Daniel 2:1-28
Desde los inicios de la historia, el hombre se ha interesado por descubrir los grandes misterios de la humanidad. Desde la Torre de babel, hasta las preguntas existenciales propias de la metafísica: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Para dónde vamos?
Muchas de esas preguntas han llevado al hombre a la invención de cosas que han resultado de gran utilidad, pero otras cuestiones han quedado en la incertidumbre y por más que el hombre trate de encontrar una respuesta, jamás lo hará y la razón es que Dios en su voluntad así lo permite.
DEUTERONOMIO 29:29 DICE:
Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios, mas las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre, a fin de que guardemos todas las palabras de esta ley.
En el pasaje que veremos en la mañana de hoy el libro de Daniel nos deja ver una vez más a Dios triunfando sobre los dioses falsos de Israel y una vez más que los fieles triunfan ante la inminente amenaza de muerte. Esta es una constante en este libro, pero más interesante aún, veremos también cómo Dios conoce lo profundo de los pensamientos y que él también controla el curso de la historia.
Veremos por tanto nuestro texto en los siguientes tres encabezados:
- La incapacidad del hombre de conocer los misterios de Dios (1-13)
- La revelación a un hombre fiel de los misterios de Dios (14-19)
- La alabanza a Dios ante muchos hombres por revelar sus misterios (20-28)