Versículo base: «Examínense para ver si están en la fe. Pruébense a sí mismos. ¿O no se reconocen a ustedes mismos de que Jesucristo está en ustedes, a menos de que en verdad no pasen la prueba?» (2 Corintios 13:5, NBLA)
El examen que nadie quiere hacer
Debo confesar que no me gustan los chequeos médicos, no se en qué momento desarrolle esa aversión, pero me ha costado de adulto. Siempre eme he preguntado por qué y creo que la razón es que no me gusta enfrentarme a la posibilidad de una noticia inesperada; y si, ya se, eso no es una razón válida, pero lo estoy tratando de explicar; lo cierto es que, por muy incómodos que resulten, pueden salvarte la vida al detectar a tiempo lo que podría ser un problema silencioso mortal. Pablo nos alerta hoy un examen aún más incómodo pero infinitamente más importante: el examen de nuestra condición espiritual. No es popular en una época donde la duda se considera pecado y cualquier cuestionamiento de tu salvación se ve como falta de fe. Pero aquí está el apóstol, al final de su carta más personal y confrontadora, diciéndonos: examínense. No den nada por sentado. Asegúrense de que Cristo realmente está en ustedes.
Entendiendo el pasaje
Los corintios habían estado examinando a Pablo, cuestionando si realmente era un apóstol legítimo. Falsos maestros habían sembrado dudas sobre su autoridad porque no era tan elocuente o impresionante como ellos esperaban. Durante trece capítulos, Pablo ha defendido su ministerio, pero ahora les voltea la mesa: “Ustedes me han estado examinando a mí. Mejor examínense a ustedes mismos”.
Ahora bien, Pablo no está promoviendo la duda ni la inseguridad sobre la salvación. El contexto muestra que espera que pasen la prueba. El versículo 6 dice: «Pero espero que reconocerán que nosotros no estamos reprobados». El punto no es crear cristianos neuróticos que dudan constantemente de su salvación, sino cristianos sobrios que no asumen automáticamente que están bien con Dios solo porque van a la iglesia o porque una vez hicieron una oración. La prueba definitiva que Pablo propone es “¿Está Jesucristo en ustedes?” No pregunta por experiencias emocionales, ni por señales milagrosas, ni por prosperidad material. La evidencia es la presencia viva de Cristo, manifestándose en una vida transformada.
Tres verdades bíblicas
- La fe verdadera soporta el escrutinio No tengas miedo de examinar tu fe. Si es genuina, saldrá más fuerte del examen. Si es falsa, mejor descubrirlo ahora que en el día del juicio. Pregúntate: ¿Ha habido cambio real en mi vida desde que profesé fe en Cristo? ¿Amo lo que antes odiaba y odio lo que antes amaba? ¿Hay fruto del Espíritu creciendo, aunque sea lentamente? La fe verdadera no es perfecta, pero es real. No te compares con otros; compárate con quien eras antes de conocer a Cristo. Si no hay diferencia alguna, si puedes pecar sin convicción, si la Palabra de Dios te aburre consistentemente, si no hay deseo de oración, entonces el examen es necesario y urgente.
- La seguridad falsa es más peligrosa que la duda honesta Es mejor dudar camino al cielo que estar confiado camino al infierno. Jesús dijo que muchos le dirán “Señor, Señor” y Él responderá: “Nunca los conocí”. La iglesia de Laodicea pensaba que era rica y no necesitaba nada, pero Cristo dijo que era miserable, pobre, ciega y desnuda. Examina los fundamentos de tu seguridad: ¿Descansa en Cristo o en tu religiosidad? ¿En su justicia o en tu moralidad? ¿En su obra o en tus obras? Si tu confianza está en que eres mejor que otros, en que vienes de familia cristiana, en que haces cosas buenas, estás construyendo sobre arena. La única base sólida es Cristo y su obra terminada en la cruz.
- Cristo en ti es la evidencia innegable La prueba definitiva no es cuánto sabes de la Biblia, sino si Cristo vive en ti. No es información sino cuanto de esa información tema transformado realmente. Cuando Cristo está en ti, hay evidencias innegables: luchas contra el pecado aunque no siempre ganes, te duele entristecer a Dios, anhelas su Palabra aunque a veces te cueste leerla, amas a los hermanos aunque no siempre sea fácil. Cristo en ti produce lo que tú nunca podrías: amor por los enemigos, gozo en las pruebas, paz en la tormenta. No es que seas perfecto; es que ya no eres el mismo. Si puedes vivir exactamente igual con o sin “Cristo”, entonces probablemente vives sin Él.
Reflexión y oración
Necesitamos examinar nuestra condición espiritual. No para ganar la salvación, sino para confirmar que está presente. La evidencia ñor tanto de dicha fe es el continuo arrepentimiento y que estamos moviéndonos hacia Cristo.
Padre, dame valentía para examinarme honestamente. No quiero vivir en una seguridad falsa ni en una duda paralizante. Muéstrame la verdad sobre mi condición espiritual. Si Cristo no está en mí, no me dejes tranquilo hasta que lo esté. Si está en mí, que su presencia sea cada vez más evidente. Líbrame del autoengaño religioso y de la presunción espiritual. Que mi seguridad no descanse en mis emociones variables sino en tu obra inmutable. Examíname Tú, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos. Ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno. Gracias porque el que comenzó la buena obra en los tuyos, la perfeccionará hasta el día de Cristo. En su nombre. Amén.
Lecturas del plan para hoy: 2 Samuel 20, 2 Corintios 13, Ezequiel 27, Salmos 75-76