Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis. (Jn 6:26)
Un proverbio secular y anónimo cita: «El amor y el interés se fueron al campo un día, pero más pudo el interés que el amor que le tenia.» La idea es que el amor [entre parejas] en ocasiones puede no ser algo verdadero y la mejor forma de probarlo, es llevándolo a condiciones precarias. Parece que lo mismo sucede con muchas personas que sólo siguen a Dios por las cosas que él puede ofrecerles, pero no por lo que Dios es.
Jesús había multiplicado unos pocos panes y peces haciendo que milagrosamente cinco mil personas que le seguían fueran saciadas de su hambre en pleno desierto. Muchos de los que habían presenciado ese evento sobrenatural comenzaron a hacer grandes esfuerzos para continuar detrás de Cristo; pero él, que conoce los corazones, pronto descubrió que ellos le seguían sólo porque lo veían como alguien que podía saciar sus necesidades de comida, y no como alguien que podía saciar el hambre de su alma.
Mirar a Dios con ojos interesados hace que sea poco relevante lo que él pueda ofrecernos espiritualmente y casi no interesa si él es o no el Salvador de nuestras almas. Muchas personas abarrotan las iglesias domingo tras domingo, pero no para buscar a aquél que se revela como Dios en las Escrituras y en quien puede descansar su alma; sino al que pueda pagar su deuda, devolver a su marido a casa o proveer para la renta.
Oh; no podemos conformarnos con tan poco. Muchas de las personas al oír esto se apartaron de Cristo; pero otros se quedaron., estos decían, ¿a dónde iremos, si solo tu tienes Palabras de vida Eterna?.
Examinemos nuestras motivaciones y revisemos nuestro corazón, para saber si estamos siguiendo a Cristo por los motivos correctos. es mejor hacerlo hoy y cambiar de camino si es necesario, que seguir engañándonos a nosotros mismos y reaccionar cuando ya sea demasiado tarde.