Devocional para el 12 de enero

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Versículo Base: Mateo 12:36 (NBLA) – «Y les digo que de toda palabra vana que hablen los hombres, darán cuenta de ella en el día del juicio.»

Las palabras son poderosas. Con ellas podemos construir o destruir, bendecir o maldecir, inspirar o desanimar. Jesús, en su ministerio, no solo nos enseñó cómo vivir, sino también cómo hablar. En Mateo 12:36, Jesús nos da una advertencia seria: tendremos que rendir cuentas de cada palabra vana que hayamos dicho. Es un recordatorio de que nuestras palabras importan, y no solo en el momento en que las decimos, sino también en la eternidad.

Piénsalo por un momento. ¿Cuántas veces hablamos sin pensar, soltando palabras que quizá no tienen intención maliciosa, pero que son inútiles o incluso hirientes? Jesús nos llama a un estándar más alto, uno en el que nuestras palabras reflejen el carácter de Dios y el amor de Cristo. Este versículo es una llamada a la reflexión sobre el impacto de nuestras palabras y la responsabilidad que tenemos con ellas.

Entendiendo el pasaje:

En Mateo 12, Jesús está hablando a los fariseos, quienes habían acusado a Jesús de expulsar demonios por el poder de Satanás. En respuesta, Jesús les advierte sobre la gravedad de sus palabras, señalando que sus acusaciones no solo son incorrectas, sino peligrosamente blasfemas. En este contexto, Jesús introduce la idea de que las palabras que hablamos revelan lo que hay en nuestro corazón, y que cada palabra será juzgada.

El término «palabra vana» se refiere a aquellas palabras que son inútiles, frívolas o carentes de propósito. Jesús no está diciendo que cada conversación ligera sea condenada, pero sí nos advierte sobre la tendencia de hablar sin pensar, especialmente cuando nuestras palabras pueden causar daño o deshonrar a Dios. Este versículo nos recuerda que nuestras palabras son un reflejo de nuestro corazón y que, como tales, serán examinadas en el día del juicio.

La forma en que usamos nuestras palabras es una prueba constante de lo que realmente valoramos y creemos.Jesús nos enseña que no podemos separar nuestras palabras de nuestro corazón; lo que decimos revela quiénes somos. Por eso, nuestras palabras no solo importan ahora, sino que tendrán un eco en la eternidad.

3 Verdades bíblicas en este pasaje:

Reflexiona sobre tus palabras diarias. ¿Cuántas veces hablas sin pensar en las consecuencias? Este versículo nos desafía a ser más conscientes de nuestras palabras, asegurándonos de que reflejen amor, verdad y respeto.

Busca la coherencia entre tus palabras y tu fe. Jesús nos llama a hablar de manera que nuestras palabras reflejen nuestro corazón renovado en Cristo. Pregúntate: ¿Mis palabras honran a Dios y edifican a los demás?

Recuerda la gracia de Cristo. Aunque nuestras palabras serán juzgadas, en Cristo encontramos perdón y la oportunidad de ser transformados. Si has fallado en este área, busca su perdón y permite que su gracia transforme tu manera de hablar.

Oración:

Señor, ayúdame a ser consciente de mis palabras, sabiendo que tienen un impacto duradero. Que mi hablar refleje tu amor y verdad, y que cada palabra que salga de mi boca sea para edificación y bendición. Perdóname por las veces que he hablado sin pensar, y guíame para que mis palabras honren tu nombre. Amén.

Lecturas del Plan:

Génesis 13

Mateo 12

Nehemías 2

Hechos 12  

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Jacobis Aldana, pastor Iglesia Bíblica Soberana Gracia

Sobre el autor de este devocional diario

Este devocional es escrito y narrado por el pastor Jacobis Aldana. Es licenciado Artes Teológicas del Miami International Seminary (Mints) y cursa una Maestría en Divinidades en Midwestern Baptist Theological Seminary; ha servido en el ministerio pastoral desde 2011, está casado con Keila Lara y es padre de Santiago y Jacobo.