No cabe duda que la generación en que vivimos, goza de los casi imprescindibles beneficios de la tecnología.
Tenemos la posibilidad de encontrar cientos de sermones cada domingo, servicios en vivo y hasta la posibilidad de conversar con hermanos reales en distintas partes del mundo.
Pero esto ha sido como un arma de doble filo. Pegado a todo este avance, hemos visto el surgir de un pensamiento posmoderno al rededor del concepto bíblico de iglesia; me refiero a qué; elementos que son fundamentales para las miembros del cuerpo de Cristo, tales como congregarse, la cena del Señor y la fraternización, van perdiendo cada vez mas vigor.
Es por eso que decidí escribir acerca de las razones bíblicas por las que debes congregarte regularmente.
Te recomiendo ver este interesante video donde el pastor Juan Sanchez habla de por qué debo ser miembro de una iglesia, publicado originalmente por Coalición Por el Evangelio
Por que es un mandato del Señor
Congregarse es parte vital de la vida cristiana. No se trata de una mera opción, si realmente hemos sido regenerados, somos incrustados al cuerpo de Cristo, el cual es la iglesia en términos universales y que a su vez esta conformada por iglesias locales.
El autor de Hebreos deja ver con muchísimas claridad esta verdad:
No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. Heb 10:25)
La exhortación del autor es en el sentido escatológico, los creyentes deben congregarse, porque es la mejor oportunidad para animarse, alentarse y consolarse en cuanto a la esperanza de la venida de Cristo.
No hay nada que sea mas difícil de llevar que el desánimo, y mas cuando no encuentras con quien compartirlos, no se trata de una cuestión psicológica meramente, sino de la forma en la que Dios ha ordenado las cosas; que a causa de las aflicciones de este mundo, los creyentes pudieran alentarse mutuamente.
Porque no hacerlo es pecado
Este encabezado puede sonar legalista, pero quisiera que miráramos algunas bases bíblicas.
La biblia define el pecado como todo lo que es transgresión de la ley (1 Jn 3:4), pero ¿cuál ley? ¿ Acaso estamos los creyentes llamados a guardar la ley mosaica? Escierto que el creyente no es salvo por las obras de la ley (Gal 2:16) sino por la gracia (Ef 2:8-9), sin embargo eso no nos exime de guardarla como una evidencia de que realmente hemos sido salvados (Jn 14:15).
En ese sentido, debemos entender que la ley no debe ser guardad para ser salvos, sino porque hemos sido salvos (Efe 2:10). Es por esa razón que el creyente no debe matar, no debe robar, debe amar a su prójimo como a sí mismo y a Dios sobre todas las cosas, en resumen.
Ahora bien, la ley moral de Dios (los 10 mandamientos), resumen las exigencias de conducta de los creyentes, de modo que si alguien quebranta alguno de los mandamientos está cometiendo pecado. Uno de esos mandamientos es precisamente acordarse del día de reposo para santificarlo (Ex 20:8-11).
No tengo aquí la oportunidad para ahondar en el tema, pero hay ciertamente un aspecto ceremonial en el cuarto mandamiento, el cual fue abolido por Cristo, siendo él el cumplimiento del reposo que el sábado anunciaba (Heb 4:1-16). Sin embargo, hay también un aspecto moral mucho mas amplio, y es el mandato del Señor de apartar 1 día de cada 7 para dedicarlo a la adoración y el servicio a Dios.
El día del Señor, el domingo, es el día en que durante la era neotestamentria la iglesia tomaba para la adoración (Hec 20:7; 1a Cor 16 1-2; Apo 1:10-11). La evidencia también es abundante tocante a la forma en que los padres de la iglesia también observaban el día del Señor.
Entendiendo esto, ignorar el día del Señor como el señalado por Dios para la adoración corporativa, es actuar de manera deliberada en una actitud pecaminosa, que requiere de arrepentimiento.
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Porque hay cosas que solo suceden al congregarse
A los que optan por participar del culto en la distancia, se les olvida que lo que sucede en la iglesia, reunidos corporativamente, no es solo música y predicación.
Sólo por poner un ejemplo: La cena del Señor, una ordenanza que esta relacionada con la unión de los creyentes con Cristo, y la unión entre los mismo creyentes como cuerpo, sólo puede tener lugar en el culto presente.
Lo mismo sucede con el uso y ejercicio de los dones. El Señor ha equipado a los creyentes con dones, a fin de que estos sirvan para la edificación mutua y el crecimiento de la iglesia en general. es imposible que alguien ponga sus dones en ejercicio, a menos que se congregue periódicamente.
Porque sirve de aliento y edificación
En medio de nuestro peregrinaje, somos constantemente afectados por situaciones que ponen en peligro nuestra fe y la confianza en la promesa de nuestra esperanza futura.
En el contexto en el que el autor de Hebreos habla de no dejar de congregarnos, menciona lo siguiente:
Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. (Heb 10:23-25
La idea es clara, congregarnos nos provee de estímulo en medio de las crisis espirituales que podamos sobrellevar y que son inminentes. Cuánto aliento produce ver la fe de hermanos que son más atribulados que nosotros. Cuánta esperanza produce escuchar el canto de hermanos que padecen mayores pruebas que las nuestras.
Definitivamente este es un muy importante elemento relacionado con el acto de congregarnos.
No puede un miembro del cuerpo existir sin estar conectado al resto de miembros (1 Cor 12:18).
Que Dios produzca en nosotros el querer como el hacer en cuanto a éste asunto. Que llene nuestro corazón de gracia, a fin de glorificarle con aquellos que tienen el mismo agradecimiento y devoción que nosotros.