Contra los perturbadores del evangelio

Todos alguna vez nos hemos enfrentado al deseo de ver a los malos recibir su merecido. Si has estado familiarizado con el cine, muy seguramente no eres ajeno a este sentimiento; nos abruma solo pensar que el malvado se pueda salir con la suya, y aunque en el fondo sabemos que en cine los buenos siempre triunfan y los malos son derrotados, nos causa fascinación ver la justicia aplicada sobre aquellos que procuran la maldad.

Si usted ha seguido esta serie, o ha estado siguiendo la lectura de la carta a los gálatas, una cosa segura está en su cabeza: ¿quiénes son esos falsos maestros de los que tanto habla? ¿Cómo pueden ser tan malos? ¿Cómo será su final?

Pues bien, el apóstol Pablo abordará el tema por última vez, pero en esta ocasión para aclarar que por más listos que parezcan los que han entrado encubiertamente para devolverlos al yugo de esclavitud, al final ellos serán derrotados y no tendrán éxito en su intento. Que los malos serán desechados y los que son del Señor serán preservados de su maldad.

Siguiendo con el argumento que iniciamos en el capítulo 5, debemos decir que los creyentes unidos a Cristo están en libertad por la fe, que no deben volver al yugo de esclavitud sin perseverar en esperanza y que cualquiera que perturbe esa carrera de los hijos de Dios, tendrá que vérselas con él en el día del juicio.

Este no es un texto con mucha estructura. Hay varios pensamientos de Pablo que parecen sueltos y tienen diferente tono, pero están ligados a una sola idea: confío en el Señor que ustedes serán guardados y que esos falsos maestros, que no hablan en nombre de Dios, serán juzgados.

Veremos entonces esta última referencia a los falsos maestros que entraron en Galacia siguiendo los siguientes puntos:

  1. Una pregunta retórica sobre la identidad de los perturbadores del evangelio (v7)
  2. Las características y el destino de los perturbadores del evangelio (v 8-12)

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