«Hazme entender el camino de tus preceptos,
y meditaré en tus maravillas.» Salmo 119:27 (LBLA)
«Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. »
Juan 6:68 (LBLA)
En América Latina, la lectura de la Biblia fue uno de los distintivos de la comunidad evangélica en sus inicios. Con el transcurso del tiempo surgió un problema y fue que muchos leían la Biblia como el eunuco etíope de Hechos 8:26-38; sin entendimiento. Con un despertar de la importancia de la doctrina en la iglesia hubo una reacción a este leer sin entendimiento a sobre-enfatizar la doctrina al punto de enseñar doctrinas de pasajes que no la enseñaban. Los Cristianos hemos sido llamados «el pueblo del libro.» ¿Pero, cómo podemos llamarnos pueblo del libro si no leemos la Biblia correctamente?
Una de las disciplinas espirituales expuestas por Donald Whitney en su libro “Disciplinas Espirituales para la vida Cristiana es “La Asimilación de la Biblia… para la Piedad” en inglés «Bible intake» que también se puede entender como absorción de la Biblia. En este libro Whitney dice:
Ninguna Disciplina Espiritual es más importante que alimentarse de la Palabra de Dios. Nada puede reemplazarla. Simplemente no hay una vida Cristiana sana sin la dieta de la leche y la carne de las Escrituras[1]
La misma Biblia en 2 Timoteo 3:15-17
y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden dar la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús. Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra.
Son las mismas Escrituras las que nos dan el conocimiento necesario para la salvación, son las Escrituras las que nos dan el material para enseñar, reprender, corregir en justicia. Es la misma Biblia la que nos revela como es Dios, como es el Señor Jesucristo. Si Dios por medio de la Biblia se ha revelado en todo su carácter; debemos ser diligentes en la lectura de esta. David Sills afirma para desarrollar la práctica de la lectura diaria de la Palabra de Dios se requiere disciplina y dedicación. Se puede ayudar considerablemente este esfuerzo mediante un plan de lectura… el plan ahorrará el trabajo de pensar “Qué debo leer hoy”[2]
Mucho se ha oído decir «el cristianismo no es una religión, es una relación.» Una relación interpersonal es de dos o más personas nunca es mono-direccional. Si la oración es nuestra forma de conversar con Dios, entonces la lectura de la Biblia es la forma en que Dios nos habla a nosotros. ¡Ojo! No estoy diciendo que en las páginas de la Biblia Dios responda nuestras peticiones. Pero sí que nos hable a nosotros. Si queremos escuchar a Dios debemos ser lectores de la Biblia, en el caso de que no sepa leer existen dispositivos como los mp3 o incluso aplicativos de celulares en los que uno puede escuchar la Biblia, pero no es excusa para los que saben leer para hacer de lado la lectura.
Leemos la Biblia porque es la fuente de autoridad para el Cristiano, es el alimento espiritual. Una vez escuche a un hermano decir «¿Cuántas veces al día se alimentan? Si el cuerpo físico necesita ser alimentado diariamente para estar sano ¿Cuánto más el espíritu del cristiano necesita ser alimentando con la palabra de Dios?» Como autoridad nos instruye como debemos vivir la vida Cristiana, como alimento nos fortalece en nuestra comunión con Dios. En cuestión de autoridad muchos han dicho «La letra mata pero el espíritu vivifica» (citando un pasaje bíblico fuera de contexto) o «Más Jesús menos Biblia.» Robert Sheehan responde a esto en su libro Tu Palabra es Verdad diciendo:
El grito de “Biblilatria” se levanta a menudo contra la visión tradicional de la Escritura, y se insiste en que la autoridad religiosa no debe buscarse ni en la iglesia ni en la Palabra escrita. ¿Dónde, pues, se ha de buscar? Para algunos, la autoridad se halla en el propio Cristo, pero se encuentran con la dificultad de aceptar la autoridad de Cristo y al mismo tiempo rechazar su visión de la Escritura.[3]
Sin una autoridad estamos a la deriva de una ciudad sin señalizaciones de transito ni semáforos. La Biblia rige la vida cristiana y declara al inconverso que «Dios declara ahora a todos los hombres, en todas partes, que se arrepientan, porque El ha establecido un día en el cual juzgará al mundo en justicia, por medio de un Hombre a quien ha designado.» A la final todos nos adherimos a un autoridad de vida ¿Cuál será la suya?
