A Dios, le importa cómo te sientes (Santiago 5:13-15)

imagen de unas manos extendidas demostrando interés junto a la cita bíblica de santiago 5:13-15
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En más de una ocasión nos hemos preguntado: ¿Realmente le importa a Dios cómo me siento? Esta es una cuestión que puede surgir tanto en medio del sufrimiento como en momentos de alegría. Incluso podría llevarnos a reflexionar: ¿Qué debo hacer con esta felicidad que siento? ¿Es incorrecto compartirla? ¿Qué propósito tiene esta enfermedad que atravieso?

La realidad es que nuestras emociones tienen un lugar importante en la Biblia. Los salmos, por ejemplo, están llenos de lamentos que reflejan el grito del corazón de creyentes afligidos. Esto nos recuerda que sentir no es algo malo, ya que Dios nos diseñó con esa capacidad. Sin embargo, como todo lo humano, nuestras emociones pueden ser distorsionadas por el pecado. Hoy vivimos en una cultura que sobreestima las emociones al punto de permitir que gobiernen nuestras decisiones y pensamientos, lo que puede llevar a extremos peligrosos como la desesperación o la euforia desmedida.

Dado esto, es esencial abordar este tema desde una perspectiva bíblica. Santiago 5:13-15 nos invita a reflexionar sobre cómo responder a nuestras aflicciones, alegrías y enfermedades. En este pasaje encontramos un recordatorio de que a Dios le importa cómo nos sentimos, y por eso debemos recurrir a Él en oración y también buscar el cuidado de la comunidad de creyentes.

En este artículo, exploraremos tres puntos clave que derivan de este pasaje:

  1. A Dios le importa nuestra aflicción.
  2. A Dios le importa nuestra alegría.
  3. A Dios le importa nuestro dolor.

Contexto de Santiago 5:13-15

La carta de Santiago es profundamente práctica. Fue escrita a creyentes que enfrentaban pruebas y dispersión, mostrando cómo una fe genuina se manifiesta en obras. En el capítulo 5, Santiago aborda temas como la paciencia frente a la injusticia y, finalmente, cómo responder a nuestras emociones y estados físicos.

El pasaje de Santiago 5:13-15 nos enseña que la oración es la respuesta adecuada ante cualquier circunstancia: sufrimiento, alegría o enfermedad. Además, resalta la importancia de la iglesia como una comunidad que nos cuida y nos acompaña.

A Dios le importa nuestra aflicción

El primer aspecto que aborda Santiago es la aflicción. La palabra griega utilizada aquí, kakopathéo, se refiere a padecer adversidad o experimentar dificultades. Esto abarca tanto presiones externas como angustias internas.

Santiago pregunta: “¿Está alguno afligido? Haga oración”. Aunque la aflicción puede llevarnos a aislarnos, la Biblia nos insta a acercarnos a Dios en esos momentos. La oración es un acto de rendición y confianza, un reconocimiento de que solo Dios puede sostenernos.

Los salmos son un excelente ejemplo de esto. David, en medio de su angustia, clamaba al Señor:

  • “Vuelve a mí tu rostro y ten misericordia de mí, porque estoy solo y afligido. Las angustias de mi corazón se han aumentado; sácame de mis congojas” (Salmo 25:16-18).
  • “Ten misericordia de mí, oh Señor, porque estoy en angustia; se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo” (Salmo 31:9-10).

Dios no es indiferente a nuestro dolor. En el Getsemaní, Jesús mismo oró en medio de una profunda aflicción: “Padre, que no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Su ejemplo nos muestra que podemos confiar en Dios aun en nuestras peores tribulaciones.

A Dios le importa nuestra alegría

Santiago también nos pregunta: “¿Está alguno alegre? Cante alabanzas”. La palabra griega para “alegre”, euthuméo, implica buen ánimo y gratitud, mientras que psálló (cantar alabanzas) nos llama a expresar esa alegría en adoración a Dios.

Es importante reconocer que tanto la aflicción como la alegría pueden usarse para glorificar al Señor. El gozo en Cristo es algo que debemos buscar activamente, reconociendo que toda alegría verdadera proviene de Él. Como dijo John Piper: “Dios es más glorificado en nosotros cuando estamos más satisfechos en Él”.

El problema radica en que el pecado ha distorsionado nuestra visión de la alegría, llevándonos a buscarla en cosas que no glorifican a Dios. Santiago nos recuerda que debemos dirigir nuestras alegrías hacia el Señor, cantando alabanzas y compartiendo nuestra gratitud con otros.

A Dios le importa nuestro dolor

El tercer aspecto que aborda Santiago es la enfermedad. “¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor” (Santiago 5:14).

La palabra griega astheneó se refiere a una debilidad física, pero también puede incluir la debilidad emocional y espiritual. Santiago nos anima a buscar ayuda en la comunidad de fe, recordándonos que no estamos solos en nuestras dolencias.

El acto de ungir con aceite simboliza la dedicación de la persona al cuidado de Dios y la confianza en su poder sanador. Sin embargo, este pasaje también nos recuerda que la sanidad física está en las manos del Señor, y debemos descansar en su voluntad soberana.

Conclusión

Santiago 5:13-15 nos muestra que a Dios le importa profundamente cómo nos sentimos. En nuestras aflicciones, alegrías y dolencias, somos llamados a recurrir a Él en oración y a buscar el apoyo de la comunidad de fe.

No importa cuál sea tu situación actual: si estás afligido, ora. Si estás alegre, canta alabanzas. Si estás enfermo, busca ayuda y confía en el cuidado del Señor. Recuerda que Dios no es indiferente a tu dolor, tu gozo ni tu salud; Él está contigo en cada paso del camino.

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