Devocional para el 27 de junio

Versículo base: «Por tanto, cualquiera que oye estas palabras Mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca» (Mateo 7:24, NBLA)

El final del sermón más importante

Hemos llegado al final del Sermón del Monte, y Jesús termina como debe terminar todo sermón: con un llamado a la acción. Los sermones no son transmisión de información; la predicación busca convencer para luego llamar a las personas a tomar una decisión. Jesús lo está haciendo aquí. Después de haber enseñado todo lo que ha enseñado acerca de lo que deben exhibir los ciudadanos de su reino, ahora les habla de la importancia de oír y también de poner por obra, porque efectivamente existe el peligro de oír y quedarnos con esa información.

Entendiendo el pasaje

El capítulo 7 está estructurado como la conclusión natural del Sermón del Monte, abordando las relaciones interpersonales y la respuesta personal a las enseñanzas de Cristo. Comienza con la advertencia sobre juzgar (versículos 1-6), seguida por la exhortación a la oración persistente (versículos 7-11), y la famosa regla de oro (versículo 12). Luego Jesús presenta dos contrastes dramáticos: la puerta ancha versus la puerta estrecha (versículos 13-14), los falsos profetas versus los verdaderos (versículos 15-23), y finalmente los dos cimientos (versículos 24-27).

Cada sección está conectada por el tema central de la respuesta apropiada a la enseñanza del reino. El Señor muestra que la vida en el reino requiere discernimiento (no juzgar hipócritamente pero sí evaluar sabiamente), dependencia (oración), amor práctico (la regla de oro), decisiones difíciles (la puerta estrecha), y fundamentalmente, obediencia. El clímax viene en la parábola de los dos cimientos, donde Jesús revela que la diferencia entre la estabilidad y el colapso espiritual está en una sola cosa: poner por obra su palabra. Esta estructura muestra que toda la enseñanza previa culmina en este llamado urgente a la obediencia.

Tres verdades bíblicas

  1. La Palabra de Dios debe ser oída pero también puesta en acción No basta escuchar buena predicación, no basta escuchar buena enseñanza, no basta escuchar buenos devocionales. Hace falta que la Palabra nos afecte. Como diría un buen amigo, a veces la distancia más larga que hay que recorrer es la distancia que hay de la cabeza al corazón. Existen muchos impedimentos para hacer que la Palabra de Dios se haga realidad en nuestros corazones, nos transforme y mueva también nuestra voluntad. La información bíblica puede quedarse en el nivel intelectual, donde la admiramos y la defendemos, pero nunca permitimos que cambie nuestra manera de vivir. Si eres alguien que está expuesto a la predicación y a la Palabra de Dios continuamente, pídele al Señor que te ayude a poner por obra esa Palabra para que puedas exhibir el carácter de un verdadero hijo del reino.
  2. Escuchar la Palabra y no ponerla por obra trae consecuencias Algunas personas escuchan y no ponen la Palabra por obra, pero esto no es algo inocente. Esta negligencia con respecto a las verdades espirituales tiene consecuencias trágicas. Una de las cosas que el Señor muestra en esta referencia a los dos cimientos es que las personas que escuchan y ponen por obra son como quienes edifican una casa, y vienen vientos y aguas y ríos que se golpean con ímpetu. La persona que me escucha recibe exactamente lo mismo: viento, agua, ríos que vienen con ímpetu. Pero las consecuencias son distintas en ambos casos. La persona que oye la Palabra y no la pone por obra no tiene un fundamento sólido y muy probablemente su vida entrará en decadencia, porque no va a tener las herramientas necesarias para enfrentar las dificultades y vicisitudes que vienen en la vida. Seas creyente o no, decidas poner la Palabra por obra o no, siempre tendrás que enfrentarte a esta realidad.
  3. Edificar sobre la roca es una decisión diaria que requiere esfuerzo La parábola no habla de dos tipos de terreno que simplemente aparecieron; habla de dos constructores que eligieron dónde edificar. El hombre prudente tuvo que cavar más profundo, trabajar más duro, invertir más tiempo y esfuerzo para llegar hasta la roca. El hombre insensato tomó el camino fácil y construyó en la superficie. Cada día tienes la opción de tomar el camino fácil – escuchar la Palabra pero vivir como quieres – o hacer el trabajo duro de cavar hasta llegar a la obediencia genuina. Esto significa que cuando escuchas un sermón sobre el perdón, decides perdonar a esa persona que te hirió. Cuando lees sobre la generosidad, abres tu billetera. Cuando aprendes sobre la humildad, dejas a un lado tu orgullo. Edificar sobre la roca no es una decisión de una sola vez; es el trabajo diario de elegir la obediencia sobre la comodidad.

Reflexión y oración

Al final del sermón más importante jamás predicado, Jesús nos confronta con una realidad ineludible: nuestra respuesta a su Palabra determinará la estabilidad de toda nuestra vida. Las tormentas vendrán para todos, pero solo aquellos que han edificado sobre la roca sólida de la obediencia permanecerán en pie.

Señor Jesús, te doy gracias por este sermón que revela los principios de tu reino. No permitas que me conforme con ser un oyente admirador de tu Palabra; hazme un hacedor obediente. Ayúdame a cavar profundo y edificar mi vida sobre la roca firme de tus enseñanzas. Cuando venga la tentación de tomar el camino fácil, recuérdame las consecuencias eternas de mis decisiones. Que mi vida refleje no solo conocimiento de tu verdad, sino transformación por tu gracia. Dame la sabiduría para construir bien y la perseverancia para seguir edificando día tras día. En tu nombre, amén.

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*Lecturas del plan para hoy:

Deuteronomio 32, Salmos 119:121-144, Isaías 59, Mateo 7

*Este devocional está basado en el plan de lecturas de Robert Murray M'Cheyne

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Jacobis Aldana, pastor Iglesia Bíblica Soberana Gracia

Sobre el autor de este devocional diario

Este devocional es escrito y narrado por el pastor Jacobis Aldana. Es licenciado en Artes Teológicas del Miami International Seminary (Mints) y cursa una Maestría en Divinidades en Midwestern Baptist Theological Seminary; ha servido en el ministerio pastoral desde 2011, está casado con Keila Lara y es padre de Santiago y Jacobo.