La fe cristiana está basada en verdades que aceptamos como dogmas, pero que al mismo tiempo se expresa en símbolos. El bautismo, por ejemplo, es un símbolo de nuestra muerte con Cristo y la resurrección a una nueva vida; otro símbolo significativo que guardamos, es el relacionado con la Cena del Señor, esta es un mandato que debemos observar hasta que Cristo venga por segunda vez y que consiste en la celebración una comida que nos recuerda que Cristo como Cordero se entregó por nuestros pecados y que en su sangre somos unidos a Su pueblo.
Pero estos símbolos no son un mero capricho divino; Dios ha previsto que nuestra fe está anclada a lo que recordando y se ha preocupado por dejarnos los medios para recordar su obra en nosotros.
En la mañana de hoy nos concentraremos en uno de los símbolos más representativos de la fe cristiana: la Pascua.
En el sermón pasado vimos cómo Dios anunciaba lo que sería el último golpe en esta confrontación con Faraón y cómo acabaría de una vez por todas con el yugo de esclavitud que habían puesto sobre el pueblo de Dios; pero hoy vamos a ver los eventos relacionados con ese golpe. Dios había anunciado que el pueblo de Israel sería guardado del juicio, que sus primogénitos no iban a morir, pero no sabemos todavía los detalles y en qué consistía tal liberación y es de eso de lo que los vamos a ocupar en la mañana de hoy: Dios guardan a su pueblo por medio del sacrificio de un inocente y condena a sus enemigos, trayendo así la liberación del pueblo para que le adore.
Veremos entonces nuestro texto a la luz de los siguientes puntos:
- Elementos y significado de la Pascua (1-28)
- El carácter liberador de la Pascua (29-40)
- El alcance de la Pascua (43-51)