La biblia y la iglesia local
La Biblia y la iglesia local van conectadas. Cada domingo nos reunimos para escuchar la lectura de la Biblia, y la predicación o proclamación de la Biblia. Esto es saludable para el cristiano y es en obediencia a «no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca.» (Hebreos 10:25 LBLA). Pero la Iglesia local como cuerpo unido es mucho más que solo la reunión dominical. La adoración corporal es la manifestación de los miembros reunidos adorando, sea por medio de la música o por medio del escuchar atentamente la predicación (Sí escuchar el sermón también es una acto de adoración). La iglesia local no es el edificio de reunión, aunque el edificio no deja de ser importante, es más importante lo que sucede dentro del edificio.
La iglesia son los Cristianos que se han reunido bajo un acuerdo/pacto que se hacen los unos con los otros a vivir acorde a la Biblia. En algunos casos la iglesia local tiene un pacto eclesial al que los miembros se adhieren públicamente al volverse miembros. Parte de este vivir bajo el pacto de la iglesia es practicar las disciplinas espirituales y crecer en santidad de la cual la lectura de la Biblia es fundamental.
En la predicación de la Biblia se ve en parte la unidad de la iglesia local ya que los miembros escuchan el mismo sermón. Así el cuerpo local se mueve hacia la misma dirección. Para ilustrar esto mencionare la película The Mighty Ducks: Los Campeones 2. Una película de un equipo de hockey en el que el equipo está desconectado y cada jugador quiere tomar por su cuenta. El entrenador les pone un ejercicio en el que pone al equipo a patinar sobre el hielo, a unos 13 jóvenes amarrados y apretados los unos a los otros. Esto fue para enseñarles el trabajo en equipo y para que se movieran unánimes. La iglesia local es como estos jóvenes amarrados moviéndose unánimes hacia la misma dirección. ¿Qué tiene que ver la lectura de la Biblia con moverse unánimes? Aunque la predicación de la Biblia es el principal medio de guiar a la congregación hacia la misma dirección, la responsabilidad no es exclusiva del pastor predicador. Dios nos ordena en la Biblia «Gozaos con los que se gozan y llorad con los que lloran. Tened el mismo sentir unos con otros; no seáis altivos en vuestro pensar, sino condescendiendo con los humildes» (Rom 12:15-16). Tened el mismo sentir unos con otros… una manera de hacer esto es por medio de la misma lectura bíblica por toda la congregación o el mismo plan de lectura. El que toda la congregación lea el mismo plan no es un mandamiento de Dios, pero ayudará a que la congregación se mueva hacia la misma dirección. Robert Murray M´Cheyne dice en su Calendario de Lectura Bíblica:
El dulce vinculo del amor cristiano y la unidad será fortalecida. Oraremos las mismas promesas, lloraremos por las mismas confesiones, glorificaremos a Dios en los mismos cánticos, y seremos nutridos por las mismas palabras de vida eterna.
No creo que el pastor M´Cheyne creyera que todos los miembros de su iglesia hubieran cometido el mismo pecado para que diga lloraremos por las mismas confesiones; o que tengamos vidas idénticas como en una película donde todos son controlados y programados. Al leer los mismos pasajes, la adoración congregacional será más unida, habrá confesiones de los mismos pecados de raíz, aunque tengan manifestaciones diferentes. Los más maduros podrán discipular a los más jóvenes con preguntas como «¿Qué entendiste con la lectura de hoy? ¿Cómo puedes aplicarlo en tu lugar de trabajo?» Incluso si un hermano de la misma iglesia visita a otro en el devocional familiar y participa no se desviará de su lectura, ni de su devocional.
