¿Alguna vez te has preguntado qué es lo que sostiene tu fe? ¿Qué es lo que hace que sigas siendo cristiano? Yo sé que puedes estar pensando en tu experiencia de conversión, el compañerismo de la iglesia o la obra inexplicable del Espíritu y puedo haber algo significativo en cada una de esas cosas, pero me refiero a lo que hace que tu fe como cristiano sea diferente a cualquier otro credo o confesión religiosa. La mayoría de cristianos encontraría problemas en preguntas como esas porque su fe está basada en las experiencias, las relaciones o verdades superficiales, pero hay una verdad sobre la cual el cristianismo se cae o se levanta y es que Cristo resucitó de entre los muertos.
Todo lo que creemos acerca de Dios, la Biblia, la eternidad, todo descansa en un hecho histórico probado pero poderoso para los creyentes: Jesús se levantó de la tumba para garantizar la vida eterna de los que creen.
Después de abordar tan ampliamente el tema de los dones y como deben usarse para la edificación de la iglesia, Pablo salta a abordar un nuevo tema relacionado también con los múltiples problemas de práctica pero también doctrinales de los hermanos de la Iglesia de Corinto quienes, al parecer, influenciados por la filosofía platónica del dualismo, habían restado importancia a la parte material y solo veían como importante lo espiritual, lo que dicho sea de paso, se convirtió en la manera de justificar muchos de sus pecados, pero también los llevó a caer en el error de cuestionar la resurrección de los cuerpos en el futuro, porque según ellos la materia, el cuerpo es solo un cascarón, así que ¿para que tenerlo en el futuro? Y con este planteamiento ponían en peligro incluso la naturaleza misma del Evangelio.
Ellos habían diseñado su propia doctrina de la resurrección y también sus propias ideas acerca de la eternidad y el estado del cuerpo después de la muerde. Así que Pablo les escribe para alertarlos del peligro de hacer proliferar esas falsas enseñanzas pero también los anima a recordar la verdad céntrales del Evangelio, las que él mismo ya les había anunciado desde el principio.
Así que nosotros vamos a abarcar toda esta porción en dos sermones. El primero acerca de la doctrina de la resurrección y sus implicaciones (1-34) y el estado eterno de los cuerpos (35-58)
El punto de nuestro texto sigue la línea del argumento de Pablo: Cristo resucitó y hay evidencias contundentes de ese hecho, si alguien niega la resurrección de los cuerpos en el futuro, niega que Cristo también resucitó y esos es un peligro, pero si alguien cree en la resurrección de Cristo entonces también en la resurrección d ellos cuerpos.
Así que, en lo que respecta a este sermón lo veremos a la luz de los siguientes encabezados:
- La realidad histórica y verídica de la resurrección
- Las implicaciones negativas de la resurrección
- Las implicaciones positivas de la resurrección