La vida de los escogidos de Dios

A pocos días de conmemorar un nuevo aniversario de la reforma protestante, hoy por hoy podemos percibir en Latinoamérica un resurgir importante de las doctrinas de la gracia. Predicadores, canciones, iglesias, conferencias, blogs, redes sociales etc.

Hacen parte del equipaje que a bien ha traído de vuelta el Evangelio. Sin embargo, hay otro fenómeno paralelo que no es tan alentador y es que nos encontramos a diario con personas que aparentemente tienen una confesión de fe, pero sus vidas no se corresponden con la verdad que dicen profesar. El cristianismo es visto en algunos lugares como un mero discurso o dicho de otra manera: “un simple fenómeno cultural” pero no como algo que se traduce en una vida verdaderamente transformada por el poder de Dios.
Hay un llamado que proclamar y es a que los que dicen ser cristianos vivan como es digno de su vocación.
En el texto que consideraremos; veremos la manera en que el apóstol Pablo eleva acciones de gracias a Dios por el fruto de fe de los hermanos de Tesalónica, esto como consecuencia de haber sido escogidos por Dios y luego presenta evidencias de esa realidad.

No cabe duda que no hay nada más grato al corazón de un pastor, y más de Dios mismo, que sus hijos evidencien que han sido escogidos por Dios.
Este pasaje se ocupa de mostrar que aquellos que verdaderamente son de Dios lo harán evidente no solo en lo que profesan sino en cómo viven.

Veremos que Pablo desarrolla esto siguiendo el siguiente flujo: primero da gracias a Dios por el fruto de madurez de los hermanos de Tesalónica y luego presenta las marcas visibles de que ciertamente ellos habían creído verdaderamente en el Señor.

Acción de gracias por le certeza de la elección La carta comienza con el clásico saludo del apóstol Pablo, e inmediatamente con una oración de acción de gracias motivada por la evidencia de la fe y los frutos del evangelio en los hermanos de Tesalónica. Los versículos dos y tres muestran tres aspectos por los cuales Pablo da gracias a Dios por los tesalónica:

  • La obra realizada por su fe
  • El trabajo motivado por su amor
  • Constancia sostenida por su esperanza en nuestro Señor Jesucristo

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