El evangelio y la ley

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Se conoce como antinomianismo a la idea de que como la fe y la gracia son suficientes para nuestra salvación, entonces la ley es completamente inútil para cristiano y no cumple ningún propósito, por lo que incluso los 10 mandamientos no deben ser considerados como una regla que los cristianos deban observar. Eso, como usted puede imaginarse, desemboca en un serio problema porque hace que los cristianos vivan por el impulso de sus propias conciencias y no guiados hacia aquello que es la voluntad de Dios.

Pero; si la ley dada por Dios a Moisés es inútil para salvar y, tal como vimos, no podemos tampoco menospreciarla por completo como inútil ¿cuál es entonces su papel? ¿Para qué la dio Dios?

Pablo va a responder esta pregunta crucial especialmente luego de haber hablado en los versículos anteriores de que la ley es inferior a la promesa. De hecho, desde el inicio del capítulo 3, el Apóstol ha estado mostrando argumento tras argumento que la salvación viene por la fe y por guardar la ley de Moisés. Que la promesa dada a Abraham es superior a la ley y que la salvación está garantizada por creer y no por obedecer los preceptos de la ley. 

Y quiero que por un momento nos pongamos en el lugar de los de Galacia que había escuchado todas estas enseñanzas desde las Escrituras; que debían circuncidarse, y observar todos los aspectos de la ley dada por Dios a Israel. Ellos debían sentirse confundidos luego de escuchar a Pablo hablar con argumentos tan convincentes y obvios. Debían estar preguntándose ¿entonces qué hacemos con esta ley? Después de todo, antes de Cristo el pueblo de Israel convivió con ella ¿cómo que de repente ya no es importante? Estas eran preguntas honestas y los son muy seguramente para algunos de ustedes que han leído esta carta o han seguido esta serie de sermones.

Lo que Pablo pretende mostrar en este texto entonces es el siguiente argumento:

Si bien la ley no puede salvar al creyente porque no puede producir la salvación, ella si cumple un propósito importante y es hacer evidente el pecado para que entonces, convencidos de pecado podamos correr a Cristo, quien es la promesa de salvación. El propósito de la ley es conducirnos a Cristo.

Y vamos a ver el desarrollo de este argumento conforme vemos las respuestas de Pablo a los interrogantes que estaban surgiendo en la mente de los de Galacia y a los que él se anticipa.

  1. La utilidad de la ley (19-20)
  2. La relación entre la ley y Cristo (21-22)
  3. La funcionalidad de la ley (23-25)

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