Un dios que no es Dios

En el primer trimestre de este año, en Colombia, 2.133 parejas se han separado, es decir, en promedio 28 cada día y una cada hora.

Según cifras oficiales, en los últimos 10 años, entre enero de 2012 y diciembre de 2021, hay registro de 601.103 matrimonios civiles y de 214.266 divorcios, según datos abiertos de la Supernotariado. Es decir, por cada tres matrimonios se dio un divorcio en Colombia en este periodo.

No creo que necesitemos mucho esfuerzo para concluir que este es un escenario verdaderamente lamentable y que refleja el estado de una sociedad que se aleja cada vez más del sentido de estabilidad, dignidad u honor que envuelven el vínculo del matrimonio. 

Pero más lamentable aún es el ejercicio de analizar las causales por las cuales se presenta esta elevada tasa de divorcios y este es el análisis de una de las autoridades notariales del país:

Tenemos ejemplos de matrimonios absolutamente fugaces, en donde llegan de la luna de miel y ya quieren divorciarse. Entonces, eso quiere decir que las parejas no estaban preparadas… las causas no son graves, que no se comprendieron, el tema económico, que no están dispuestos a contribuir ambos en igual forma para el sostenimiento del hogar que han conformado o simplemente que quieren seguir como llevando la vida de solteros — Eduardo Durán, presidente del Colegio de Notarios de Colombia en una entrevista para un medio de televisión

Lo que vemos aquí lo pudiéramos resumir así: la sociedad de nuestros tiempos tiene un poco entendimiento de lo que significa el matrimonio como un pacto sagrado e irrompible y por eso lo quebranta con tanta facilidad. 

Una de las imágenes con las que hemos descrito la relación de Dios con su pueblo ha sido precisamente la de un matrimonio, con todos sus elementos, incluyendo el pacto; hemos visto también cómo es que Dios planea habitar con Su pueblo y traer su presencia en medio de ellos; pero hoy veremos que mientras Dios estaba disponiendo en su fidelidad el cumplimiento de su pacto en toda plenitud, su pueblo, la esposa de este matrimonio, estaban rompiendo el pacto a solo 40 días de haberse comprometido a cumplirlo. 

Este capítulo que hoy abordaremos presenta la forma en la que Dios y Moisés sobrellevaron el que es quizás el acto de rebeldía más desafiante después de lo sucedido en el huerto del Edén.

Este es el argumento que les propongo desarrollar y que creo es el punto central de este pasaje:

Dios es un Dios fiel y paciente que castiga la rebeldía, pero también muestra misericordia.

El pasaje tiene cuatro movimientos que enmarcan el desarrollo de la narrativa y son precisamente esos movimientos los que vamos a usar como bosquejo para nuestro sermón:

  • Un pueblo que se rebela contra Dios (1-6)
  • Un mediador que intercede por el pueblo (7-14)
  • Un castigo justo por la rebeldía (15-29)
  • Un Dios misericordioso que perdona (30-35)

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