Nosotros hemos visto en los sermones anteriores la manera en que JESUCRISTO es presentado como el mesías, el hijo de Dios. Vimos el testimonio de Juan el Bautista y aún el testimonio del padre. También vimos que el propósito de ese Jesús es anunciar el evangelio del Reino y llamar a los pecadores al arrepentimiento; en el sermón pasado vimos que él no va a hacer eso solo, pero ahora conviene preguntarnos ¿con qué autoridad y en nombre de quién él va anunciar su reino o llamar a los pecadores al arrepentimiento?
Algo más o menos así nos encontramos al inicio de la nación de Israel en el libro de Éxodo. Dios manda a Moisés para que sea el libertador de su pueblo de los egipcios a lo que Moisés pregunta: en nombre de quién iré, quién me envía, y el Señor responde: Yo soy te envía. En otras palabras, tu autoridad es mi nombre y para probarlo el Señor hace un par de milagros en presencia de Moisés: La vara se convirtió en una serpiente y su mano fue restaurada de una lepra.
Pues bien, lo que nosotros veremos en esta larga porción que estudiaremos es una vez más a Jesús mismo, el hijo de Dios, mostrando su autoridad para anunciar Su Evangelio y para llamar a los hombres a la libertad por medio del arrepentimiento.
Veremos entonces hoy nuestro texto dividido en tres encabezados:
- La autoridad de la enseñanza de Jesús,
- La autoridad de Jesús sobre los demonios y
- La autoridad de Jesús sobre la enfermedad.
(Te invitamos a ver la enseñanza completa en el enlace que se encuentra en esta publicación, o seguir leyendo descargando el archivo en Pdf de la enseñanza)