Devocional para el 11 de abril

Versículo base: «Porque aun cuando estábamos con ustedes les ordenábamos esto: Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma. Porque oímos que algunos entre ustedes andan desordenadamente, sin trabajar, pero andan metiéndose en todo.» (2 Tesalonicenses 3:10-11, NBLA)

El trabajo como testimonio cristiano

El trabajo es mas que simplemente un medio para ganarnos la vida. Para el cristiano, es un testimonio de nuestra fe, un reflejo de nuestra comprensión del evangelio y una oportunidad para glorificar a Dios. Paradójicamente, mientras nuestra cultura actual idolatra el trabajo, también glorifica las vías rápidas hacia la riqueza sin esfuerzo, creando una relación contradictoria con la labor honesta.

Entendiendo el pasaje

La segunda carta a los Tesalonicenses aborda principalmente la confusión sobre la segunda venida de Cristo. Algunos creyentes, malinterpretando las enseñanzas de Pablo, creían que el regreso del Señor era inminente, tanto que abandonaron sus responsabilidades cotidianas. Si Cristo regresaría pronto, ¿para qué trabajar? Esta actitud produjo dos problemas: se convirtieron en una carga para la comunidad y comenzaron a entrometerse en asuntos ajenos.

Pablo responde con una instrucción directa y sin ambigüedades: “Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma”. Esta no es una negación de la caridad cristiana hacia los necesitados, sino un llamado a la responsabilidad. El apóstol distingue claramente entre quienes no pueden trabajar y requieren asistencia, y quienes pudiendo hacerlo, eligen no hacerlo. La expectativa del regreso de Cristo no exime al creyente de sus responsabilidades terrenales; al contrario, debería motivar una vida ejemplar de laboriosidad y servicio.

Tres verdades bíblicas

  1. La pereza contradice nuestra identidad en Cristo Como seguidores de Cristo, reflejamos la naturaleza de un Dios que trabaja. Desde el principio, vemos a Dios como un trabajador incansable que crea, sostiene y redime. Jesús mismo afirmó: “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo” (Juan 5:17). Tu trabajo, sea remunerado o no, es un reflejo de este aspecto del carácter divino. Cuando abandonas tus responsabilidades, distorsionas la imagen de Dios que estás llamado a reflejar.
  2. La negligencia es robo cuando consume recursos de otros Cuando puedes trabajar pero eliges no hacerlo, obligas a otros a cubrir tus necesidades, apropiándote de recursos que podrían destinarse a quienes verdaderamente no pueden valerse por sí mismos. Esta forma de vida parasitaria es esencialmente una forma de robo, pues tomas lo que no has ganado a expensas de quienes sí trabajan. La comunidad cristiana está diseñada para el apoyo mutuo, no para sostener la negligencia voluntaria de sus miembros.
  3. El trabajo diligente es un testimonio poderoso Tu ética laboral comunica tus valores más elocuentemente que tus palabras. Pablo instruyó a los creyentes a trabajar “tranquilamente” y “comer su propio pan” como testimonio ante los no creyentes. Cómo sabes, los criistianos estamos continuamente bajo el escrutinio de quienes observan cuidadosamente para luego criticar con mordacidad, tu diligencia en el trabajo cierra bocas y abre puertas para el evangelio. La gente notará la diferencia cuando trabajas no solo para agradar a los hombres o acumular riquezas, sino como para el Señor, con integridad, excelencia y alegría en medio de circunstancias difíciles.

Reflexión y oración

El trabajo no vino como consecuencia de la caída; es parte del diseño original de Dios para la humanidad. La redención en Cristo no nos exime del trabajo sino que lo transforma, devolviéndole su propósito original como expresión de creatividad, servicio y mayordomía. La forma en que trabajas hoy, mientras esperas el regreso de Cristo, es tan importante como lo que crees acerca de ese regreso.

Padre, perdona las veces que he tomado atajos, buscado excusas o descuidado mis responsabilidades. Dame la gracia para trabajar diligentemente, no para ganar tu favor, sino porque ya lo tengo en Cristo. Ayúdanos a honrarte con nuestra ética laboral, viendo cada tarea como una oportunidad para glorificarte. Que la manera en que trabajamos abra puertas para hablar de ti. Fortalece a quienes están cansados, guía a quienes buscan empleo, y transforma nuestro trabajo, cualquiera que sea, en un acto de adoración. Amén.

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*Lecturas del plan para hoy:

Levítico 15, Salmos 18, Proverbios 29, 2 Tesalonicenses 3

*Este devocional está basado en el plan de lecturas de Robert Murray M'Cheyne

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Jacobis Aldana, pastor Iglesia Bíblica Soberana Gracia

Sobre el autor de este devocional diario

Este devocional es escrito y narrado por el pastor Jacobis Aldana. Es licenciado en Artes Teológicas del Miami International Seminary (Mints) y cursa una Maestría en Divinidades en Midwestern Baptist Theological Seminary; ha servido en el ministerio pastoral desde 2011, está casado con Keila Lara y es padre de Santiago y Jacobo.