Versículo base: “Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre” (Marcos 3:35).
Las relaciones familiares son una parte fundamental de la vida. Desde pequeños, aprendemos que hay líazos que parecen irrompibles, que la familia es el primer vínculo que tenemos. Sin embargo, en este pasaje, Jesús amplía la definición de familia más allá de los lazos de sangre. Sus palabras no significan que rechace a su madre y hermanos, sino que introduce una verdad espiritual trascendental: la verdadera familia es aquella que obedece a Dios.
Entendiendo el Pasaje
El contexto de Marcos 3:35 nos muestra a Jesús rodeado de una multitud dentro de una casa, enseñando y sanando. En ese momento, su madre y sus hermanos llegaron y, desde afuera, enviaron a llamarlo. Probablemente preocupados por él, querían hablar con Jesús, pero en lugar de salir a recibirlos, él responde con esta declaración revolucionaria: “Todo aquel que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre”.
Con esto, Jesús no está menospreciando a su familia biológica, sino estableciendo un principio mayor: el verdadero vínculo con él no depende del linaje terrenal, sino de la obediencia a la voluntad de Dios. Ser parte de la familia de Jesús es una cuestión espiritual, no genealógica.
3 Verdades Bíblicas
- La verdadera familia es espiritual, no solo biológica
Jesús nos muestra que los lazos espirituales son más fuertes que los de sangre. Aquellos que siguen la voluntad de Dios entran en una relación familiar con él, una relación basada en la fe y la obediencia. Esto que diré puede sonar duro, pero tienes más en común con personas creyentes con los que te ves cada domingo que con familiares biológicos que no tienen al Señor porque con los primeros estarás por la eternidad y los segundos, si no se arrepienten, será una separación eterna. - Hacer la voluntad de Dios es la señal de pertenencia
No se trata de títulos, herencia o tradición. La identidad como hijos de Dios y miembros de la familia de Cristo se manifiesta en la obediencia y la sumisión a su voluntad. No es suficiente conocer de Dios, es necesario vivir conforme a su propósito. - Valora la iglesia, la familia de la fe
Es hermoso poder tener personas a las que llamamos hermanos, tener una familia en la fe. Procura crear lazos profundos. Si tienes una iglesia local, cultiva relaciones profundas, después de todo, son las personas con las que estarás por la eternidad.
Reflexión y Oración Jesús redefine lo que significa pertenecer a su familia. No depende de nuestro apellido ni de nuestro trasfondo, sino de nuestra entrega a Dios. Ser parte de la familia de Cristo es un privilegio inmenso, pero también una responsabilidad: hacer la voluntad de Dios. Hoy es un buen día para examinar nuestro corazón y preguntarnos si realmente vivimos como miembros de su familia.
Señor, gracias por llamarnos a ser parte de tu familia. Ayúdanos a vivir en obediencia a tu voluntad y a reflejar tu amor en nuestras vidas. Que podamos honrarte no solo con palabras, sino con hechos. Amén.
Lecturas del plan para hoy: Génesis 32, Marcos 3, Ester 8, Romanos 3.