Devocional para el 7 de abril

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Versículo base: “Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también Dios traerá con Él a los que durmieron en Jesús.” (1 Tesalonicenses 4:14, NBLA)

La esperanza que trasciende la muerte

La muerte siempre interrumpe nuestros planes. Corta laque soñamos, deja historias inacabadas y abrazos que añoramos repetir. Cuando alguien querido parte, las preguntas emergen espontáneamente: ¿Dónde está ahora? ¿Qué será de mí? ¿Y si el Señor regresa, qué pasará con quienes ya se fueron? La iglesia en Tesalónica atravesaba precisamente este valle de dudas. En medio de persecuciones, algunos hermanos habían fallecido, y aquella comunidad que esperaba fervientemente el regreso de Cristo se preguntaba si estos creyentes participarían de esa gloriosa promesa.

Entendiendo el pasaje

Pablo escribe a una comunidad establecida en Tesalónica, ciudad próspera y estratégica del imperio romano, donde una iglesia vibrante había surgido tras su breve ministerio allí. Estos creyentes, muchos recién convertidos, abrazaron el evangelio con entusiasmo a pesar de la oposición. El apóstol les escribe con afecto paternal para abordar una preocupación que turbaba sus corazones: ¿qué sucedería con sus hermanos fallecidos cuando Cristo regresara?

Pablo utiliza la metáfora del sueño para referirse a la muerte física de los creyentes, una imagen potente que sugiere un despertar futuro. El fundamento de su argumento es sencillo pero profundo: la resurrección de Jesús garantiza la nuestra. Pablo establece una conexión directa entre estos dos hechos. La expresión “Dios traerá con Él a los que durmieron” revela una verdad escatológica concreta y es que los creyentes fallecidos ya están con el Señor en espíritu, y cuando Él regrese, vendrán con Él. Sus cuerpos serán resucitados primero, y luego los creyentes vivos serán transformados para reunirse todos en el aire con Cristo. Este evento será majestuoso, acompañado de voz de mando y trompeta divina, manifestando la autoridad del Rey que viene por los suyos.

Tres verdades bíblicas

  1. El verdadero consuelo se encuentra en la verdad revelada Ante la comunidad afligida, Pablo responde con compasión y claridad. El consuelo genuino surge cuando abrazamos lo que Dios ha revelado, no cuando intentamos mitigar el dolor con palabras vacías. Cuando comprendemos las promesas divinas, nuestro corazón encuentra paz duradera. El dolor persiste, las lágrimas fluyen, pero ahora tienen un horizonte de esperanza. La próxima vez que enfrentes una pérdida, da lugar para que la verdad de Dios sea tu refugio, más que los consuelos temporales que el mundo ofrece.
  2. La resurrección de Cristo es el fundamento de nuestra esperanza Lo que ocurrió en Jerusalén hace más de dos mil años transforma completamente nuestra perspectiva sobre la muerte. Pablo inicia su argumento con “si creemos” porque ahí reside toda nuestra certeza. La tumba vacía de Jesús garantiza que nuestras tumbas también se abrirán un día. Esta convicción revoluciona cómo nos despedimos de nuestros seres queridos creyentes y cómo contemplamos nuestra propia partida. Cristo venció la muerte, y su victoria se extiende a todos los que confían en Él.
  3. El regreso de Cristo incluirá a todos sus redimidos Cuando el Señor regrese, será para completar su obra redentora. Vendrá acompañado de quienes ya partieron en la fe, cuyos cuerpos serán resucitados gloriosamente. Los creyentes vivos serán transformados en un instante. El resultado: una reunión eterna donde todos estaremos con Cristo. Esta promesa  le pone fin al temor a ser olvidados o quedar excluidos. El plan divino contempla a cada creyente, presente o ausente físicamente. Esta certeza nos permite anhelar ese día con expectativa gozosa.

Reflexión y oración

Las lágrimas brotan del amor y de la espera incompleta. Pero aguardamos con certeza, porque Cristo resucitó, y en su resurrección está la promesa de la nuestra. El consuelo llega cuando esta verdad se convierte en nuestra convicción profunda. Hoy puedes sostener a otros con estas palabras de esperanza, y encontrar en ellas un ancla cuando las aguas del dolor golpeen tu vida.

Padre celestial, gracias por tu victoria sobre la muerte. Gracias porque tu luz ilumina incluso nuestros momentos más oscuros. Sostenme cuando el dolor de la pérdida me abrume, y ayúdame a ver más allá de la ausencia temporal. Afianza mi fe para compartir este consuelo con quienes sufren. Te agradezco por la certeza de que estaremos contigo, y porque ni la muerte ni la vida pueden separarnos jamás de tu amor eterno. Amén.

*Lecturas del plan para hoy:

Levítico 10, Salmos 11–12, Proverbios 25, 1 Tesalonicenses 4

*Este devocional está basado en el plan de lecturas de Robert Murray M'Cheyne

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Jacobis Aldana, pastor Iglesia Bíblica Soberana Gracia

Sobre el autor de este devocional diario

Este devocional es escrito y narrado por el pastor Jacobis Aldana. Es licenciado en Artes Teológicas del Miami International Seminary (Mints) y cursa una Maestría en Divinidades en Midwestern Baptist Theological Seminary; ha servido en el ministerio pastoral desde 2011, está casado con Keila Lara y es padre de Santiago y Jacobo.