No todos estamos en el mismo nivel en nuestro caminar cristiano y la gracia en nosotros nos debe enseñar a ser pacientes a vivir «con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándoos unos a otros en amor,» a edificarnos unos a otros por medio de la Escritura que es nuestra autoridad. Recordando que la Biblia es nuestra autoridad, es por medio de esta que también discipulamos, aconsejamos, oramos, edificamos, y nos exhortamos los unos a los otros. Es por medio de Ella que caminamos con cristianos recién conversos, y modelamos a los más jóvenes lo que es caminar con Cristo e imitar a Cristo. Si la iglesia unánime lee los mismos pasajes como disciplina espiritual congregacional toda la iglesia estaremos en la misma página de la Biblia sabiendo que pasajes leímos, cuales oramos, y con cuales hemos exhortado.
Proverbios 27:17 dice «el hierro con hierro se afila, y un hombre aguza a otro» si hemos leído los mismos pasajes sabremos pulirnos aún mejor ya que podremos discutir los mismos pasajes.
La lectura bíblica unida no es una forma de asimilar a la gente a ser idéntica, sino una disciplina espiritual para que todos camínenos en la misma dirección como congregación. Cada uno de nosotros tenemos vidas laborales, académicas, incluso interpersonales diferentes, este ejercicio (disciplina) espiritual nos llevará a vivir la iglesia en un mismo sentir como una añadidura a la adoración del sermón dominical.
La lectura de la Biblia es una disciplina espiritual como se mencionó anteriormente. Pablo asemejo la vida piadosa al ejercicio físico en 1 Timoteo 4:7-8 «Disciplínate a ti mismo para la piedad porque el ejercicio físico aprovecha poco, pero la piedad es provechosa para todo, pues tiene promesa para la vida presente y también para la futura.» Debemos notar que Pablo no desecho el ejercicio físico. Más bien Pablo asemeja el ejercicio físico de los atletas olímpicos de Grecia, la determinación el esfuerzo, con el ejercicio espiritual de los Cristianos que buscamos la piedad. El valor de «el ejercicio físico aprovecha poco» es un valor espiritual. Si hoy viéramos atletas como Cristiano Ronaldo, Messi, James Rodríguez, Michael Phelps, Mariana Pajon etc. No podemos decir que no se hayan disciplinado en sus respectivas áreas deportivas y que son dignos de ser celebrados. Pero la disciplina para la piedad que es de un valor mayor «tiene promesa para la vida presente y también para la futura.» debe tener su lugar en la vida cristiana. Los planes de lectura Bíblica pueden ser tediosas y secas a primera instancia sin un “flujo natural.” David Sills responde:
El desarrollo del hábito de pasar tiempo en la lectura de la Palabra de Dios sobrepasa cualquier peligro de que se convierta en una tarea frívola… John Bunyan, escribió al comienzo de su Biblia: “Este libro te alejará del pecado o el pecado te alejará de este libro.[4]
Por muy tediosa tarea que parezca, el desarrollo de hábitos de gracia como los llama Jerry Bridges, al principio requerirán de esfuerzo. Pero al igual que un futbolista no nació iniciado en su deporte y comenzó pateando un balón, siguió a jugar en los recreos del colegio, aprendió a manejar el balón en educación física, entró a intercolegiales, entro a clubes extracurriculares y así sucesivamente hasta llegar a ser un atleta. De la misma manera la lectura de la Biblia al principio podrá ser tediosa, pero con el tiempo ese letargo a la lectura se irá cayendo como el cambio de escamas en algunos animales. Como lo que el apóstol Pablo dijo «estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria».
