Devocional para el 24 de octubre

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Lectura:

«Exhorto, pues, ante todo que se hagan plegarias, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres» (1 Timoteo 2:1, NBLA)

Primero lo primero: La oración

¿Qué serían nuestras reuniones si elimináramos toda expresión que pudiera sugerir alguna comunicación con Dios? El resultado sería una especie de reunión social donde se escucha y se analiza un discurso religioso. Y aunque esto resultaría muy atractivo para los que no ven la oración como algo necesario, lo cierto es que no puede haber culto al Señor sin oración congregacional. Una iglesia cristiana se distingue por la práctica de la oración.

Ayer vimos cómo Pablo recordaba su propia conversión, mostrándole a Timoteo que antes de predicar el evangelio a otros, había debido predicarse a sí mismo. Ese asombro por la gracia recibida no era solo un ejercicio personal. Era el fundamento para todo su ministerio. Ahora, después de dar algunas instrucciones generales sobre los desafíos de la misión, Pablo se encamina a dar una serie de recomendaciones en aspectos específicos. Recordemos que su propósito es poner en orden las cosas que estaban saliendo de su cauce en la iglesia de Éfeso. Y la primera de estas recomendaciones es al respecto de la oración.

Entendiendo el pasaje

Pablo comienza con una declaración enérgica. Es claro y contundente: que ante todo se hagan plegarias, oraciones, peticiones y acciones de gracia. Esa expresión «ante todo» tiene que ver con algo que debe tener preeminencia, que no debe ser secundario o dejado en lista de espera. No sabemos exactamente qué estaba motivando a Pablo a tomar esto como la primera cosa en la que concentrarse. Tampoco sabemos si tenía alguna información previa al respecto de la situación en Éfeso. Pero a juzgar por los detalles que provee, podemos inferir que la oración en el culto había pasado a ser algo menos que necesario.

Pablo describe las distintas variaciones de oración que puede haber durante un servicio público. Plegarias son súplicas por necesidades específicas, generalmente caracterizadas por la intensidad. Oraciones tiene que ver más con oraciones generales o de carácter más permanente en la iglesia. Peticiones sugiere más una intercesión, orar por alguien más en el sentido de tomar su carga e ir al Señor con ella. Y acciones de gracia son actos de gratitud y expresiones verbales que reconocen la bondad del Señor en todo lo que ha hecho. La oración en la iglesia debe ser variada y ferviente, pero sobre todo constante.

Pablo también establece el alcance de la oración. Al final del verso 1 menciona una categoría grande de personas por las que debemos orar en el culto público: todos los hombres. Pero luego especifica que deben incluirse principalmente los reyes y todos los que están en autoridad. El propósito es claro: para que podamos vivir una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad. En los días de Pablo, era muy difícil que las personas pudieran tener alguna simpatía con los gobernantes, después de todo eran sus perseguidores. Pero Pablo dice que la razón por la que se debía orar por ellos era para que no impidieran que ellos pudieran ejercer su vida de fe con dignidad y piedad.

Tres verdades bíblicas

1. La oración congregacional no es opcional. Una iglesia no puede prescindir de las reuniones de oración. Es lo que hace que nuestras reuniones sean cultos a Dios y no meros encuentros académicos o sociales. Muchas veces como cristianos vemos las reuniones de oración como espacios aburridos en los que no hay mucho que aportar, pero eso obedece a un entendimiento muy pobre de lo que significa orar y el provecho que trae a una iglesia local. Los cultos en la iglesia no tienen que ser una improvisación irresponsable. Dios dejó instrucciones específicas, incluso de cómo participar juntos en la oración. Tú debes ver las reuniones de oración como esenciales para tu caminar con Dios.

2. Debemos orar por todos, incluso por nuestros enemigos. Orar por tus autoridades va a reducir las posibilidades de que desees tomar venganza con tu propia mano u obrar de maneras que el evangelio sea avergonzado. Puedes aplicar este principio incluso si estás en una relación difícil con alguien. Comienza a orar por esa persona y pídale al Señor que no sea un tropiezo para tu fe, que el Señor trate con ella y que te ayude a ser fiel y a vivir quieta y reposadamente. Esta no era una idea nueva. Viene del Antiguo Testamento, de una de las instrucciones que Dios dio al pueblo de Israel cuando fueron llevados a Babilonia: «Busquen el bienestar de la ciudad a donde los he desterrado, y rueguen al Señor por ella; porque en su bienestar tendrán bienestar».

3. La oración tiene un carácter evangelizador. Dios quiere que los hombres sean salvos. Debemos orar por los creyentes, pero también por los no creyentes. Dios salva por medio del evangelio, sin embargo, lo hace también en respuesta a la oración. Él no solo quiere traer salvación a cierto grupo, él desea que tanto los pobres como los ricos, el esclavo como el libre, el gentil como el judío, todos escuchen del mensaje de salvación y vengan a Él. Por medio de la oración, Dios abre los ojos del entendimiento para que cuando el mensaje del evangelio sea predicado, la luz de la verdad entre. Cristo y solo Cristo se dio por los hombres y es mediador de su rescate. Esta es la razón por la que todas nuestras oraciones deben ir dirigidas al Padre solo a través de Cristo, porque nadie más dio su vida para hacer que una relación con el Padre fuera posible.

Reflexión y oración

La iglesia debe orar siempre porque es la voluntad de Dios y porque Él responde trayendo salvación. Nuestras oraciones por otros pueden estar revelando algo acerca de cómo vemos el alcance de la obra de Cristo. Si Cristo ha sido suficiente para salvarte a ti, también puede salvar a otros, por lo que no solo deberías orar siempre por ti, sino también por otros. No seamos incrédulos. No tengamos en poco el poder de la oración congregacional.

Señor, ayúdanos como iglesia a considerar la importancia de nuestras reuniones de oración. Enséñanos a entender que son esenciales para el cumplimiento de la misión y también para mantenernos alineados con tu voluntad. Que oremos con fe, sabiendo que tú escuchas y respondes. Que nuestras oraciones sean diversas en su contenido, incluyentes en su alcance, misericordiosas en sus motivos y reverentes en su forma. En el nombre de Cristo oramos, amén.

*Lecturas del plan para hoy:

2 Reyes 5, 1 Timoteo 2, Daniel 9, Salmos 117-118

*Este devocional está basado en el plan de lecturas de Robert Murray M'Cheyne

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Jacobis Aldana, pastor Iglesia Bíblica Soberana Gracia

Sobre el autor de este devocional diario

Este devocional es escrito y narrado por el pastor Jacobis Aldana. Es licenciado en Artes Teológicas del Miami International Seminary (Mints) y cursa una Maestría en Divinidades en Midwestern Baptist Theological Seminary; ha servido en el ministerio pastoral desde 2011, está casado con Keila Lara y es padre de Santiago y Jacobo.