Migajas de pan

A las primeras luces del día, antes aún de que saliera el sol, la mujer fue a llamar a los niños: – ¡Vamos, holgazanes, levantaos! Hemos de ir al bosque por leña-. Y dando a cada uno un pedacito de pan, les advirtió-: Ahí tenéis esto para mediodía, pero no os lo comáis antes, pues no os daré más. Gretel se puso el pan debajo del delantal, porque Hänsel llevaba los bolsillos llenos de piedras, y emprendieron los cuatro el camino del bosque. Al cabo de un ratito de andar, Hänsel se detenía de cuando en cuando, para volverse a mirar hacia la casa. Dijo el padre: – Hänsel, no te quedes rezagado mirando atrás, ¡atención y piernas vivas! – Es que miro el gatito blanco, que desde el tejado me está diciendo adiós -respondió el niño. Y replicó la mujer: – Tonto, no es el gato, sino el sol de la mañana, que se refleja en la chimenea. Pero lo que estaba haciendo Hänsel no era mirar el gato, sino ir echando blancas piedrecitas, que sacaba del bolsillo, a lo largo del camino.

Este es un fragmento del conocido cuento de los hermanos Jacob y Wilhelm Grim escrito cerca de 1812 y que cuenta la historia de dos hermanos que son abandonados en el bosque por su padre y su madrastra ante la hambruna y que se ingenian maneras para regresar a casa y sobrevive tanto a la noche como a una mujer malvada que trata de comerlos. 

Y quise usar este elemento de la historia porque creo que ilustra muy bien lo que veremos en el pasaje de hoy. Aunque tenemos a un Moisés que sigue recibiendo instrucciones sobre cómo preparar el lugar donde la presencia de Dios habitaría, visto desde arriba, desde el gran panorama de la biblia, estas parecen ser las piedras regadas en el camino para que el hombre pueda regresar al hogar del que fue expulsado un día por su pecado. Es el camino de regreso a un hogar que si bien todavía es borroso, no cabe duda que tiene el propósito de volver a acercar a los hijos extraviados al Padre que espera en casa. 

En el sermón pasado vivimos que si bien el propósito de Dios, de acuerdo con lo revelado en la Biblia, es habitar en medio de Su pueblo en un lugar; este pasaje es acerca del camino que el hombre debe recorrer para regresar al Dios del que había estado separado por siglos. En algún sentido, Dios quiere hacerle saber a Su pueblo que aunque pueden experimentar algo de Su presencia, todavía eso no es todo lo que está preparado para ellos, que al final del camino se encuentra fu verdadero hogar. 

Y ese es el argumento que quiero proponerles para esta larga sección que comprende los capítulos 26 y 27:

Dios desea habitar en medio de Su pueblo y prepara un camino para que el pueblo se acerca a Él confiadamente. 

Quiero persuadirlos de que los detalles del tabernáculo, los elementos, el atrio y todo lo descrito en estos capítulos, son las marcas en el camino de regreso a la presencia de Dios, el mismo camino que había sido ocultado para el hombre luego de ser expulsado del Jardín del Edén. 

Vamos a ver, por lo tanto, una descripción breve de cada elemento, luego a qué apunta cada uno de dichos elementos y finalmente unas implicaciones prácticas. 

  • Las marcas en el camino 
  • El significado de las marcas en el camino 
  • Implicaciones prácticas 

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