdote que puede mediar por nosotros porque nos entiende. Si hoy estás atravesando por una tentación que crees que no puedes resistir, no cedas a esa mentira. En Cristo tienes la victoria asegurada. Él ya peleó esta batalla y ganó. Su poder está disponible para ti ahora mismo.
Reflexión y oración
La tentación es real, pero la victoria de Cristo es más real. En el desierto se libró una batalla espiritual, y nuestro Salvador salió victorioso. Cada vez que resistes una tentación con la Palabra de Dios, estás participando en esa misma victoria. No estás solo en esta lucha; tienes a un Sumo Sacerdote que entiende perfectamente lo que enfrentas.
Señor Jesús, te doy gracias porque fuiste tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Gracias por resistir al diablo en el desierto y asegurar la victoria sobre el mal. Cuando enfrente tentación, ayúdame a recordar que tu Palabra es mi arma más poderosa. Que no confíe en mi propia fuerza sino en tu poder que ya ha vencido. Mantén mi corazón lleno de tu verdad para que cuando llegue la prueba, sea tu voz la que responda. En tu nombre victorioso, amén.