Es importante reconocer que vivimos en un mundo de muchos afanes y muchas agitaciones diarias; sean laborales, familiares, o simplemente proyectos personales que agobian y saturan nuestras agendas. Por eso mismo se le ha llamado disciplina. Reconociendo que vivimos en un mundo de muchos afanes debemos saber contar nuestros días, debemos ser sabios en el manejo del tiempo. Maneras practicas pueden ser durante leer, orar, adorar durante el altar familiar. Otra manera de hacer buen uso del tiempo es leer en las mañanas y meditar y orar la lectura en el camino al trabajo. J.C. Ryle afirmo ciertamente «No es que el creyente descuide sus obligaciones en el mundo; antes por el contrario las desempeña fielmente, con diligencia consciencia. Pero las cosas que ama más son las cosas espirituales.»[5]
Algunos aspectos positivos de leer congregacionalmente son:
1) cuando leo el mismo pasaje que otro hermano de la misma iglesia local; y el Señor me recuerda a un hermano por la lectura puedo decirle al hermano sea por una llamada rápida o un mensaje de texto diciendo «hermano la lectura de hoy me recordó a usted quiero animarlo a meditar en el pasaje en sus dificultades» o frases similares dependiendo del contexto.
2) Orar un Salmo como lo pone el pastor escoces Robert Murray M´Cheyne del siglo 19, concerniendo orar el Salmo 1 con palabras similares a «Oh Señor, dame la bienaventuranza del hombre del salmo,» «no permitas que me detenga en el consejo de los impíos.» Otras oraciones similares como «Señor hazme como el árbol plantado junto a corrientes de agua. Ayúdame a beber de las aguas de la corriente para dar el fruto que deseas». Al final dejare una lista de títulos sobre este tema.
Hermanos la lectura de la Biblia es importante ya que en ella Dios se manifiesta a nosotros. La lectura de la Biblia sin oración es una simple lectura académica, o posiblemente incluso de entretenimiento. La oración sin lectura es una oración desinformada de a quien se ora y por ende es misticismo o una superstición. Debemos leer la Biblia para conocer a Dios y orar a Dios por quien Él es, y por como se revelo a nosotros. No por una creencia popular de un dios a nivel nacional.
Advertencias de J.C. Ryle
J.C. Ryle advirtió con respecto a la falta de usos de medios de gracia diciendo
«si aquí se va mal, se ira mal en todo lo demás. Y es por esto que hay tantos cristianos que no hacen progreso alguno en su profesión. Son descuidados y negligentes en sus oraciones privadas; apenas si leen la Biblia, y si la leen, leen con muy poco animo; no tienen tiempo para examinarse el estado espiritual de sus almas»[6]
y continua con respecto a disciplinas congregacionales
«Es fácil hacer uso de estos medios de manera fría y pusilánime…Esta es una trampa en la que caen muchas personas que profesan ser Cristianas. Si deseamos crecer, pues, debemos ponernos en guardia para no usar de estos medios de una manera rutinaria y así contristar al Espiritu. Esforcemonos… Es señal de mala salud cuando una persona no muestra apetencia por la comida; y es una señal de decadencia espiritual cuando se pierde el apetito por los medios de gracia»[7]
[1] Donald S. Whitney, Disciplinas espirituales para la vida cristiana (Tyndale House Publishers, Inc., 2016), Pg 24.
[2]M. David Sills, Corazones, mentes y manos: Un manual para enseñar a otros a enseñar, Spanish Language ed. edition (B&H Español, 2016), Pg 36.
[3] Robert J. Sheehan, Tu Palabra es verdad (Editorial Peregrino, 2009), Pg 70.
[4] Sills, Corazones, mentes y manos, Pg 36.
[5] J. C. Ryle, El Secreto de la Vida Cristiana (Banner of Truth, 1977), Pg 69.
[6] Ibid., Pg 71.
[7] Ibid., Pg 72.