Se llama falacia ad hominem (contra el hombre) al tipo de argumento que en un debate pretende desacreditar lo que otro dice basado en un ataque a la persona. Un ejemplo de eso sería decir que si un alcohólico dice que el alcohol es perjudicial lo que dice es mentira solo porque él es un alcohólico.
El apóstol Pablo tuvo que enfrentarse a este tipo de ataques en varias iglesias, pero en ninguna de ellas fue tan frontal y peligroso como en estas iglesias de Galacia. Ellos sugerían que el evangelio que Pablo predicaba no era verdadero porque él buscaba agradar a los hombres y no al Señor, o porque simplemente no era digno de confianza al haber tenido un pasado cuestionable.
Así qué, los falsos maestros que habían entrado en Galacia no únicamente estaban atacando el verdadero el evangelio sino también al portador del mensaje, en este caso a Pablo. Esta es la razón por la que él continúa haciendo defensa de su llamado y pasa ahora a probar que las cosas que se afirman al respecto de que su evangelio viene de los hombres no de Dios no son ciertas.
En este pasaje encontramos la afirmación categórica de Pablo, la que llamaremos tesis, de que su evangelio es verdadero porque no provino de los hombres sino del cielo, y luego veremos los argumentos con los que Pablo defiende su tesis, que son tres específicamente.
La tesis la encontramos en los versículos 11 y 12:
Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.
Este pasaje está conectado con el versículo 10 que vimos la semana pasada donde los falsos maestros de Galacia acusaban a Pablo de predicar un evangelio incompleto porque él estaba agradando a los hombres y no al Señor, así que ahora él quiere dejar claro que el evangelio que él anuncia no viene de los hombres, sino que viene de Cristo mismo. Que lo recibió por medio de una revelación.
El apóstol se está refiriendo específicamente al episodio sucedido en el camino a Damasco cuando el Señor se le apareció diciendo “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”. Él habló de esta experiencia en otras ocasiones y se refirió a ella como una forma extraordinaria en la que el Señor lo llamó directamente al igual que a los otros doce. Esta experiencia era bien conocida, pero los receptores de la carta al parecer estaban actuando como si no conocieran de dicha experiencia.
Pablo está diciendo: a mí nadie me enseñó lo que debía predicar, todo lo que les enseñé lo recibí de arriba. Ahora, alguien pudiera decir que Pablo por lo menos escuchó el sermón de Esteban en Hechos 7 y que algo había escuchado de Cristo. Eso es posible, pero es evidente que él no creía que estas cosas fueran verdad y era precisamente por eso que perseguía a la iglesia. No fue hasta ver a Cristo resucitado que su corazón fue cambiado y que fue convencido de la verdad del Evangelio.,
Pero todavía tenía que probar que estas cosas eran ciertas. Después de todo, ¿por qué esta experiencia de Pablo tenía que ser considerada? ¿No podía acaso levantarse un loco a decir lo mismo y asegurar que una revelación del cielo? ¿Por qué debemos creer en el testimonio de Pablo?
Bueno, en adelante lo que hace el apóstol Pablo es presentar 3 argumentos para defender su tesis y son estas las que le van a dar forma a nuestro sermón:
- Argumento 1: Su vida antes de la conversión (13-14)
- Argumento 2: Su sobrenatural conversión (15-17)
- Argumento 3: Su vida después de la conversión (18-24)